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estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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0 MASARYKOVA UNIVERZITA Filosofická fakulta Ústav románských jazyků a literatur Petra Škrdlová ESTRUCTURA DE LOS TÉRMINOS ARQUITECTÓNICOS EN LA LENGUA ESPAÑOLA Bakalářská diplomová práce Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. Brno 2008
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Page 1: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

0

MASARYKOVA UNIVERZITA

Filosofická fakulta

Ústav románských jazyků a literatur

Petra Škrdlová

ESTRUCTURA DE LOS TÉRMINOS

ARQUITECTÓNICOS EN LA LENGUA ESPAÑOLA

Bakalářská diplomová práce

Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D.

Brno

2008

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1

Prohlašuji, že jsem diplomovou práci vypracoval/a

samostatně s využitím uvedených pramenů a literatury.

……………………………………………..

Brno 2008

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2

Děkuji Mgr. Ivo Buzkovi, Ph.D. za poskytnuté konzultace a cenné rady, které mi napomohly

při zpracování bakalářské diplomové práce, a za velice vstřícný přístup.

Page 4: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

3

Índice

Introducción ........................................................................................................... 5

1. Formación de palabras nuevas ........................................................................ 7

1.1. Componentes internos de las palabras ............................................................................. 7

1.2. Clases de palabras ............................................................................................................ 8

2. Composición ..................................................................................................... 10

2.1. Sinapsia .......................................................................................................................... 10

2.2. Disyunción ..................................................................................................................... 11

2.3. Contraposición ............................................................................................................... 12

2.4. Yuxtaposición ................................................................................................................ 13

2.5. Prefijos vulgares ............................................................................................................ 14

3. Derivación ........................................................................................................ 15

3.1. Prefijos cultos ................................................................................................................ 15

3.2. Sufijos ............................................................................................................................ 16

3.2.1 Sufijación apreciativa .............................................................................................. 16

3.2.2 Sufijación no apreciativa ......................................................................................... 17

3.3. Interfijos ........................................................................................................................ 19

3.4. Derivación regresiva ...................................................................................................... 20

3.5. Conversión morfológica ................................................................................................ 20

4. Parasíntesis ...................................................................................................... 21

4.1. Adjetivos parasintéticos ................................................................................................. 21

5. Historia de la lengua española e inmigración léxica .................................... 23

5.1. Estudio del préstamo ..................................................................................................... 26

5.2. Clasificaciones del préstamo ......................................................................................... 26

5.2.1. Préstamo cultural, íntimo y dialectal ..................................................................... 27

5.2.2. Préstamo léxico ...................................................................................................... 28

5.3. El proceso de integración del préstamo ......................................................................... 28

6. Análisis del corpus ........................................................................................... 31

6.1. Palabras compuestas ...................................................................................................... 31

6.2. Palabras derivadas ......................................................................................................... 34

6.3. Análisis del préstamo según la asimilación gráfica ....................................................... 37

6.4. Etimología de los términos arquitectónicos................................................................... 38

6.4. Textos arquitectónicos ................................................................................................... 41

Conclusión ............................................................................................................ 43

Bibliografía........................................................................................................... 44

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4

Diccionario ........................................................................................................... 46

Imágenes ............................................................. Chyba! Záložka není definována.

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5

Introducción

La arquitectura ha sido considerada tradicionalmente como una de las Bellas Artes junto

con la escultura, pintura, música, literatura, danza y teatro. Su objeto es expresar la belleza y

se puede definir como «arte de proyectar y construir edificios»1. La arquitectura ha tenido

gran importancia a lo largo de toda su historia, ya que no cumple solamente una función

práctica, o sea de diseñar construcciones, sino también una función estética. Sus principios se

remontan ya a la Antigüedad Clásica. La evolución histórica de la arquitectura es muy

notable, de modo que en cada edificación se reflejan rasgos y características propias de la

cultura o de la civilización humana de su momento de construcción. Así nos podemos

encontrar por ejemplo con arquitectura prehistórica, romana, griega, románica, gótica,

barroca, moderna, andina o islámica, entre otras.

Nosotros nos proponemos abordar este tema desde el punto de vista lingüístico, es decir, el

objetivo del presente trabajo es el análisis lingüístico de los términos arquitectónicos en la

lengua española. En este campo —como en todos los otros campos de la lengua o en la lengua

como tal— surge la necesidad de designar nuevas ideas. Para satisfacer dicha necesidad la

lengua española aprovecha varios recursos para innovar y cambiar el léxico. Estos recursos

pueden tener carácter morfológico, semántico o estrictamente léxico.

Este trabajo lo dividiremos en dos partes. La primera parte será teórica y va a tratar los

procedimientos de los que se sirve la lengua española para enriquecer su léxico. En la segunda

parte nos dedicaremos al análisis de la terminología de la arquitectura aunando los

conocimientos de la primera parte con los términos arquitectónicos del apéndice.

En los primeros capítulos nos centraremos en los mecanismos de la formación de palabras

nuevas de los cuales dispone la lengua española. Todos los fenómenos estudiados van

acompañados de abundantes ejemplos que están estrechamente relacionados con el tema del

presente trabajo, es decir, con la arquitectura. Vamos a dedicar los siguientes capítulos a la

problemática de la inmigración léxica, o sea de los préstamos. A la incorporación de voces

ajenas le prestamos mucha atención dado que un número significativo de los términos que se

utilizan en la arquitectura han sido integrados y asimilados a la lengua española como

préstamos.

1 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española [en línea]. 22ª edición. En: www.rae.es

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6

Debido al hecho de elegir un tema tan específico no vamos a tratar en profundidad todos

los procedimientos, ya que esto no es objetivo prioritario del presente trabajo. Respecto a los

términos analizados nos limitaremos, especialmente, a los procesos donde el resultado es un

sustantivo o un adjetivo. Tampoco nos hemos propuesto crear una lista exhaustiva de prefijos,

sufijos o elementos cultos para la formación de palabras sino que nos vamos a centrar en los

procesos que resultan tener un elevado grado de productividad en la terminología

arquitectónica.

En la segunda parte analizaremos las voces de la terminología arquitectónica que aparecen

en el apéndice demostrando los datos reunidos con los gráficos.

Dicho apéndice consta de más de 400 términos que están ordenados alfabéticamente lo que

facilita la orientación del lector. Por supuesto, no hemos abarcado todos los términos que se

relacionan con la arquitectura así que el presente trabajo no ofrece una lista completa de esta

terminología. Los términos analizados están sacados de varias publicaciones específicas que

tratan el tema de la arquitectura. Todas estas publicaciones aparecen en la bibliografía. Las

definiciones de los términos provienen del Diccionario de la Lengua Española de la Real

Academia Española y del Diccionario clásico de arquitectura y bellas artes, los cuales se

presentan también en la bibliografía.

Al final del presente trabajo se encuentran varias imágenes de la arquitectura en Andalucía

como muestra concreta de algunos términos arquitectónicos. Igualmente se presentan varios

bocetos.

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7

1. Formación de palabras nuevas

La lexicogenesia, es decir la formación de palabras, es una rama de lingüística que se

ocupa de los mecanismos por los que se han creado nuevas unidades léxicas a lo largo de la

historia de la lengua.

Tradicionalmente se distinguen dos procedimientos de los que dispone la lengua para la

creación de nuevas lexemas: se designan la composición y la derivación.

Estos dos procedimientos son de tipo morfológico, es decir, se consideran fundamentales

en la morfología léxica, y la diferencia entre ellos consiste en que: «En la composición

participan dos o más unidades léxicas que pueden aparecer libres en la lengua, mientras que

en la derivación hay un elemento (gramatical) que no.»2 Estas unidades léxicas pueden ser ya

existentes en el lenguaje o se pueden tomar de otras lenguas, lo que se denomina

incorporación de voces ajenas.

No obstante, hay otros lingüistas, como por ejemplo José Alberto Miranda3, que no siguen

la concepción tradicional sino que distinguen tres procedimientos de la formación de palabras:

la composición, la prefijación (dentro de esta categoría se diferencia entre los prefijos

vulgares y los prefijos cultos) y la sufijación. En el presente trabajo vamos a seguir la división

tradicional.

1.1. Componentes internos de las palabras

La rama de lingüística que se ocupa de la estructura de las palabras, o sea de la forma y de

las funciones de sus componentes internos, se designa morfología. Estos componentes

internos son unidades mínimas con significado que carecen de existencia autónoma en el

habla. Leonardo Gómez Torrego4 distingue tres tipos de estas unidades significativas que se

suelen denominar morfemas:

2 ALVAR EZQUERRA, Manuel. La formación de palabras en español. Madrid: Arco/Libros, 2002, pág. 22. 3 MIRANDA, José Alberto. La formación de palabras en español. Salamanca: Ediciones Colegio de España,

1994, pág. 53. 4 GÓMEZ TORREGO, Leonardo. Gramática didáctica del español. Madrid: Ediciones SM, 2000, pág. 16.

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8

Morfema léxico o lexema o raíz es la parte de la palabra que soporta el significado léxico

sin tener, por sí sola, ninguna función gramatical ni sintáctica. Por esta razón, su estudio

corresponde a la semántica. El significado central es común a todas las palabras de la misma

familia: arco, arcada, arquería, arquear, arqueo, arquero.

Morfemas afijales o derivativos se subdividen en prefijos, sufijos e interfijos y nosotros

vamos a tratarlos con más detalle en el tercer capítulo.

Morfemas flexivos o desinenciales son las terminaciones de la palabra que tienen

únicamente significado gramatical que expresa género, número, persona, tiempo, modo y

aspecto. Por ejemplo, en palabra la abocinad-a, la desinencia –a indica el género femenino;

en columna-s, la desinencia –s indica el plural.

1.2. Clases de palabras

En relación con el número y el carácter de los morfemas, las palabras se clasifican de la

siguiente manera:

Las palabras simples son aquellas que constan de raíz o de base, es decir, la raíz

ensanchada por otro elemento. Igualmente pueden llevar desinencias: arc-o, cell-a. Con el

término desinencia cero se suelen denominar las palabras variables que se caracterizan por la

ausencia de desinencia; se trata sobre todo de nombres: altar, can.

Las derivadas son las palabras que añaden a la raíz o a la base, por delante o por detrás, un

afijo (o varios). Eva Spitzová5 distingue, además, entre las palabras que se derivan de una

palabra simple, a las cuales les da la denominación de derivados primarios, y las palabras que

se forman de una palabra ya derivada, o sea derivados secundarios.

plata > platero > plateresco

reja > enrejar > enrejado

celo > celoso > celosía

Las palabras compuestas se caracterizan por la combinación de dos o más raíces. No

obstante, la clasificación de este tipo de palabras es la más difícil y provoca la mayor

5 SPITZOVÁ, Eva. Morfología española. Brno: Masarykova univerzita, 2001, pág. 11.

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incertidumbre debido al hecho de no haber unanimidad entre los lingüistas. Algunos

gramáticos hablan de compuestos en el caso de dos palabras autosemánticas que forman una

unidad sintagmática: arco arbotante, o incluso en el caso de frases nominales prepositivas:

alero de chaperón. Se duda, asimismo, si las palabras formadas con un prefijo vulgar deben

considerarse compuestas o prefijadas. Nosotros incluimos todos estos casos en la

composición.

El último tipo de palabras son las parasintéticas y suelen interpretarse de dos maneras

diferentes. Como palabras que constan de dos elementos compositivos y un sufijo:

mam-post-ero, pica-pedr-ero; o como palabras en las que se aplican a la vez la sufijación y la

prefijación con la particularidad de que la palabra no tiene existencia autónoma sólo con el

prefijo, o sólo con el sufijo: a-bocina-do, a-dintel-ado, en-viaj-ado.

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2. Composición

La composición es un procedimiento léxico que consiste en la combinación de por lo

menos dos lexemas independientes formando un lexema nuevo.

Los compuestos pueden ser ortográficos o sintácticos. Los primeros están gráficamente

unidos, y por eso no cabe ninguna duda de que se trata de una estructura compuesta. En los

compuestos sintácticos, también llamados sintagmáticos, los constituyentes expresan una idea

única. A pesar de no formar una estructura gráficamente unida, los componentes de aquellos

sintagmas «constituyen una unidad semántica y mantienen relaciones sintácticas semejantes a

las que presenta una estructura frástica u oracional.»6

Como ya hemos dicho antes, los elementos participantes en la composición tienen una

existencia autónoma en la lengua, o sea, pueden actuar como palabras por sí mismos. Por esta

razón, se puede considerar como parte de la composición también la composición por prefijos

vulgares, puesto que estos elementos se pueden presentar en la lengua de forma independiente

como preposiciones.

Según el grado o la forma de la unión se distinguen dentro de la composición las siguientes

subcategorías.

2.1. Sinapsia

En la composición por sinapsia intervienen dos o más unidades léxicas que no están

gráficamente unidas. Este proceso tiene una enorme productividad en los lenguajes científicos

y técnicos, ya que «permite la especificación detallada del significado, y la clasificación en

series gracias a su rasgo distintivo»7, lo que podemos demostrar con los siguientes ejemplos:

alero de chaperón arco a regla bóveda de aljibe

alero de cornisa arco de diafragma bóveda en cañón

alero de mesilla arco por tranquil bóveda por arista

6 LANG, Mervyn Francis. Formación de palabras en español. Madrid: Ediciones Cátedra, 2002, pág. 91. 7 ALVAR EZQUERRA, Manuel. La formación de palabras en español. Madrid: Arco/Libros, 2002, pág. 24.

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La relación sintáctica entre los miembros se expresa mediante varias preposiciones, entre

las cuales prevalece la preposición de, aunque en algunos casos ésta se puede sustituir por

otras preposiciones manteniéndose el mismo significado:

bóveda de cañón = bóveda en cañón

bóveda de arista = bóveda por arista

En las construcciones sinápticas los participantes mantienen entre sí relaciones sintácticas;

por eso no es posible cambiar el orden de los miembros, sustituir uno de los miembros por

otro del mismo significado ni añadir el artículo al segundo componente. Así pues, no existen

las formaciones como:

*arco por el tranquil

*bóveda en el cañón

El resultado de estas formaciones es un adjetivo o un sustantivo y tiene estructura de

determinado + determinante. Los dos elementos mantienen su forma léxica plena.

Las formaciones preposicionales pueden ser sustituidas por las adjetivales que vamos a

tratar en el capítulo siguiente.

arco de diafragma = arco diafragmático

2.2. Disyunción

En la disyunción participan dos elementos de carácter nominal, donde el segundo puede

ser un sustantivo o un adjetivo.

Si se unen dos sustantivos, la relación semántica entre ellos es de comparación o de

similitud (arco crucero, arco arbotante, bóveda esquifada). Sin embargo, hay que mencionar

que este tipo de creaciones no tiene mucha vitalidad en la lengua.

La formación sustantivo + adjetivo en relación disyuntiva tiene una estructura

denominación + especificación o calificación. Las formaciones de esta categoría en la que el

segundo elemento guarda su significado propio, causan mucha vacilación en la definición,

puesto que sería posible interpretarlas como unidades sintácticas libres. No obstante, a

diferencia de enunciados libres, estas unidades lexicalizadas mantienen relación semántica.

Page 13: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

12

«Su coherencia semántica, o sea, su lexicalización, se manifiesta por la imposibilidad de

inserción de determinantes adverbiales (la no separabilidad de sus constituyentes).»8Así que

no existen formaciones como:

*arco muy ciego

*viga bastante maestra

Las formaciones por disyunción resultan bastante productivas en la terminología

arquitectónica, dado que permiten especificar o modificar el concepto nuclear. Los ejemplos

siguientes muestran la gran variedad de modificaciones y especificaciones.

arco botarete arco degenerante arco toral

arco carpanel arco ojival

arco ciego arco realzado

bóveda baída bóveda encamonada bóveda tabicada

bóveda claustral bóveda fingida

columna ática columna exenta columna jónica

columna corintia columna fajada columna rostral

columna estriada columna gótica columna toscana

escalera catalana escalera excusada escalera falsa

2.3. Contraposición

En este tipo de formación los elementos participantes se unen gráficamente por un guión.

Los elementos suelen ser adjetivos, pero también pueden intervenir dos sustantivos. No

obstante, en el segundo caso (en la combinación de dos sustantivos), se puede omitir el guión:

«la norma académica admite ambas variantes recomendando la de sin guión.»9

8 BARTOŠ, Lubomír; VALÍKOVÁ, Hana. La formación de palabras en español. Brno: Masarykova univerzita,

2002, pág. 17. 9 BARTOŠ, Lubomír; VALÍKOVÁ, Hana. ob. cit., pág. 18.

Page 14: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

13

Los compuestos por contraposición pueden ser un adjetivo o un sustantivo empleado en

función determinativa, o calificativa, y su estructura sintáctica es de coordinación. Sirvan

como muestra estos ejemplos:

greco-romano pila-estribo

2.4. Yuxtaposición

Yuxtaposición es otro procedimiento de formación de palabras en virtud del cual, a partir

de dos lexemas se crea uno nuevo en el que no se produce la unión gráfica por guión, sino que

los componentes se escriben como sola una palabra. Como dice Alvar Ezquerra: «La fusión

gráfica de los elementos participantes en el compuesto es total, así como su lexicalización y

su gramaticalización.»10

Las formaciones ortográficas se pueden analizar desde varios puntos de vista; según la

categoría gramatical de la palabra resultante, la categoría de los elementos participantes o

según las relaciones semánticas y sintácticas que estos dos elementos guardan entre sí.

Según la categoría gramatical de los componentes que intervienen en las formaciones se

han establecido las siguientes categorías:

SUSTANTIVO + SUSTANTIVO: casapuerta

SUSTANTIVO + ADJETIVO: mampuesto

ADJETIVO + ADJETIVO: grecorromano

ADJETIVO + SUSTANTIVO: altorelieve, bajorrelieve, curvilíneo

ADVERBIO + VERBO: malversar

ADVERBIO + SUSTANTIVO: menoscabo

ADVERBIO + ADJETIVO: bienaventurado

VERBO + SUSTANTIVO: pasamano, tragaluz, tapajuntas, parteluz, guardamalleta

VERBO+ VERBO: ganapierde

PREP + SUST (véase el capítulo siguiente)

Nosotros vamos a limitarnos en el presente trabajo a las formaciones cuyo resultado es un

sustantivo o, en menor medida, un adjetivo.

10 ALVAR EZQUERRA, Manuel. ob. cit., pág. 31.

Page 15: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

14

2.5. Prefijos vulgares

Como ya hemos mencionado, las formaciones por prefijos vulgares se consideran

tradicionalmente como parte de la composición, ya que la forma de este tipo de prefijos

coincide con las preposiciones. Por esta razón estos prefijos se pueden denominar también

«partículas compositivas separables».11

Sin embargo, hay lingüistas que no distinguen entre los prefijos vulgares y los cultos e

interpretan estas formaciones simplemente como prefijadas, enfocando esta problemática

desde el punto de vista funcional.

Alvar Ezquerra define los prefijos vulgares como átonos, antepuestos a la base léxica que

puede ser un sustantivo, un adjetivo o un verbo. En el último caso se trata según él de

formaciones parasintéticas, que vamos a tratar más abajo.

Desde el punto de vista funcional los prefijos pueden ser de negación (contra-), locativos

(ante-, entre-) o temporales. Otros tipos se refieren más bien a los prefijos cultos. A

continuación vamos a ver algunos ejemplos de este tipo de composición.

antepecho contraalmohadón entrepilastra

antepuerta contrabocel entrepiso

antesala contrafuerte

11 BELLO, Andrés. Gramática de la lengua castellana: destinada al uso de los americanos. Madrid: Arco

Libros, 1988, pág. 197.

Page 16: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

15

3. Derivación

Otro procedimiento léxico de la creación de las palabras nuevas de que dispone la lengua

se denomina la derivación. Este procedimiento siempre ha resultado muy productivo a lo

largo de la historia de la lengua española.

Las palabras derivadas se crean mediante afijos, es decir, elementos inseparables, que se

anteponen o posponen a una palabra ya existente en la lengua. Los afijos provocan

modificaciones de significado y, en menor medida, pueden producir cambios de categoría

gramatical de la palabra original.

3.1. Prefijos cultos

Los prefijos cultos o también llamados prefijoides, se anteponen a la base léxica y se

definen como:

«elementos constitutivos de palabras, de origen griego o latino, que resultan altamente productivos en

el léxico moderno, y que dan lugar a formaciones cuyo estatuto gramatical ha sido objeto de

controversia: para unos, se trata de compuestos, mientras que otros señalan que se trata de formaciones

sometidas a un proceso de afijación.»12

El prefijo nunca causa cambios de la clase gramatical de la base léxica. Dicho de otra

manera, el nuevo lexema dispone de la misma categoría gramatical como la palabra de la que

se deriva. Los prefijos cultos proliferan en los lenguajes especializados. Sin embargo, en la

lengua general no suelen aparecer con tanta frecuencia.

A continuación vamos a observar algunos ejemplos distinguiendo varios tipos de prefijos.

No obstante, no se presenta la lista completa de todos los prefijos ya que esto no corresponde

al objetivo del presente trabajo.

PREFIJOS LOCATIVOS (circun-, inter-, sub-, trans-, ultra-, etc.):

circunferencia intercultural transversal

intercolumnio subsuelo ultrapuertos

intermedio subterráneo

12 MIRANDA, José Alberto. ob. cit., pág. 56.

Page 17: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

16

PREFIJOS TEMPORALES (pre-, pos-/post-, etc.):

preclásico prerromántico postmoderno

PREFIJOS DE INTENSIFICACIÓN (hiper-, super-, ultra-, etc.):

hiperboloide superestructura

PREFIJOS DE CANTIDAD Y TAMAÑO (tri-, poli-, semi-, uni-, etc.):

poligonal triglifo semicircular

triangular tripartido unilateral

3.2. Sufijos

Como ya hemos dicho antes, el prefijo nunca altera la clase gramatical del radical. Por el

contrario, los sufijos suelen imponer su categoría gramatical a la base léxica e igualmente

pueden modificar el género de la base a la que se adjuntan.

La lengua española dispone de un extenso repertorio tanto de sufijos apreciativos como de

sufijos no apreciativos. Los sufijos son polivalentes, es decir, tienen capacidad de poseer

distintos valores y, a su vez, no están especializados en un significado, así que una misma idea

se puede expresar por distintos sufijos. Los morfemas derivativos se caracterizan

particularmente por un elevado grado de alomorfía.

La estructura sintáctica que mantienen entre sí los componentes es de yuxtaposición y

algunas veces se intercala entre ellos un interfijo. Sin embargo, según Mervyn F. Lang13 estos

elementos, fonemas o sílabas, que están insertados entre la base y el sufijo, forman solamente

varientes alomórficas de un sufijo.

3.2.1 Sufijación apreciativa

Estas creaciones se forman a partir de la base léxica (ya existente en la lengua) mediante

los sufijos apreciativos, también llamados afectivos o expresivos. Los sufijos mencionados no

causan, salvo en muy contados casos, cambio de la categoría gramatical, pero lo que alteran

es el significado semántico de la base léxica a la que se añaden. Se diferencian tres tipos de

13 LANG, Mervyn Francis. ob. cit., pág. 25

Page 18: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

17

sufijos apreciativos: diminutivos, aumentativos y peyorativos (o despectivos). Nosotros no

vamos a tratar el último tipo, dado que no corresponde al objetivo del presente trabajo.

De los sufijos aumentativos resulta más productivo el sufijo -ón, como puede observarse

en los siguientes ejemplos:

baquetón

canalón

faldón

frontón

goterón

jarrón

listón

machón

pendolón

pilón

rosetón

torreón

Como ejemplo de otro sufijo aumentativo podemos mencionar:

pilarote ventanal

Los diminutivos creados por los sufijos -illo/-illa, -ín/-ina, -ete/-eta:

alcantarilla

aldabilla

balconcillo

barandilla

bovedilla

buhardilla

junquillo

rasilla

baldosín hornacina

aleta

bocelete

docelete

panderete

templete

vigueta

En algunos casos los sufijos que pertenecen a la categoría de diminutivos o de

aumentativos pierden ese significado como se sucede, por ejemplo, en los términos

arquitectónicos dado que se trata de formaciones lexicalizadas.

3.2.2 Sufijación no apreciativa

La sufijación no apreciativa es otro procedimiento derivativo que consiste en la adición de

un sufijo a una base léxica. A diferencia de la sufijación apreciativa, los sufijos no

apreciativos presentan la particularidad de cambiar también la categoría gramatical. Mediante

el sufijo se presta a las nuevas palabras otro significado, ya que el sufijo posee un valor

especificativo, y asimismo puede provocar una modificación en la función.

Page 19: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

18

Si el resultado de este tipo de formaciones es un derivado nominal, hablamos del

fenómeno morfológico llamado nominalización. Analógicamente se habla de adjetivización,

verbalización o adverbialización. Nosotros vamos a analizar solamente los derivados

nominales y adjetivales tomando en cuenta también la categoría sintáctica de la palabra

primitiva.

DERIVADOS NOMINALES (-ado/-ada, -al/-ar, -ero/-era, -ería, -ía, -ante/-ente, -or/-dor,

-ura/-dura, -mento/-miento,-izo/-dizo, -amio, -ario)

- denominales:

arcada

artesonado

balaustrada

esquifada

portada

terrado

barandal pilar ventanal

alero

cristalera

crucero

doselera

tablero

vidriera

arquería

crestería

gradería

mampostería

sillería

tracería

aldabía

moldura nervadura

abovedamiento cornisamento

pasadizo

campanario

- deverbales:

almohadillado

alzado

enrejado

esgrafiado

forjado

basamento entablamento revestimiento

montante tirante

mirador

Page 20: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

19

voladizo

andamio

- deadjetivales:

celosía

cobertizo

DERIVADOS ADJETIVALES (-oide, -al,-ado/-ido, -esco, -ante)

- deverbales:

abocinado

apuntado

corrido

fingida

realzado

rebajado

degenerante

- denominales:

ataudada

plateresco

hiperboloide

poligonal ojival

3.3. Interfijos

Los interfijos, también llamados infijos o afijos residuales, son elementos átonos que se

sitúan intercalados entre la base léxica y el sufijo facilitando la pronunciación de las palabras

derivadas. Tienen función morfofonemática y, en algunos casos, obtienen también función

diferenciadora. Al contrario, carecen de función significativa o gramatical.

can-ec-illo, balcon-c-illo, horn-ac-ina

Es posible incluir en esta categoría asimismo los sufijos diminutivos, definiéndolos como

interfijos más la marca gramatical: aldab-ill-a.

Page 21: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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3.4. Derivación regresiva

La derivación regresiva, también llamada sufijación cero o derivación postverbal, es un

tipo de derivación en el que se produce lo contrario de lo que hemos observado hasta ahora.

La palabra resultante posee «un cuerpo formal inferior al que poseían en su forma

primitiva».14 Dicho de otra manera, la palabra original es más larga en cuanto al número de

letras que la palabra derivada. En efecto, se provoca un acortamiento fonológico.

Los nuevos lexemas suelen terminar en desinencias -a, -e, -o, -eo que se añaden a la raíz

verbal:

aparejo junta remate

arranque mampara repisa

basa pilastra soporte

La nominalización deverbal mediante una sola vocal va sustituyendo la nominalización por

sufijos tradicionales, como -dura, -ción o -miento, respetando así la economía lingüística;

además estos derivados resultan más aceptables en las estructuras sintagmáticas.

3.5. Conversión morfológica

Mediante la conversión morfológica, que es un procedimiento de tipo morfológico, un

lexema adquiere las características de otra categoría gramatical sin la necesidad de añadir un

sufijo, por lo que se suele denominar la sufijación nula.

arabesco, ca > el arabesco grutesco, ca > el grutesco

plateresco, ca > el plateresco

14MIRANDA, José Alberto. ob. cit., pág. 148.

Page 22: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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4. Parasíntesis

Desde el punto de vista restrictivo se pueden considerar como formaciones parasintéticas

sólo aquellas en las que se aplica la composición y la sufijación de modo simultáneo, «con la

condición de que no exista de forma aislada en la lengua el segundo elemento del compuesto

con ese sufijo.»15

Es decir quinceañero es una creación parasintética, ya que añero no existe como elemento

independiente en la lengua. Este tipo se denomina la parasíntesis en composición y es poco

productivo en la lengua española.

En el sentido más amplio podemos distinguir otro tipo de parasíntesis, la parasíntesis por

afijación. Se trata de un tipo de formación de unidades léxicas que consiste en la aplicación

simultánea de la prefijación y de la sufijación. El producto de este proceso puede ser de una o

dos etapas, como se aprecia en los siguientes ejemplos:

1. abovedar (no existe aboveda ni bovedar)

adintelado (no existe adintel ni dintelado)

enrejar (no existe enreja ni rejar)

2. bocinar > abocinar > abocinamiento

bóveda > abovedar > abovedamiento

A continuación nos centraremos en la categoría gramatical del adjetivo, ya que está

relacionada con nuestro tema, aunque la más productiva resulta la del verbo.

4.1. Adjetivos parasintéticos

Las formaciones parasintéticas adjetivales consisten en la adición de prefijos y sufijos a la

base nominal o adjetiva.

adintelado apainelado encamonado

aviajado/enviajado

15ALVAR EZQUERRA, Manuel. ob. cit., pág. 66.

Page 23: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

22

Como observamos en el ejemplo aviajado/enviajado, se pueden emplear los prefijos a- y

en-, ya que en este caso tienen el mismo significado.

Otro tipo de los adjetivos parasintéticos está relacionado con verbos parasintéticos, puesto

que se trata de participios pasados que pasan a la categoría gramatical de adjetivos. Estas

formaciones se componen sobre la base mediante diferentes prefijos, de los que prevalecen

los prefijos a- y en- (y su alomorfo -em) y los sufijos -ado, -ido.

abocinado

adosada

apuntado

embebida

entorchada

Page 24: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

23

5. Historia de la lengua española e inmigración léxica

La incorporación de voces ajenas, o sea, voces provenientes de otros idiomas, es otro

procedimiento de creación de nuevas palabras al cual acude la lengua española para

enriquecer su léxico y en el cual no se sirve del material autóctono, como hemos visto en los

capítulos anteriores. Ha tenido gran vitalidad en todas las épocas dado que en España han

vivido distintos pueblos y culturas, que han tenido una gran influencia sobre el español. Los

elementos extranjeros que han sido adoptados por la lengua española suelen venir de los

idiomas de mayor prestigio y poder, sin embargo, no se pueden obviar términos provenientes

de lenguas vecinas menos extendidas.

La mayor parte del vocabulario español tiene su origen en el latín. No obstante, hay varias

lenguas que influyeron o siguen influyendo sobre la española. A continuación, vamos a

observar por orden cronológico cuáles fueron.

Cuando entraron los primeros romanos, a principios del siglo III a. C., en la Península

Ibérica, encontraron allí un mosaico de culturas y lenguas. Se hallaron, aparte del griego y

fenicio, varios idiomas vernáculos pertenecientes a familias lingüísticas muy diferentes:

tartésico, ibérico, celtibérico, lusitano y vascónico. Los únicos conocimientos sobre estas

lenguas los tenemos de las pocas inscripciones que se han conservado o por referencia de

autores antiguos.

Al principio coexistió el latín con las otras lenguas hispánicas prerromanas, sin embargo,

en el transcurso del tiempo, se impuso sobre estas lenguas hasta convertirse en la lengua

materna de la mayoría de los peninsulares. En el siglo V, el latín se vio afectado por la

invasión de los pueblos germánicos pero su limitada influencia lingüística se reduce a unos

pocos elementos léxicos.

En el año 711 se inició una rápida conquista musulmana de Hispania y su dominio terminó

en 1492, con la conquista de Granada y la consiguiente expulsión del territorio español de los

musulmanes que quedaban. Durante su presencia en la Península Ibérica, la influencia árabe

se dejó notar considerablemente en diferentes ámbitos: la agricultura, la cocina, el arte militar

y la arquitectura (alarife, alcoba, azotea, zaguán, ajimez), entre otros. En cuanto a los

arabismos hay que mencionar que la lengua española puede disponer de dos formas del

mismo arabismo, así llamados dobletes, debido a que muchos arabismos modernos han sido

Page 25: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

24

recibidos por la lengua española por medio de las transliteraciones del francés o del inglés

aunque el español ya adaptó el mismo arabismo en la época medieval.

alminar (forma tradicional) frente a minarete (francés).

Durante la primera mitad del siglo XVI, Italia se caracterizó por gran prestigio en el campo

del humanismo y de las artes. Germán Colón Doménech agrega que: «En las artes, el italiano

es rey.»16 El intenso influjo italiano tuvo sus consecuencias para el léxico español no sólo en

el campo de la cultura (arquitectura, pintura, escultura, teatro, literatura y música), sino

también en otras esferas: el comercio, la navegación, la industria, etc. Nosotros nos

limitaremos en nuestro trabajo a los ejemplos de italianismo en la arquitectura. Los siguientes

ejemplos los hemos sacado del capítulo correspondiente del libro Historia de la lengua

española.17

balcón (1514 – 1542, J Boscán) < it. balcone; architrave, arquitrabe (1521 – 1543, Fr. A. de

Guevara) < it. architrave; piedestal (1526, D. de Sagredo), pedestal (1537 – 1556, Anónimo)

y pedestral (1585, Anónimo) < it. piedestallo, piedistallo; festón (1535 – 1552, G. Fernández

de Oviedo) < it. festone; pilastrón (1541, Anónimo) < it. pilastrone; modillón (1582, M. de

Urrea) < it. modiglione; fachada (1599, F . Pacheco) < it. facciata

Otra de las lenguas románicas que ha influido sobre el español ha sido el francés. Esto se

observa en varios ámbitos a lo largo de toda la Edad Media hasta hoy. Se trata de voces

pertenecientes al mundo militar, a la vida religiosa, de la corte o a la gastronomía. En la

terminología arquitectónica el francés es una fuente muy amplia. Los galicismos antiguos se

pueden dividir según la etapa:

- hasta el siglo XV: flecha, plataforma, chapitel, franja, garita, claraboya

- en los siglos XVI y XVII: jamba, extradós, trasdós, bocel, pedestal, dovela

«lintel (1526, D. de Sagredo) < fr. med. lintel, más tarde dintel por disimilación

(1648, J. de Carvajal)»18

- en el siglo XVIII y a pincipios del siglo XIX: dovela, plafón, ojiva

16 COLÓN DOMÉNECH, Germà. Elementos constitutivos del léxico español. En A. Soler, N. Mañé (Eds.),

Para la historia del léxico español, Madrid, Arco/Libros, 2002. Pág. 39. 17 VERDONK Robert.Cambios en el léxico del español durante la época de los Austrias. En R. Cano (Ed.),

Historia de la lengua española. Barcelona: Ariel, 2004. Pág. 897. 18 VERDONK Robert. ob. cit., pág. 902.

Page 26: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

25

Además, el francés sirvió de vehículo transmisor de otras lenguas, por ejemplo: pedestal es

un italianismo que pasó primero al francés y de ahí llegó al español. En realidad, es ya un

galicismo.

Entre otros idiomas románicos que han seguido en contacto con el español cabe

mencionar el gallego, el catalán (porche), el portugués y el occitano (capitel). El catalán

muchas veces, ha sido vehículo para que lleguen al español palabras de otras lenguas,

particularmente del francés o del occitano (chaflán) y del italiano (esquife).

Como ya hemos dicho, la aportación fundamental es la del latín y hemos de tener en

cuenta que el español ha recibido elementos de lengua culta. La mayor parte de estas voces

que se designan cultismos (de origen latino o también griego) se incorporan de modo

indirecto, o sea, de textos latinos, ante todo en la liturgia, o a través de otras lenguas, en

particular, del francés. Son latinismos: acueducto, arquitectura, sarcófago.

Además, actualmente, gracias a los medios de comunicación y la globalización, se ha

aumentado la presencia de extranjerismos en muchas lenguas. En los últimos años ha influido

sobre el español ante todo el inglés, cuya importancia se nota en todas las lenguas europeas

como reflejo de la superioridad en algunos campos técnicos. Sin embargo, nosotros no vamos

a tratar muy detalladamente los anglicismos, puesto que para nuestro tema no resultan tan

importantes como en otros lenguajes técnicos que están fuertemente influidos por el inglés,

como por ejemplo el de la informática o el de la economía.

Cabe mencionar que hay varias lenguas que han influido sobre el español en los años más

recientes. No obstante, esta influencia no es tan notable en el mundo de la arquitectura, y por

eso este tema no lo abordaremos muy detalladamente. Los préstamos culturales19 más

recientes del español son: galicismos modernos, italianismos modernos, germanismos

modernos, catalanismos, galleguismos y vasquismos modernos, voces del ruso, voces del

japonés, lusismos modernos, arabismos modernos y voces de otras lenguas —aunque éstas

suelen ser transmitidas al español a través del francés o del inglés—.

19 A los préstamos culturales nos dedicaremos más detalladamente en el capítulo 5.2.

Page 27: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

26

5.1. Estudio del préstamo

A mediados del siglo XX, el estudio sobre las influencias extranjeras se dividió en dos

tradiciones: la tradición norteamericana y la tradición europea. Estas dos direcciones enfocan

la problemática del préstamo lingüístico desde puntos de vista diferentes. Idénticamente se

sirven de varios instrumentos metodológicos para el análisis de ellos. Por su parte, la primera

«se centra en la influencia del inglés norteamericano (lengua superior y oficial) sobre las

lenguas europeas de diversas comunidades de inmigrantes radicadas en los Estados

Unidos».20 Igualmente, esta metodología se ha aplicado a la influencia del inglés

norteamericano sobre las comunidades francófonas de Canadá, o en algunas zonas de

América Central, como en Panamá o Puerto Rico.

No obstante, esta tradición se ha empleado también para analizar ciertas situaciones de

contacto lingüístico en un mismo territorio como ocurre en algunas regiones bilingües de

Europa meridional y oriental. Aplicando esta metodología a España se estudia la relación

entre el español, o sea la lengua oficial y mayoritariamente hablada, y otras lenguas que

comparten el mismo territorio como el catalán, el gallego y el vasco. Los resultados de esta

situación se denominan préstamos íntimos o interferencias; este término es más preciso y está

mejor fundamentado. Por otro lado, el propósito de la tradición europea es analizar la

influencia léxica entre lenguas europeas de cultura con un estatus relativamente similar pero

que no comparten un mismo territorio, es decir, entre francés, inglés, alemán, italiano y

español. En este caso, el préstamo lingüístico es un reflejo de los intercambios culturales

mutuos entre estas lenguas en una determinada etapa. Los resultados de esta situación se

designan como préstamos culturales y, tradicionalmente, se han estudiado en la estilística y la

dialectología. La transmisión de este tipo de préstamos se suele hacer a través de la lengua

escrita y en los últimos años por medio de los medios de comunicación de masas.

5.2. Clasificaciones del préstamo

Hay varias clasificaciones del préstamo que estudian esta problemática desde diferentes

puntos de vista. No obstante, para nuestra tesina nos resulta útil analizar el préstamo según la

clasificación etnológica y sociolingüística formulada por Leonard Bloomfiel en 1933. Este

autor distingue tres tipos fundamentales de préstamo: cultural, íntimo y dialectal; de los

20 GÓMEZ CAPUZ, Juan. Préstamos del español: lengua y sociedad, Madrid, Arco/Libros, 2004, pág. 13.

Page 28: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

27

cuales el préstamo cultural se considera como el tipo principal, y los otros dos tipos se definen

por oposición a él.

5.2.1. Préstamo cultural, íntimo y dialectal

El préstamo cultural es un reflejo de los intercambios culturales entre las lenguas de

similar estatus que se dan mutuamente y a través de vías indirectas. Este tipo de préstamo se

limita a términos técnicos dado que designa novedades técnicas y culturales. Dentro de este

tipo, diferenciamos los préstamos históricos que la lengua española ha ido recibiendo durante

siglos de los préstamos recientes, aunque sean procedentes de una misma lengua, dado que no

es posible mezclar, por ejemplo, germanismos antiguos (de origen visigótico) con

germanismos modernos. El préstamo histórico fue plenamente asimilado, así que muchas

veces se considera como una palabra patrimonial, y su origen se puede descubrir solamente

mediante un análisis etimológico. Préstamos culturales son, por ejemplo: ábaco, cimacio,

ménsula (del latín); arquivolta, cúpula, modillón (del italiano); bocel, gablete, ojiva (del

francés); etc.

El préstamo íntimo o interferencia surge, en cambio, entre dos lenguas que conviven en un

mismo territorio, en nuestro caso, en España y en la América hispana. Se trata de una

situación de bilingüismo donde el español es la lengua que ejerce gran influencia en todos los

niveles lingüísticos —fónico, morfosintáctico, léxico-semántico— a la lengua vernácula. No

obstante, observamos casos en los que la lengua vernácula influye en el español, lo que se

denomina interferencia retroactiva. Esta interferencia puede aparecer tanto en el nivel

fonológico y morfosintáctico como en el nivel léxico.

Finalmente, Bloomfield clasifica el préstamo dialectal o interno y dice sobre él que «va

más allá de la simple modalidad diatópica y parece extenderse a la idea de préstamo entre

variedades cualesquiera (diatópicas, diastráticas, diafásicas) de una lengua, basado en el

prestigio y la imitación del grupo social más elevado.»21 Nosotros no vamos a tratar con más

detalle este último tipo de préstamo, ya que no corresponde al objetivo de nuestro trabajo.

21 GÓMEZ CAPUZ, Juan. Préstamos..., cit., pág. 32.

Page 29: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

28

5.2.2. Préstamo léxico

Nos limitaremos en este trabajo a los préstamos léxicos dejando de lado los préstamos

semánticos. El préstamo léxico se identifica con la noción misma de préstamo por ser el más

frecuente y consiste en la aportación de una lexía extranjera (significado + significante) a la

lengua receptora. Las tres categorías típicas del préstamo léxico son las siguientes.

El tipo más elemental, importación o préstamo integral, se da cuando se aporta una nueva

lexía sin adaptarse a la ortografía de la lengua receptora, de lo cual surge la diferencia entre el

extranjerismo (bow window) y el préstamo (plafond > plafón). Los híbridos, el segundo tipo

de préstamo léxico, son unidades polimorfemáticas en las que se produce la importación y la

sustitución simultáneamente; en otras palabras, son préstamos en los que «parte del modelo es

importado y parte de él sustituido o calcado.»22 Existen dos variedades: derivados híbridos y

compuestos híbridos. Por último, el calco léxico consiste en la creación de una nueva lexía

compleja sustituyendo una palabra polimorfemática o compuesto nominal de la lengua

modelo por morfemas o lexías simples ya existentes en la lengua receptora. El filólogo

alemán Werner Betz clasificó esta categoría según la modificación formal y conceptual del

modelo extranjero distinguiendo calco literal, aproximado y libre. El calco literal es más fiel

al modelo extranjero: garden city > ciudad jardín; el calco aproximado es otro tipo del calco

en el que se traduce de manera literal sólo una parte: minimal art > minimalismo; y, por

último, calco libre o conceptual que demuestra la mayor independencia formal en cuanto al

modelo: al. Weinbrand > cognac.

5.3. El proceso de integración del préstamo

El préstamo lingüístico es una clase muy extensa y poco homogénea, de tal modo que se

nos presentan numerosas variedades de los elementos extranjeros (préstamos, extranjerismos,

calcos, préstamos semánticos, etc.). A continuación, vamos a abordar más detalladamente la

distinción entre préstamo y extranjerismo que se basa en el grado de la asimilación tanto

gráfica y fónica como gramatical a las normas de la lengua receptora. Ahora bien, para el

análisis de esta problemática se han establecido tres etapas de la integración de los elementos

extranjeros.

22 GÓMEZ CAPUZ, Juan. Préstamos..., cit., pág. 53.

Page 30: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

29

La primera etapa coincide con el momento de la transferencia de un elemento de una

lengua a otra. El uso de este elemento suele ser individual y, en general, limitado a los

lenguajes técnicos y especiales. Lo característico de esta primera etapa de integración es que

la palabra extranjera posee en la lengua receptora un solo significado aunque en su lengua de

origen sea polisémica. Las palabras extranjeras en la primera etapa han recibido varias

denominaciones como xenismos, peregrinismo, palabra-cita, palabra casual, palabra

ocasional o citación. Sin embargo, debido a la falta de adaptación y el uso individual algunos

lingüistas dudan de que se trate de verdaderos hechos de préstamo.

La segunda etapa de la integración es la etapa más larga durante la cual un elemento

extranjero deja de ser un extranjerismo convirtiéndose en un préstamo formalmente

asimilado, de tal modo que llega a no ser sentido por los hablantes de la lengua receptora

como palabra extranjera. Esta segunda etapa, en la que se presenta el proceso de acomodación

a las normas fónicas, gráficas, morfológicas y semánticas de la lengua receptora, suele

denominarse con los siguientes términos: adaptación, asimilación y naturalización.

Seguidamente, presentamos los principales mecanismos asimilatorios.

• Asimilación gráfica. Se produce cuando en la posición final aparece una

consonante no admitida por la lengua española como -t, -k, -p, etc. En este caso

son posibles dos soluciones: la eliminación de la consonante final o la adición de la

vocal -e/-o. Cuando se presenta en el principio de la palabra un grupo consonántico

encabezado por una s- líquida, suele anteponerse una vocal e-. Otros mecanismos

de asimilación gráfica son la simplificación de grupos consonánticos internos, de

consonantes dobles y la sustitución de dígrafos inexistentes en la lengua española

(gl, cch, sh, etc.). Finalmente, tenemos que tener presente la necesidad de colocar

la tilde rigiéndonos por las normas del español.

chalet > chalé gablet > gablete

scalinata > escalinata plafond > plafón

appoggiatura > apoyatura douvelle > dovela loggia >logia

bacchetta > baqueta modiglione > modillón muraglia > muralla

No obstante, hay que agregar que el español actual va perdiendo esta tradicional capacidad

de asimilación, lo que se debe a la mayor internacionalización de las lenguas.

Page 31: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

30

• Asimilación fónica. En las lenguas como en el inglés y en el francés, que

demuestran un gran desajuste entre la forma escrita y la pronunciación, se emplean

varios mecanismos en el proceso de asimilación fónica. Los extranjerismos que se

introducen en el español por vía escrita suelen recibir la llamada «pronunciación

española de la grafía extranjera».23 En cambio, la pronunciación de los

extranjerismos introducidos por vía oral intenta imitar la de la lengua original.

• Asimilación morfológica o gramatical. En la segunda etapa de asimilación la

palabra extranjera tiene que acomodarse a las categorías morfológicas de la lengua

receptora. En el caso del español son las siguientes:

Género. Los criterios de asignación son el género natural o sexo, el género del

equivalente o parasinónimo, la analogía con sufijos correspondientes al género

masculino o femenino o, en algunos casos, la palabra extranjera adquiere el género

masculino por su condición de género no marcado, por ejemplo, el bow window, el

film.

Número. En la formación del plural registramos cuatro casos posibles de la

asimilación morfológica. Se utiliza exclusivamente la forma españolizada en

consonante +es o la extranjerizante en consonante +s. En otras situaciones se

emplean las dos formas o el plural cero.

• Asimilación semántica. Este mecanismo asimilatorio consiste en la integración del

extranjerismo, que suele ser del carácter monosémico, en los campos semántico de

la lengua receptora.

La tercera etapa se caracteriza por la explotación, madurez y creatividad del préstamo. En

otras palabras, en esta última etapa el préstamo asimilado en todos los niveles llega a sentirse

como un elemento patrimonial de la lengua receptora, lo que le permite generar nuevos

elementos mediante los mecanismos morfosintácticos (derivación y composición) o los

semánticos (metáfora, metonimia, generalización).

23 PRATT, C. El anglicismo en el español peninsular contemporáneo, Madrid, Gredos, 1980. En J. Gómez

Capuz, La inmigración léxica, Madrid, Arco/Libros, 2005. pág. 19.

Page 32: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

31

6. Análisis del corpus

En este capítulo nos dedicaremos al análisis de los términos arquitectónicos del corpus.

Primero, analizaremos los elementos que han llegado a sentirse como patrimoniales aplicando

la distinción entre las palabras compuestas, derivadas y parasintéticas. Seguidamente, nos

detendremos en la problemática de los elementos extranjeros. Nos parece útil diferenciar entre

los préstamos asimilados y los no asimilados. Finalmente, analizaremos los términos desde el

punto de vista etimológico. A lo largo del análisis trabajaremos con los datos presentados en

los capítulos anteriores.

6.1. Palabras compuestas

Las palabras compuestas forman un grupo muy significativo en la terminología

arquitectónica gracias a su capacidad de especificar y calificar detalladamente el significado

del término nuclear.

Compuestos por sinapsia:

Alero de cornisa

Alero de chaperón

Alero de mesilla

Almohadillado de caveto

Almohadillado de gola

Almohadillado de inglete

Almohadillado de mayor y menor

Almohadillado en punta de diamante

Aparejo de bóvedas

Aparejo de ladrillo en muros

Arco a nivel

Arco a regla

Arco de herradura

Arco de medio punto

Arco de todo punto

Arco de punto entero

Arco por tranquil

Arco de punto hurtado

Armadura de dos aguas

Arquería de coronación

Bóveda de aljibe

Bóveda de arista

Bóveda por arista

Bóveda de abanico

Bóveda de cañón

Bóveda en cañón

Canecillo de lóbulos

Clave de aspa

Columna de media caña

Cubierta de pabellón

Escalera de caracol

Escalera de tijera

Page 33: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

32

Frontón de roleos

Frontón de volutas

Luneto en esviaje

Peldaño de abanico

Soporte de enlucido

Compuestos por disyunción:

Alero corrido

Aleta abocinada

Almohadillado alterno

Almohadillado arabesco

Almohadillado corrido

Altar colateral

Altar chino

Altar mayor

Alto relieve

Arco abocinado

Arco adintelado

Arco apainelado

Arco apuntado

Arco arbotante

Arco aviajado

Arco botarete

Arco carpanel

Arco cegado

Arco ciego

Arco conopial

Arco crucero

Arco degenerante

Arco enviajado

Arco escarzano

Arco ojival

Arco perpiaño

Arco realzado

Arco rebajado

Arco remontado

Arco tercelete

Arco toral

Armadura ataudada

Armadura de dos aguas

Armadura ochavada

Arquería apeada

Arquería exenta

Arquivolta corrida

Arquivolta doble

Arquivolta rústica

Atrio corintio

Atrio testrástilo

Atrio toscano

Bajo relieve

Bóveda baída

Bóveda claustral

Bóveda encamonada

Bóveda esquifada

Bóveda fingida

Bóveda tabicada

Bovedilla costalera

Canecillo invertido

Capitel almenado

Capitel amedinado

Capitel foliado

Cielo raso

Clave acodada

Clave colgante

Clave pinjante

Columna adosada

Columna aislada

Columna alveolar

Columna ática

Columna compuesta

Columna corintia

Columna cuadrada

Columna dórica

Columna embebida

Columna entorchada

Columna entregada

Columna estriada

Columna exenta

Columna fajada

Columna fasciculada

Columna gótica

Columna jónica

Columna ojival

Columna románica

Columna rostrada

Columna rostral

Columna salomónica

Columna suelta

Columna toscana

Columnata dórica

Columnata greco-romana

Cubierta quebrantada

Escalera catalana

Escalera doble

Page 34: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

33

Escalera excusada

Escalera falsa

Estría acostillada

Estría adornada

Estría avainada

Estría biselada

Estría funiculada

Estría ornamentada

Estría plana

Falsa bóveda

Falsa cúpula

Falso pendolón

Frontón abierto

Frontón cortado

Frontón curvilíneo

Frontón recto

Intercolumnio mayor

Intercolumnio menor

Luneto empinado

Luneto oblicuo

Medio bocel

Medio bulto

Medio pañuelo

Orden atlántico

Orden compuesto

Orden corintio

Orden dórico

Orden jónico

Peldaño achaflanado

Peldaño macizo

Compuestos por contraposición:

Pila-estribo

Compuestos por yuxtaposición:

SUSTANTIVO + SUSTANTIVO:

Casapuerta

ADJETIVO + SUSTANTIVO:

Altorrelieve Bajorrelieve

VERBO + SUSTANTIVO:

Guardacantón

Guardamalleta

Parteluz

Pasamano

Tapajuntas

Tragaluz

Como hemos mencionado en el capítulo dedicado a las palabras compuestas, los límites

entre las palabras compuestas y derivadas no son muy tajantes. No obstante, nosotros

opinamos que las palabras formadas mediante sufijos vulgares pertenecen a las compuestas.

Compuestos por prefijos vulgares:

Antecapilla

Antecoro

Antepecho

Antesala

Contraalmohadón

Contrabocel

Contrafuerte

Entrecanal

Entrepilastra

Sobrearco

Page 35: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

34

6.2. Palabras derivadas

Los derivados se forman mediate afijos. Los sufijos suelen imponer su categoría

gramatical a la base léxica. Por esta razón, hemos propuesto analizar los términos de la

arquitectura según la categoría de la base y del derivado.

Nominalización denominal:

SUFIJO –ADO/-ADA

Arco > Arcada

Artesón > Artesonado

Balaustre > Balaustrada

Esquife > Esquifada

Facha > Fachada

Puerta > Portada

Tierra > Terrado

SUFIJO –ERO

Ala > Alero

Cruz > Crucero

Dosel > Doselera

Tabla > Tablero

Vidrio > Vidriera

SUFIJO –ERÍA

Arco > Arquería

Cresta > Crestería

Grada > Gradería

Silla > Sillería

Trazo > Tracería

SUFIJO –INO, -INA

Baldac > Baldaquino

Cardo > Cardinas

Horno > Hornacina

SUFIJO –AZO, -IZO

Espina > Espinazo

Paso > Pasadizo

SUFIJO –ARIO

Campana > Campanario

SUFIJO –MENTO

Cornisa > Cornisamento

SUFIJO –URA/-DURA

Molde > Moldura

Nervio > Nervadura

SUFIJO –A

Cubierto > Cubierta

Zapato > Zapata

SUFIJO –AL/-AR

Baranda > Barandal

Pila > Pilar

Tela > Telar

Ventana > Ventanal

SUFIJO –ESCO

Platero > Plateresco

Page 36: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

35

SUFIJO –ÍA

Aldaba > Aldabía

SUFIJO –UMBRE

Techo > Techumbre

SUFIJO –ÓN

Artesa > Artesón

Baquta > Baquetón

Canal > Canalón

Casa > Casetón

Falda > Faldón

Fronte > Frontón

Gotera > Goterón

Jarro > Jarrón

Lista > Listón

Macho > Machón

Péndola >Pendolón

Pila > Pilón

Roseta > Rosetón

Torre > Torreón

SUFIJO –ILLA, -ILLO

Alcántara > Alcantarilla

Aldaba > Aldabilla

Balcón > Balconcillo

Baranda > Barandilla

Bóveda > Bovedilla

Buharda > Buhardilla

Can > Canecillo

Junco > Junquillo

Nudo > Nudillo

Patio > Patinillo

Raso > Rasilla

SUFIJO –ETO, -ETA

Ala > Aleta

Luna > Luneto

Viga > Vigueta

SUFIJO –ETE

Bocel > Bocelete

Dosel > Doselete

Templo > Templete

SUFIJO –ÍN, -INO

Baldosa > Baldosín Cúpula > Cupulino

Nominalización deadjetival:

Celoso > Celosía Mampuesto > Mampostero

Nominalización deverbal:

SUFIJO –ADO

Almohadillar > Almohadillado

Alzar > Alzado

Enrejar > Enrejado

Esgrafiar > Esgrafiado

Forjar > Forjado

Page 37: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

36

SUFIJO –MENTO/-MIENTO

Basar > Basamento

Entablar > Entablamento

Revestir > Revestimiento

SUFIJO –ANTE

Montar >Montante Tirar > Tirante

SUFIJO –AMIO, -DOR, -DIZO, -EL, -A

Andar > Andamio

Botar > Botarel

Cascar > Cáscaras

Mirar > Mirador

Volar > Voladizo

Derivación regresiva:

Aparejar > Aparejo

Arrancar > Arranque

Basar > Basa

Juntar > Junta

Mamparar > Mampara

Rematar > Remate

Repisar > Repisa

Soportar > Soporte

Pilastrón > Pilastra

Palabras derivadas 35,34 %

Palabras compuestas 64,66 %

Como ya hemos mencionado, las palabras compuestas son propias de los lenguajes

especiales y técnicos por su particularidad de especificar o modificar el concepto nuclear. Por

Page 38: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

37

esta razón, los términos arquitectónicos son, en mayoría de casos, palabras compuestas

(64,66%) como se aprecia en el presente gráfico.

6.3. Análisis del préstamo según la asimilación gráfica

El criterio que hemos propuesto para analizar los términos extranjeros del nuestro corpus

es la asimilación gráfica. Los préstamos no asimilados mantienen la forma que poseía en la

lengua originaria. En cambio, los présmos asimilados modifican la grafía respetando las

normas de la ortografía de la lengua receptora, en nuestro caso, del español. Entre los

términos arquitectónicos del corpus, encontramos los siguientes préstamos no asimilados:

Arabesco

Armilla

Belvedere

Boiserie

Bow window

Cella

Chapitel

Columna

Columnata

Imposta

Listel

Metopa

Planta

Rosa

Rotonda

Voluta

Zanca

Préstamos no asimilados 10,71 %

Préstamos asimilados 89,29 %

Como podemos observar del presente gráfico, los términos arquitectónicos que han

adoptado la ortografía de la lengua española (89,29 %) son más numerosos que los que han

mantenido su forma original (10,71 %).

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38

6.4. Etimología de los términos arquitectónicos

Los términos de la arquitectura entran, en general, en el español como préstamos. Hemos

de tener presente que casi todos los términos analizados pertenecen a la arquitectura clásica.

Para analizar los términos del corpus hemos consultado el Diccionario de la Lengua Española

de la Real Academia Española o el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana de

Joan Corominas. A continuación, se nos presentan todas las palabras del corpus según la

lengua de la que han entrado en la lengua española.

LATÍN

Ábaco

Ábside

Acanto

Altar

Anillo

Arco

Arcosolio

Armadura

Armilla

Astrágalo

Ático

Atrio

Baptisterio

Bóveda

Cabrio

Can

Caña

Canal

Capilla

Cariátide

Caulículo

Cella

Cimacio

Cimborrio

Cincho

Claustro

Clave

Columna

Columnata

Cripta

Dentículo

Diámetro

Edículo

Enjuta

Éntasis

Equino

Escalera

Espira

Estilóbato

Estípite

Estría

Frontispicio

Funículo

Fuste

Galería

Gallón

Gárgola

Gota

Greca

Intercolumnio

Macho

Ménsula

Metopa

Muro

Mútulo

Nave

Nervio

Oráculo

Orden

Ornamento

Paja

Paramento

Pared

Pechina

Péndola

Peristilo

Pináculo

Planta

Plinto

Pórtico

Postigo

Presbiterio

Pretil

Proscenio

Rosa

Page 40: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Sagita

Salmer

Soga

Solera

Talón

Tímpano

Tizón

Toro

Torre

Triglifo

Vano

Ventana

Viga

Voluta

Zanca

Zócalo

FRANCÉS

Acrotera

Arbotante

Balaustre

Bocel

Boiserie

Claraboya

Domo

Dovela

Extradós

Flecha

Franja

Gablete

Garita

Glifo

Chalé

Chaperón

Chapitel

Intradós

Jamba

Listel

Mansarda

Ojiva

Pabellón

Pedestal

Piñón

Plafón

Plataforma

ITALIANO

Arabesco

Arquitrabe

Arquivolta

Balcón

Baqueta

Belvedere

Cartela

Caveto

Crujía

Cúpula

Escalinata

Festón

Foso

Grutesco

Imposta

Logia

Modillón

Muralla

Parapeto

Predela

Reja

Rotonda

Trasdós

ÁRABE

Ajimez

Albanega

Alcoba

Aldaba

Alfarda

Alfarje

Alfiz

Alizar

Almena

Alminar

Almocárabe

Ataurique

Azotea

Barbacana

Burche

Cenefa

Gálibo

Tabique

Page 41: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Tambor Zaguán

GRIEGO

Ábside

Cornisa

Iconostasio

Nártex

CATALÁN

Dosel Jácena Porche

INGLÉS

Bow window

Latín 53,85 %

Francés 15,98 %

Italiano 13,61 %

Árabe 11,83 %

Griego 2,37 %

Catalán 1,77 %

Inglés 0,59 %

Page 42: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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6.4. Textos arquitectónicos

A continuacón vamos a presentar como muestra tres textos arquitectónicos. El primer texto

proviene del libro La Catedral de Toledo de Fernando Chueca Goitia. El segundo es del

folleto informativo del Panteón de París y el último del folleto del Castillo de Peñíscola. Para

mejor orientación del lector, los términos arquitectónicos están en negrita.

La fachada principal es lo que queda más despejado en la delicosa plaza irregular que con ella

componen el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal. Es fachada pintoresca y difícil de explicar. Se

enmarca entre la torre al norte y la capilla mozárabe al sur que iba para la torre. En el crucero de

los dos cuerpos salientes se desarrollan las tres grandes portadas de poniente. Son las del Perdón, en

el centro, la de Juicio Final, a la derecha y la del Infierno a la izquierda. Su arte resulta rezagado,

pues se comenzaron a construir en 1418 bajo la dirección del maestro Albar Martínez, y al

contemplarlas parecen más bien obra del siglo XIV. Siguiendo la composición establecida desde el

siglo XIII, en las sucesivas jambas figura un apostolado presidido por la figura del Salvador en el

mainel que divide la puerta. En el tímpano, lugar destacado para escenas escultóricas, se representa

el asunto emblemático de la Catedral: la Virgen imponiendo la casulla a San Ildefonso. No sabemos

nada del escultor de estas obras, de un arte correcto, pero frío y convencional. En el tímpano de la

izqueirda sólo tiene una arremolinada decoración vegetal. Cómo estaría resuelta la fachada antes de

la reforma y consolidación que se hizo en el siglo XVIII es algo que no sabemos. Los portales

avanzarían entre los contrafuertes y rematarían en gabletes, la gran rosa quedaría en un plano

posterior y sobre ella terminaría todo en un piñón con los consiguientes pináculos. Hizo la reforma el

arquitecto Eugenio Durango por los años de 1787, es decir, bajo el pontificado del cardenal

Lorenzana. Trabajó en la estatuaria don Mariano Salvatierra.24

Se accede al Panteón por un peristilo monumental, directamente inspirado en el Panteón de Agripa en

Roma. El decorado esculpido del frontón, transformado en cuatro ocasiones desde la construcción

del edificio, es actualmente el realizado en 1837 por David d`Angers y representa a La Patria

otorgando sus recompensas. La atmósfera solemne que se percibe al entrar en este templo civil es

resultante de su estricto orden arquitectónico. Desde la entrada de la nave, el volumen central se

destaca, amplio y claro, resaltado por las filas de columnas munementales de las naves colaterales

cuyo suelo está sobreelevado. En la intersección de los cuatro brazos del centrado, el crucero está

acantonado con pesado pilares que soportan la carga del domo. El decorado de las pechinas, obra

del barón Gérard, representa las personificaciones de temas morales y cívicos: la Gloria, la Muerte,

la Patria, y la Justicia (1831 – 1837) en el centro de este decorado oscila la péndola de Foucault.

24 CHUECA GOITIA, Fernando. La Catedral de Toledo. León: Everest., 1981, páginas 27 y 32.

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En el lado opuesto del patio de armas, se encuentra la iglesia del castillo, capilla de planta

rectangular, una sola nave, bóveda de medio cañón y ábside semicircular, antiguamente dedicada a

la Virgen María y a lo Tres Reyes Magos; en el ábside la primitiva sacristía. Entre la iglesia y el

palacio pontificio se extiende un amplio salón gótico, abovedado y muros de sillería labrada; en su

puerta de medio punto hay blasones del comendador Cardona, le iluminan tres amplios ventanales y

otros dos geminados recayentes a patios interiores. En su testero una pequeña puerta comunica con el

palacio. Del patio de armas y junto a la puerta de la capilla, por una escalera empinada se desciende

a un amplio salón, iluminado por una claraboya y reducidas aspilleras; en un costado se abre el

acceso a primitivas mazmorras de la fortaleza.

Page 44: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Conclusión

El objetivo del presente trabajo ha sido analizar la terminología arquitectónica en la lengua

española. Primero, hemos prestado atención a los procesos morfológicos de la formación de

palabras nuevas de los cuales se sirve la lengua española utilizando material autóctono, es

decir, palabras ya existentes en la lengua. Sin embargo, hay que darse cuenta de que la

mayoría de estas palabras son préstamos asimilados en todos los niveles que llegan a sentirse

como elementos patrimoniales de la lengua receptora, lo que les permite generar nuevos

elementos mediante los mecanismos morfosintácticos, es decir, la derivación y la

composición. El análisis ha cumplido con nuestras expectativas. El procedimiento que ha

resultado el más productivo e importante en el campo de la arquitectura es la composición

(casi 65 %).

A continuación nos hemos dedicado a la segunda manera a la que acude el español para

enriquecer su léxico, o sea, a la adoptación de palabras extranjeras. No hemos abarcado todas

las lenguas que han influido sobre el español, sino que nos hemos limitado a aquellas cuya

influencia fue notable en el tema de nuestra tesina, en la arquitectura. Hemos llegado a la

conclusión de que la posición fundamental, entre todas las lenguas que influyeron en la

terminología arquitectónica del español, la ocupa el latín con 53,85 por ciento. Este resultado

puede parecer bastante sorprendente, sin embargo, al darnos cuenta del hecho que casi todos

los términos del nuestro corpus provienen de la arquitectura clásica, detectamos la

importancia del latín para nuestro tema. Así podemos insistir en que la aportación primordial

es la del latín tanto como punto de partida del caudal hereditario como de los cultismos.

Además, el latín sirvió de vehículo transmisor de otras lenguas, en particular, del griego.

En el léxico arquitectónico ha tenido gran influjo la lengua francesa que ocupa la segunda

posición (15,98 %) en cuanto al número de préstamos. Seguidamente, se encuentra otra

lengua románica, el italiano con 13,61 por ciento que tiene gran productividad en todas las

artes. Igualmente, la aportación arábiga es muy importante, ante todo, en la Edad Media,

debido a la presencia musulmana en la Península Ibérica. Los arabismos forman 11,3 % del

léxico español en el campo de la arquitectura. La mayoría de estos préstamos se ha adoptado a

las pautas de la lengua española, solamente 10,71 % de todos los elementos extranjeros ha

conservado la forma original. Los términos arquitectónicos han entrado en la lengua española

como préstamos culturales.

Page 45: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Page 47: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

46

Diccionario

Ábaco, m. Parte superior en forma de tablero que corona el capitel.

Abovedamiento, m. Techo de bóveda.

Ábside, m/f Parte del templo, abovedada y comúnmente semicircular, que sobresale en la fachada posterior, y donde se instalaban el altar y el presbiterio.

Acanto, m. Ornato hecho a imitación de las hojas de esta planta, característico del capitel del orden corintio.

Acrotera, f. 1. Cada uno de los pedestales que sirven de remate en los frontones, y sobre los cuales suelen colocarse

estatuas, macetones u otros adornos. 2. Remate adornado de los ángulos de los frontones, y, por ext., cruz que remata en muchas iglesias el

piñón o la bóveda del crucero.

Ajimez, 1. Ventana arqueada, dividida en el centro por una columna. 2. Saledizo o balcón saliente hecho de madera y con celosías.

Albanega, f. Enjuta de arco de forma triangular.

Alcantarilla, f. Acueducto subterráneo, o sumidero, fabricado para recoger las aguas llovedizas o inmundas y darles paso.

Alcoba, f. Dormitorio (en una vivienda, pieza destinada para dormir).

Aldaba, f. 1. Pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella. 2. Barreta de metal o travesaño de madera con que se aseguran, después de cerrados, los postigos o

puertas.

Aldabía, f. Cada uno de los dos maderos serradizos horizontales que, empotrados en dos paredes opuestas, sostienen la armazón de un tabique colgado.

Aldabilla, f. Pieza de hierro en forma de gancho, que, entrando en una hembrilla, sirve para cerrar puertas, ventanas, cofres, cajas, etc.

Alero, m. Parte inferior del tejado, que sale fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas llovedizas.

• Alero corrido, m. El que rebasa la línea del muro cuando este no lleva cornisa.

• Alero de cornisa, m. Alero puesto sobre una cornisa

• Alero de chaperón, m. El que no tiene canecillos.

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• Alero de mesilla, m. El que vuela horizontalmente formando cornisa.

Aleta, f. 1. Cada uno de los muros en rampa que en los lados de los puentes o en las embocaduras de las

alcantarillas sirven para contener las tierras y dirigir las aguas. 2. Cada una de las dos partes del machón que quedan visibles a los lados de una columna o pilastra.

• Aleta abocinada, f. La de una obra de fábrica que se abre oblicuamente hacia fuera.

Alfarda, f. Par de una armadura.

Alfarje, m. Techo con maderas labradas y entrelazadas artísticamente, dispuesto o no para pisar encima.

Alfiz, m. Recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca, bien desde las impostas, bien desde el suelo.

Alizar, m. Cinta o friso de azulejos de diferentes labores en la parte inferior de las paredes de los aposentos.

Almena, f. Cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para resguardarse en ellas los defensores.

Alminar, m. Torre de las mezquitas, por lo común elevada y poco gruesa, desde cuya altura convoca el almuédano a los mahometanos en las horas de oración.

Almohadillado, m. Obra en forma de sillares almohadillados.

• Almohadillado alterno, m. El que ofrece hiladas alternadas de diversas alturas.

• Almohadillado arabesco,m. El de almohadillas adornadas con arabescos o grutescos.

• Almohadillado corrido, m. El que tiene acanaladas o rehundidas sólo sus juntas horizontales, que así corren por toda la fachada.

• Almohadillado de caveto, m. Aquel cuyas almohadillas acaban en una moldura de perfil cóncavo, como un caveto que a veces se inscribe en filetes, listeles u otra moldura rectilínea.

• Almohadillado de gola, m. El que tiene las aristas de las piedras labradas con el perfil de esa moldura.

• Almohadillado de inglete, m. Aquel cuyas juntas quedan hundidas en ángulo recto, pro estar las aristas de las almohadillas achaflanadas a 45 grados.

• Almohadillado de mayor y menor, m. El que se forma en la esquina de un edificio, cuyas piedras se presentan alternadamente grandes y pequeñas. También el que las presenta en igual forma, aunque sea en todo el lienzo de la pared.

• Almohadillado en punta de diamante, m. El de almohadilladas talladas en facetas, o sea con sus tableros en declive, de modo que son como pirámides cuadrangulares o picos, que pueden terminar en un punto, si es cuadrado el sillar o en una arista, si es rectangular o desmocharse por una cara plana.

Altar, m. Montículo, piedra o construcción elevada donde se celebran ritos religiosos como sacrificios, ofrendas, etc.

• Altar colateral, m. El que se emplaza en una capilla lateral o en uno de los lados del transepto o crucero, o bien al fondo de las naves colaterales.

Page 49: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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• Altar chino, m. Monumento que consta de tres plataformas cuadradas o redondas, a modo de gradas, con balaustradas y escaleras frente a los puntos cardinales. La última y superior al descubierto o con una construcción.

• Altar mayor, m. El principal de una iglesia.

Alto relieve (o altorrelieve), m. Aquel en que las figuras salen del plano más de la mitad de su bulto.

Alzado, m. Diseño que representa la fachada de un edificio.

Andamio, m. Armazón de tablones o vigas puestos horizontalmente y sostenidos en pies derechos y puentes, o de otra manera, que sirve para colocarse encima de ella y trabajar en la construcción o reparación de edificios, pintar paredes o techos, subir o bajar estatuas u otras cosas, etc.

Anillo, m. 1. Moldura que rodea por su sección recta un cuerpo cilíndrico, especialmente en los fustes de las

columnas. 2. Cornisa circular u ovalada que, asentada en las pechinas y los cuatro arcos torales, sirve de base a la

cúpula o media naranja.

Antecapilla, f. Pieza contigua a una capilla y por donde esta tiene la entrada.

Antecoro, m. Pieza que da ingreso al coro.

Antepecho, m. Murete, pared o pretil de fábrica, madera o hierro, que cierra la parte baja de una ventana o balcón no volado, con la altura suficiente para que una persona se apoye o pueda asomarse.

Antesala, m. Habitación que conduce a otra mayor o más importante, utilizada a menudo como sala de espera.

Aparejo, m. Forma o modo en que quedan colocados los materiales en una construcción.

• Aparejo de bóvedas, m. Las de sillería se aparejan como muros no muy gruesos, de modo que cada dovela ocupe todo el espesor, ya a tizón, ya a soga, respecto del intradós. Si el espesor es grande colocan en cada hilada unas a tizón, otras a soga; conviene que el número de hiladas sea impar, formando la más alta la llamada de claves o espinazo. En las de ladrillo, dos sistemas: el ordinario y el inglés. En el primero la bóveda poco gruesa se apareja como en los muros, pero a menudo deben enripiarse las llagas o juntas en el trasdós; en la bóveda gruesa, fórmanse varias roscas concéntricas de ladrillo, unidas por capas de mortero. El sistema inglés forma roscas concéntricas, cuyo grueso es el ancho del ladrillo, hasta lograr el espesor de la bóveda, fábrica más homogénea.

• Aparejo de ladrillo en muros, m. En los tabiques, los ladrillos se ponen de canto (de panderete); en los muros a soga con la mayor dimensión siguiendo la dirección del muro y a tizón normalmente, procurando alternar las juntas en las hiladas para mejor trabazón.

Arabesco, m. Dibujo de adorno compuesto de tracerías, follajes, cintas y roleos, y que se emplea más comúnmente en frisos, zócalos y cenefas.

Page 50: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Arbotante, m. Arco por tranquil que se apoya por su extremo inferior en un botarel y por el superior contrarresta el empuje de algún arco o bóveda.

Arcada, f. Conjunto o serie de arcos en las fábricas, y especialmente en los puentes.

Arco, m. Fábrica en forma de arco, que cubre un vano entre dos pilares o puntos fijos.

• Arco abocinado, m. El que tiene más luz en un paramento que en el opuesto.

• Arco adintelado/a nivel/a regla/degenerante, m. El que viene a degenerar en línea recta.

• Arco arbotante/apuntado/botarete, m. El que consta de dos porciones de curva que forman ángulo en la clave.

• Arco carpanel/Arco apainelado, m. El que consta de varias porciones de circunferencia tangentes entre sí y trazadas desde distintos centros.

• Arco cegado/ciego, m. El que tiene tapiada su luz.

• Arco conopial, m. El muy rebajado y con una escotadura en el centro de la clave, que lo hace semejante a un pabellón o cortinaje.

• Arco crucero, m. El que une en diagonal dos ángulos en la bóveda por arista.

• Arco de herradura, m. El que tiene más de media circunferencia y cuyos arranques vuelan tanto como la imposta.

• Arco de medio punto, m. El que consta de una semicircunferencia.

• Arco de todo punto/de punto entero, m. El apuntado cuyos dos centros están en los puntos de arranque.

• Arco enviajado/Arco aviajado, m. El que tiene los machos o apoyos colocados oblicuamente respecto a su planta.

• Arco escarzano, m. El que es menor que la semicircunferencia del mismo radio.

• Arco fajón, m. Arco adherente a una bóveda.

• Arco ojival, m. Arco agudo, a puntado.

• Arco perpiaño, m. El resaltado a manera de cincho en la parte interior del cañón de una nave.

• Arco por tranquil, m. El que tiene sus arranques a distinta altura uno de otro.

• Arco realzado/remontado, m. Aquel cuya altura es mayor que la mitad de su luz.

• Arco rebajado/de punto hurtado, m. Aquel cuya altura es menor que la mitad de su luz.

• Arco tercelete, m. El que en las bóvedas por arista sube por un lado hasta la mitad del arco diagonal.

• Arco toral, m. Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio.

Arcosolio, m. Arco que alberga un sepulcro abierto en la pared.

Armadura, f. Conjunto de piezas de madera o de hierro, que, ensambladas, sirve de soporte a la cubierta de un edificio.

• Armadura ataudada, f. La de mayor luz en un extremo que en el otro, o que no tiene ancho uniforme por no ser paralelos los muros.

• Armadura de dos aguas, f. La que forma dos vertientes, para arrojar de cada lado del edificio las aguas llovedizas.

• Armadura ochavada, f. La de planta octógona; cada uno de los lados se llama ochavo.

Armilla, f. Espira de la columna.

Page 51: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Arquería, f. Serie de arcos.

• Arquería apeada, f. Cuando sus arcos apean en pilastras y columnas.

• Arquería de coronación, f. La que sostiene o decora la cornisa, galería o antepecho alto de un edificio o miembro suyo; torre, campanario. Suelen ser ciegas: arquillos del arte románico de Lombardía, del Rin y de Cataluña; a veces, exentas.

• Arquería exenta, f. La separada del muro formando galería ante los huecos.

Arquitrabe, m. Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna.

Arquivolta, f. Conjunto de molduras que decoran un arco en su paramento exterior vertical, acompañando a la curva en toda su extensión y terminando en las impostas.

• Arquivolta corrida, f. Volteada, vuelta, la que no termina en las impostas o arranques del arco y sigue a lo largo de ellos hasta encontrar la del arco vecino. A veces forma el arquitrabe y el propio entablamento.

• Arquivolta doble, f. La que aparece en las dos caras de un arco, como ocurre en los arcos de comunicación de las iglesias. Forma así dos o más arcos, encajados uno en otro y volando al exterior.

• Arquivolta rústica, f. La que se despieza en dovelas y claves, resaltadas alternadamente con almohadillados.

Arranque, m. Principio de un arco o bóveda.

Artesonado, m. Techo, armadura o bóveda formada con artesones de madera, piedra u otros materiales.

Astrágalo, m. Cordón en forma de anillo, que rodea el fuste de la columna debajo del tambor del capitel.

Ataurique, m. Ornamentación árabe de tipo vegetal.

Ático, m. 1. Último piso de un edificio, más bajo de techo que los inferiores, que se construye para encubrir el

arranque de las techumbres y a veces por ornato. 2. Cuerpo que se coloca por ornato sobre la cornisa de un edificio.

Atrio, m. 1. Espacio descubierto, y por lo común cercado de pórticos, que hay en algunos edificios. 2. Andén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo regular enlosado y más alto que el piso de

la calle.

• Atrio corintio, m. El que posee un cuadro de columnas paralelo al del contorno y a la abertura del compluvium. Ello no quiere decir que estas columnas deban ser corintias, sino que suelen ser toscanas o jónicas. Su nombre deriva de las salas corintias, decoradas con columnas. Este atrio es el que tiene más semejanza con un patio o peristilo.

• Atrio toscano, m. El más castizo, sin columnas pero con compluvium definido por el cuadro de las vigas e impluvium inferior para recoger el agua llovediza.

• Atrio testrástilo, m. El que tiene cuatro columnas en torno del impluvium, que corresponden a los cuatro ángulos o entrecruces de las vigas maestras.

Page 52: estructura de los términos arquitectónicos en la lengua española

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Azotea, f. Cubierta más o menos llana de un edificio, dispuesta para distintos fines.

Bajorrelieve (o bajo relieve), m. Aquel en que las figuras resaltan poco del plano.

Balaustrada, f. Serie u orden de balaustres colocados entre los barandales.

Balaustre, m. Cada una de las columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.

Balcón, m. Hueco abierto al exterior desde el suelo de la habitación, con barandilla por lo común saliente.

Balconcillo, m. Galería que en los teatros estaba más baja y delante de la primera fila de palcos.

Baldaquino, m. 1. Especie de dosel o palio hecho de tela de seda. 2. Pabellón que cubre el altar.

Baldosa, f. Ladrillo, fino por lo común, que sirve para solar.

Baldosín, m. Baldosa pequeña y fina.

Baptisterio, m. Edificio, por lo común de planta circular o poligonal, próximo a un templo y generalmente pequeño, donde se administraba el bautismo.

Baqueta, f. Moldura de perfil redondo y convexo, generalmente semicircular o rebasándolo.

Baquetón, m. Baqueta grande.

Barandal, m. 1. Listón de hierro u otra materia, sobre el que se sientan los balaustres. 2. Barandilla.

Barandilla, f. Antepecho compuesto de balaustres de madera, hierro, bronce u otra materia, y de los barandales que los sujetan, utilizado comúnmente para los balcones, pasamanos de escaleras y división de piezas.

Barbacana Muro bajo, especialmente el que rodea la plazuela o atrio en derredor de una iglesia o ante una de sus puertas.

Basa, f. 1. Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. 2. Pieza inferior de la columna en todos los órdenes arquitectónicos excepto en el dórico.

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Basamento, m. Cuerpo que se pone debajo de la caña de la columna, y que comprende la basa y el pedestal.

Belvedere Miranda o terraza cubierta. Pabellón, torrecilla o mirador emplazado en lugar dominante, en una loma o en un edificio, de donde al abrigo de sol y lluvia, puede gozarse de una vista bella, de un panorama o paisaje extenso o encantador.

Bocel, m. Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica.

• Medio bocel, m. Cuarto bocel doble o sea moldura semicircular convexa y lisa.

Bocelete, m. Bocel pequeño, junquillo, baqueta o baquetilla

Boiserie, f. 1. Revestimiento de madera aplicado a paredes. 2. Mueble de madera empotrado en una pared.

Botarel, m. Contrafuerte, estribo, cuerpo de fábrica o machón levantado fuera de un arco o bóveda para servir de contrarresto a su empuje, que en teoría transmite el arbotante o arco botante y también arco botarete.

Bóveda, f. Obra de fábrica curvada, que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o varios pilares.

• Bóveda baída, f. Dicho de una bóveda: Formada de un hemisferio cortado por cuatro planos verticales, cada dos de ellos paralelos entre sí.

• Bóveda claustral/de aljibe/esquifada, f. Aquella cuyos dos cañones semicilíndricos se cortan el uno al otro.

• Bóveda de abanico, f. Bóveda gótica de la última época de esta arquitectura, compuesta de una trama muy tupida de nervaduras desarrolladas en abanico en torno del apoyo o de la clave, a veces pinjante. Caracterizan la arquitectura gótica inglesa, especialmente en el siglo XV y en el estilo Tudor. El ejemplo más famoso hállase en la capilla de Enrique VII, en la catedral de Westminster, en Londres.

• Bóveda de arista/por arista, f. Bóveda de aljibe.

• Bóveda de cañón/en cañón, f. La de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos.

• Bóveda encamonada/fingida, f. La construida de tabique, bajo un techo o armadura, para imitar una bóveda.

• Bóveda tabicada, f. La que se hace de ladrillos puestos de plano sobre la cimbra, unos a continuación de otros, de modo que viene a ser toda la bóveda como un tabique.

• Falsa bóveda, f. Forma primitiva de bóveda, obtenida por aproximación sucesiva de hiladas.

Bovedilla, f. Bóveda pequeña puesta entre viguetas de doble T o entramado de metal.

• Bovedilla costalera, f. La que tenía de ancho dos pies, poco más o menos.

Bow window (o bay window) Arco ventanal, mirador, tribuna o balcón cerrado de contorno o planta poligonal o circular.

Buhardilla, f. Ventana que se levanta por encima del tejado de una casa, con su caballete cubierto de tejas o pizarras, y sirve para dar luz a los desvanes o para salir por ella a los tejados.

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Burche, f. Torre, cuerpo alto que sirve para defenderse.

Cabrio, m. Madero colocado paralelamente a los pares de una armadura de tejado para recibir la tablazón.

Campanario, m. Torre, espadaña o armadura donde se colocan las campanas.

Can, m. Cabeza de una viga del techo interior, que carga en el muro y sobresale al exterior, sosteniendo la corona de la cornisa.

Canal, m/f Estría (mediacaña de la columna).

Canalón, m. Conducto que recibe y vierte el agua de los tejados.

Canecillo, m. 1. Can (cabeza de una viga). 2. Modillón.

• Canecillo de lóbulos, m. El que se decora con una serie de cillindros de eje paralelo al muro, que acaban por sendos discos o lóbulos recortados en las caras laterales.

• Canecillo invertido, m. Aquel acaracolado, cuyo mayor rollo es el inferior.

Caña, f. Fuste de la columna, o sea, la parte entre la basa y el capitel. Suele tener la forma cilíndrica estricta en algunos estilos y en los clásicos modificada por el éntasis, disminución del diámetro de abajo arriba (y en algún caso al revés), que le da forma troncocónica alargada, y el gálibo, curvatura que se imprime a la geneatriz, más pronunciado al tercio de la altura.

Capilla, f. Edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular.

Capitel, m. Parte superior de la columna y de la pilastra, que las corona con forma y ornamentación distintas, según el estilo de arquitectura a que corresponde.

• Capitel almenado, m. El que en alto presenta un adorno que recuerda las almenas, como algunos capiteles románicos y transitivos, por ej. en las naves de la catedral de Zamora.

• Capitel amedinado, m. El que se adorna con medinas.

• Capitel foliado, m. El adornado con follajes. Abundan en el arte de la transición románicogótica del XII, con hojas aplastadas, como de plantas acuáticas y, sobre todo, en el gótico.

Cardinas, f. pl. Follaje ornamental, inspirado en las hojas de cardo y de ejecución generalmente realista, que caracteriza el último periodo gótico. Suelen adornar todos los elementos arquitectónicos: pináculos, arquivoltas, repisas, etc. Ej., en el claustro de San Juan de los Reyes en Toledo.

Cariátide, f. En un cuerpo arquitectónico, figura humana que sirve de columna o pilastra.

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Cartela, f. Cada uno de los hierros que sostienen los balcones cuando no tienen repisa de albañilería.

Casapuerta, f. Zaguán o portal. Cáscaras, f. pl.

Motivo decorativo clásico tomado de los vegetales. Aparece en el capital jónico griego en forma de cáscara o vaina de habas cubriendo las junturas de las volutas con el equino. Luego, en Roma y en el Renacimiento, sirven para acordar elementos curvos y rectos y se emplean por lo común simplificadas y repetidas, exornando urnas jarros, piezas de orfebrería, etc.

Casetón, m. Artesón (Adorno que se pone en los techos y en el interior de las bóvedas).

Caulículo, m. Cada uno de los vástagos que nacen del interior de las hojas que adornan el capitel corintio, y van a enroscarse en los ángulos y medios del ábaco.

Caveto, m. Moldura cóncava cuyo perfil es un cuarto de círculo.

Cella, f. Espacio interior, de forma rectangular, que constituye el núcleo de la construcción en los templos griegos y romanos, y comunica por uno de sus lados con el pronaos o pórtico.

Celosía, f. Enrejado de listoncillos de madera o de hierro, que se pone en las ventanas de los edificios y otros huecos análogos, para que las personas que están en el interior vean sin ser vistas.

Cenefa, f. Dibujo de ornamentación que se pone a lo largo de los muros, pavimentos y techos y suele consistir en elementos repetidos de un mismo adorno.

Cielo raso, m. En el interior de los edificios, techo de superficie plana y lisa.

Cimacio, m. 1. Gola (Moldura en forma de s). 2. Miembro suelto, con ábaco de gran desarrollo, que va sobre el capitel, con aumento del plano superior

de apoyo. Es elemento medieval casi constante y típico.

Cimborrio, m. Cuerpo cilíndrico que sirve de base a la cúpula y descansa inmediatamente sobre los arcos torales.

Cimbra, f. 1. Vuelta o curvatura de la superficie interior de un arco o bóveda. 2. Armazón que sostiene el peso de un arco o de otra construcción, destinada a salvar un vano, en tanto no

está en condiciones de sostenerse por sí misma.

Cincho, m. Porción de arco saliente en el intradós de una bóveda en cañón.

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Chalé, m. Edificio de una o pocas plantas, con jardín, destinado especialmente a vivienda unifamiliar.

Chapitel, m. Remate de las torres que se levanta en forma piramidal.

Claraboya, f. Ventana abierta en el techo o en la parte alta de las paredes.

Claustro, m. Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento.

Clave, f. Piedra con que se cierra el arco o bóveda.

• Clave acodada, f. Clave con dos salientes en sus lechos, sobre el extradós.

• Clave colgante/pinjante, f. Aquella cuya boquilla sale del intradós de la bóveda y que parece como colgada o suspendida. Empleose mucho en el gótico del XV y especialmente en Inglaterra.

• Clave de aspa, f. La formada por dos piezas en cruz, o sea con ángulos.

Columna, f. Soporte vertical de gran altura respecto a su sección transversal.

• Columna adosada, f. La que está pegada a un muro u otro cuerpo de la edificación.

• Columna aislada/exenta/suelta, f. La que está sin arrimar a los muros.

• Columna alveolar, f. La de fuste exornado con alvéolos o celdillas de abejas. Hállanse en el arte barroco; ejemplo, las de la portada de San Luis de los Franceses en Madrid.

• Columna ática/cuadrada, f. Pilar aislado de base cuadrada.

• Columna compuesta, f. La perteneciente al orden compuesto. Sus proporciones son las de la corintia, y su capitel tiene las hojas de acanto del corintio con las volutas del jónico en lugar de caulículos.

• Columna corintia, f. La perteneciente al orden corintio. Su capitel está adornado con hojas de acanto y caulículos.

• Columna de media caña/embebida/entregada, f. La que parece que introduce en otro cuerpo parte de su fuste.

• Columna dórica, f. La perteneciente al orden dórico. Su capitel se compone de un ábaco con un equino o un cuarto bocel, y las más antiguas no tenían basa.

• Columna entorchada/salomónica, f. La que tiene el fuste contorneado en espiral.

• Columna estriada, f. Aquella cuyo fuste está adornado con canales o estrías unidas una a otra o separadas por un filete, como las columnas de estilo dórico griego.

• Columna fajada, f. La que tiene el fuste formado por piedras o trozos labrados y rústicos alternativamente, y también la que presenta fajas o anillos salientes.

• Columna fasciculada, f. La que tiene el fuste formado por varias columnillas delgadas.

• Columna gótica, f. La perteneciente al estilo ojival. Consiste en un haz de columnillas, y tiene el capitel adornado con hojas muy recortadas, como las del cardo.

• Columna jónica, f. La perteneciente al orden jónico. Su capitel está adornado con volutas.

• Columna ojival, f. La perteneciente al estilo ojival. Es cilíndrica, delgada y de mucha altura; lleva capitel pequeño, y a veces ninguno, y descansa en basamento característico. Se ofrece fasciculada en torno de pilares y machones.

• Columna románica, f. La perteneciente al estilo románico. Es de poca altura, con capitel de ábaco grueso y tambor ricamente historiado, fuste liso y basa característica o imitada de las clásicas. Va generalmente adosada a los pilares y machones o pareada en arquerías.

• Columna rostrada/rostral, f. La que tiene el fuste adornado con rostros o espolones de nave.

• Columna toscana, f. La perteneciente al orden toscano. Su altura es de catorce módulos, fuste liso con mucha éntasis, capitel de molduras y basa ática simplificada.

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Columnata, f, Serie de columnas que sostienen o adornan un edificio.

• Columnata greco-romana, f. Cualquiera de los tres órdenes clásicos.

• Columnata dórica, f. La de orden dórico, pudiendo ser éste griego o romano. En aquel no tiene base, el fuste de éntasis, muy definido y con estrías, el capitel con ábaco, recio, equino y collarino de armillas. En el romano, tiene basa a menudo; el fuste, liso o con estrías no acusa tanto su éntasis, y el capitel suele componerse de un ábaco con un cuarto bocel.

Contraalmohadón, m. La dovela puesta sobre la llamada almohadón o salmer.

Contrabocel, m. Caveto, aunque convendría más bien a la media caña, moldura.

Contrafuerte, m. Machón saliente en el paramento de un muro, para fortalecerlo.

Cornisa, f. 1. Coronamiento compuesto de molduras, o cuerpo voladizo con molduras, que sirve de remate a otro. 2. Parte superior del cornisamento de un pedestal, edificio o habitación.

Cornisamento, m. Conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa.

Crestería, f. Adorno de labores caladas muy utilizado en el estilo ojival, que se colocaba en los caballetes y otras partes altas de los edificios.

Cripta, f. 1. Piso subterráneo destinado al culto en una iglesia. 2. Lugar subterráneo en que se acostumbraba enterrar a los muertos.

Crucero, m. Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa.

Crujía, f. Espacio comprendido entre dos muros de carga.

Cubierta, f. Parte exterior de la techumbre de un edificio.

• Cubierta de pabellón, f. La que consta de cuatro faldones o vertientes triangulares, que suelen ser iguales por cubrir una planta cuadrada.

• Cubierta quebrantada, f. Aquella en que cada vertiente se compone de dos pendientes distintas, perfilándose en línea quebrada.

Cúpula, f. Bóveda en forma de una media esfera u otra aproximada, con que suele cubrirse todo un edificio o parte de él.

• Falsa cúpula, f. Forma primitiva de cúpula, obtenida por aproximación sucesiva de hiladas.

Cupulino, m. Cuerpo superior, a veces a modo de linterna, que se añade a la cúpula o media naranja.

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Dentículo, m. Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos.

Diámetro, m. En una bóveda o arco, la línea que pasa por los arranques.

Dintel, m. Parte superior de las puertas, ventanas y otros huecos que carga sobre las jambas.

Domo, m. Cúpula.

Dosel, m. 1. Mueble que a cierta altura cubre o resguarda un altar, sitial, lecho, etc., adelantándose en pabellón

horizontal y cayendo por detrás a modo de colgadura. 2. Antepuerta o tapiz.

Doselera, f. Cenefa del dosel.

Doselete, m. Miembro arquitectónico voladizo, que a manera de dosel se coloca sobre las estatuas, sepulcros, etc.

Dovela, f. 1. Piedra labrada en forma de cuña, para formar arcos o bóvedas, el borde del suelo del alfarje, etc. 2. Cada una de las superficies de intradós o de trasdós de las piedras de un arco o bóveda.

Edículo, m. Templete que sirve de tabernáculo, relicario, etc.

Enjuta, f. Triángulo curvilíneo de los varios que forman el anillo de la cúpula.

Enrejado, m. 1. Conjunto de rejas de un edificio o de un cercado. 2. Labor de celosía o enverjado hecho de cañas, varas, listones, o hierros.

Entablamento, m. Cornisamento (conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa).

Éntasis, f. Parte más abultada del fuste de algunas columnas.

Entrecanal, m. Espacio que hay entre las estrías o canales de una columna.

Entrepilastra, f. Espacio que medía entre dos pilastras.

Equino, m. Moldura convexa, característica del capitel dórico.

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Escalera, f. Serie de escalones que sirven para subir a los pisos de un edificio o a un plano más elevado, o para bajar de ellos.

• Escalera catalana o volta descala, f. Consiste en una serie de bóvedas tabicadas angostas que ascienden verticalmente.

• Escalera de caracol, f. La de forma espiral, seguida y sin ningún descanso.

• Escalera de tijera/doble, f. La compuesta de dos escaleras de mano unidas con bisagras por la parte superior.

• Escalera excusada/falsa, f. La que da paso a los sobrados y a las habitaciones interiores de la casa.

Escalinata, f. Escalera amplia y generalmente artística, en el exterior o en el vestíbulo de un edificio.

Esgrafiado, m. Decoración u ornamentación mural de origen italiano, cuyo efecto simula un relieve, un grabado, un tapiz.

Espinazo, m. Clave de una bóveda o de un arco.

Espira, f. Parte de la basa de la columna, que está encima del plinto. Esquifada, f. Carga que suele llevar un esquife.

Estilóbato, m. Macizo corrido sobre el cual se apoya una columnata.

Estípite, m. Pilastra en forma de pirámide truncada, con la base menor hacia abajo.

Estría, f. Mediacaña en hueco, que se suele labrar en algunas columnas o pilastras de arriba abajo.

• Estría acostillada, f. La separada de sus inmediatas por una entrecanal, filete o listel.

• Estría adornada/ornamentada,f. La enriquecida con esculturas y adornos. Usada, sobre todo, en el Renacimiento y barroco, también se ve en el románico.

• Estría avainada/biselada, m. La que es más ancha arriba por tener sus bordes convergentes hacia lo alto. Suele usarse para decorar ménsulas, cartelas y repisas.

• Estría funiculada, m. La rellena con un funículo o soga.

• Estría plana, m. Faceta, cara plana de un pilar ochavado o de una columna poligonal.

Estribo, m. 1. Macizo de fábrica, que sirve para sostener una bóveda y contrarestar su empuje. 2. Contrafuerte (machón para fortalecer un muro).

Extradós, m. Trasdós de una bóveda.

Fachada, f.

Paramento exterior de un edificio, generalmente el principal.

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Faldón, m.

1. Vertiente triangular de un tejado que cae sobre una pared testera. 2. Conjunto de los dos lienzos y del dintel que forma la boca de la chimenea.

Festón, m. Adorno compuesto de flores, frutas y hojas, que se ponía en las puertas de los templos donde se celebraba una fiesta o en los lugares en que se hacía algún regocijo público, y en las cabezas de las víctimas en los sacrificios de los gentiles.

Flecha, f. Sagita, montea porción de recta entre el punto medio o culminante de un arco de círculo y el de su cuerda o línea de arranques.

Forjado, m. Relleno con que se hacen las separaciones de los pisos de un edificio.

Foso, m. Piso inferior del escenario, cavidad espaciosa a la que el tablado sirve como de techo.

Franja, f. Guarnición tejida de hilo de oro, plata, seda, lino o lana, que sirve para adornar. Faja, lista o tira.

Friso, m. 1. Parte del cornisamento que media entre el arquitrabe y la cornisa, donde suelen ponerse follajes y otros

adornos. 2. Faja más o menos ancha que suele pintarse en la parte inferior de las paredes, de diverso color que

estas. También puede ser de seda, estera de junco, papel pintado, azulejos, mármol, etc.

Frontispicio, m. 1. Fachada o delantera de un edificio, mueble u otra cosa. 2. Frontón (Remate triangular de una fachada).

Frontón, m. Remate triangular de una fachada o de un pórtico. Se coloca también encima de puertas y ventanas.

• Frontón abierto/cortado, m. Aquel cuyas cornisas rampantes no se unen, quedando entrecortadas y recibiendo en el intervalo a veces un vaso, estatua u otro motivo, o terminándose por un resalto o roleo.

• Frontón circular corvo/curvilíneo, m. El coronado por una cornisa trazada según un arco de círculo. Iniciado por los romanos y reiterado por el Renacimiento, abunda en los siglos XVII y XVIII (romanato).

• Frontón de roleos/de volutas, m. Aquel cuyas cornisas se arrollan formando mensulones o roleos, que se reúnen en el ápice y se apoyan en la cornisa horizontal.

• Frontón recto, m. El triangular de cornisas rampantes rectas.

Funículo, m. Adorno propio de la arquitectura románica, consistente en un toro o baquetón retorcido a manera de cable o maroma.

Fuste, m. Parte de la columna que media entre el capitel y la basa.

Gablete, m. Remate formado por dos líneas rectas y ápice agudo, que se ponía en los edificios de estilo ojival.

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Galería, f. 1. Pieza larga y espaciosa, con muchas ventanas, o sostenida por columnas o pilares, que sirve para pasear

o para colocar en ella cuadros, adornos y otros objetos. 2. Corredor descubierto o con vidrieras, que da luz a las piezas interiores de las casas.

Gálibo, m. Buen aspecto de una columna por la acertada proporción de sus dimensiones.

Gallón, m. 1. Labor que adorna los boceles de algunos órdenes de arquitectura. Cada gallón consta de la cuarta parte

de un huevo, puesta entre dos hojas que, siguiendo su misma forma, van adelgazándose hasta juntarse debajo.

2. Cada uno de los segmentos cóncavos de ciertas bóvedas, rematados en redondo por su extremidad más ancha.

Gárgola, f. Parte final, por lo común vistosamente adornada, del caño o canal por donde se vierte el agua de los tejados o de las fuentes.

Garita, f. Torre pequeña de fábrica o de madera fuerte, con ventanillas largas y estrechas, que se coloca en los puntos salientes de las fortificaciones para abrigo y defensa de los centinelas.

Girola, f. Nave o conjunto de naves que en la arquitectura románica o gótica circundan el altar mayor, rodeadas por el ábside, y, por ext., la misma nave en catedrales o iglesias de cualquier estilo.

Glifo, m. Canal vertical que sirve como elemento decorativo.

Gota, f. Cada uno de los pequeños troncos de pirámide o de cono que como adorno se colocan debajo de los triglifos del cornisamento dórico.

Goterón, m. Canal que se hace en la cara inferior de la corona de la cornisa, con el fin de que el agua de lluvia no corra por el sofito.

Gradería, f. Conjunto o serie de gradas, como las de los altares y las de los anfiteatros, plazas de toros, cátedras, templos griegos, etc.

Greca, f. Adorno consistente en una faja más o menos ancha en que se repite la misma combinación de elementos decorativos, y especialmente la compuesta por líneas que forman ángulos rectos.

Grutesco, m. El adorno caprichoso de bichos, sabandijas, quimeras y follajes.

Guardacantón, m. Poste de piedra para resguardar de los carruajes las esquinas de los edificios.

Guardamalleta, f. Pieza de adorno que pende sobre el cortinaje por la parte superior y que permanece fija.

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Guirnalda, f. Festón, motivo ornamental compuesto a modo de cordón tejido con follajes, flores y frutos ligados con cintas y que redundan en el centro, hinchiéndolo.

Hornacina, f. Hueco en forma de arco, que se suele dejar en el grueso de la pared maestra de las fábricas, para colocar en él una estatua o un jarrón, y a veces en los muros de los templos, para poner un altar.

Iconostasio, m. Mampara con imágenes sagradas pintadas, que lleva tres puertas, una mayor en el centro y otra más pequeña a cada lado, y aísla el presbiterio y su altar del resto de la iglesia.

Imposta, f. 1. Hilada de sillares algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. 2. Faja que corre horizontalmente en la fachada de los edificios a la altura de los diversos pisos.

Intercolumnio o intercolunio, m. Espacio entre dos columnas.

• Intercolumnio mayor, m. El espacio entre cada grupo de columnas, cuando están pareadas en una columnata.

• Intercolumnio menor, m. El espacio entre las dos columnas que forman grupo pareado.

Intradós, m. 1. Superficie inferior de un arco o bóveda. 2. Cara de una dovela que corresponde a esta superficie.

Iwan (aiwan o liván o liwán), m. Salón, estancia o pieza grande en la arquitectura musulmana, que se abre con toda su anchura al patio o a otra sala contigua. A menudo, ante él se halla un estanque.

Jácena, f. Viga maestra.

Jamba, f. Cada una de las dos piezas labradas que, puestas verticalmente en los dos lados de las puertas o ventanas, sostienen el dintel o el arco de ellas.

Jarrón, m. Pieza arquitectónica en forma de jarro, con que se decoran edificios, galerías, escaleras, jardines, etc., puesta casi siempre sobre un pedestal y como adorno de remate.

Junquillo, m. Moldura redonda y más delgada que el bocel.

Junta, f. 1. Espacio que queda entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared, y que suele

rellenarse con mezcla o yeso. 2. Cada una de estas mismas superficies.

Listel, m. Filete (componente de una moldura).

Listón, m. Filete (componente de una moldura).

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Logia, f. Sala o galería cubierta y abierta por delante y a veces por los dos lados, generalmente con arcadas o columnas.

Luneto, m. Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta.

• Luneto empinado, m. Aquel cuyo eje prolongado no encuetra al horizontal de la bóveda principal. La intersección común es una línea de doble curvatura.

• Luneto en esviaje/oblicuo, m. Aquel cuyo eje forma un ángulo no recto con el de la bóveda en que penetra.

Macho, m. Pilar de fábrica que sostiene un techo o el arranque de un arco, o se injiere del todo o en parte en una pared para fortalecerla.

Machón, m. Pilar de fábrica.

Mainel, m. Parteluz, columnilla o larguero que divide verticalmente una puerta o ventana. Se hallan principalmente en la arquitectura románica y en la gótica. En las portadas suelen decorarse suntuosamente y, en las principales, a menudo campea la imagen del Señor, de la Virgen o de un santo, como la del apóstol en Santiago de Compostela.

Mampara, f. Panel o tabique de vidrio, madera u otro material, generalmente móvil, que sirve para dividir o aislar un espacio.

Mampostería, f. Obra hecha con mampuestos colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños.

Mansarda, f. Ventana que se levanta por encima del tejado de una casa, con su caballete cubierto de tejas o pizarras, y sirve para dar luz a los desvanes o para salir por ella a los tejados.

Medio bulto, m. Relieve muy saliente, intermedio entre el bajo relieve y el bulto entero, o sea, cuando las figuras descubren la mitad o más de su bulto, y algunos miembros totalmente aislados, como la cabeza y los brazos.

Medio pañuelo, m. Pañoleta, descanso triangular en una escalera. Se produce cuando hay un peldaño diagonal.

Ménsula, f. Miembro de arquitectura perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo.

Metopa, f. En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo.

Mirador, m. 1. Corredor, galería, pabellón o terrado para explayar la vista. 2. Balcón cerrado de cristales o persianas y cubierto con un tejadillo.

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Mocárabe (Almocárabe o Mucarna), m. Labor en forma de lazo con que se adornan los paños, racimos, arrocabes, tirantes y demás elementos de los artesonados y techo de alfarje, cornisas, portales, arcos, nichos, cúpulas, aleros y a veces, por sí sola, forma impostas y capiteles. Suele tener la forma de estalactita, constituyéndose por la combinación de prismas apiñados, sin hueco intermedio, como formando las celdillas de un panal. Su origen aparece oscuro, se ve formando paralelepípedos de tierra cocida y vidriada en la Kalaa de los Beni Hamad (siglo XI); en el XII, se esculpen en piedra y mármol y se generalizan con desarrollo máximo el XIV en Andalucía y Marruecos.

Mocheta, f. 1. Ángulo diedro entrante, que se deja o se abre en la esquina de una pared, o resulta al encontrarse el

plano superior de un miembro arquitectónico con un paramento vertical. 2. Telar del vano de una puerta o ventana.

Modillón, m. Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel.

Moldura, f. Parte saliente de perfil uniforme, que sirve para adornar o reforzar obras de arquitectura, carpintería y otras artes.

Montante, m. 1. Listón o columna pequeña que divide el vano de una ventana. 2. Ventana sobre la puerta de una habitación.

Muralla, f. Muro u obra defensiva que rodea una plaza fuerte o protege un territorio.

Muro, m. Pared o tapia.

Mútulo, m. Modillón cuadrado, que aparece bajo la corona y goterón de la cornisa dórica griega, sobre los triglifos y metopas del friso. Traduce tal vez la cabeza salediza sobre el muro de los cabios o viguetas de la cubierta y por ello se decoran con tres filas de a seis pequeños troncos de cono regularmente espaciadas. Supervivencia de las clavijas que sujetaban esos cabios y puramente decorativos en piedra.

Nártex, m. Atrio o vestíbulo situado a la entrada de las iglesias paleocristianas y bizantinas.

Nave, f. 1. Cada uno de los espacios que entre muros o filas de arcadas se extienden a lo largo de los templos u

otros edificios importantes. 2. Cuerpo, o crujía seguida de un edificio, como almacén, fábrica, etc.

Nervadura, f. 1. Nervio (arco que sirve para formar la bóveda de crucería). 2. Conjunto de los nervios de las bóvedas góticas.

Nervio, m. Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería. Es elemento característico del estilo gótico.

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Nudillo, m. Zoquete o pedazo corto y grueso de madera, que se empotra en la fábrica para clavar en él algo; como las vigas de techo, marcos de ventana, etc.

Ojiva, f. Figura formada por dos arcos de círculo iguales, que se cortan en uno de sus extremos y volviendo la concavidad el uno al otro.

Oráculo, m. Lugar, estatua o simulacro que representaba la deidad cuyas respuestas se pedían.

Orden, m. Cierta disposición y proporción de los cuerpos principales que componen un edificio.

• Orden atlántico, m. El que en vez de columnas o pilastras lleva atlantes para sostener los arquitrabes.

• Orden compuesto, m. El que en el capitel de sus columnas reúne las volutas del jónico con las dos filas de hojas de acanto del corintio, guarda las proporciones de este para lo demás y lleva en la cornisa dentículos y modillones sencillos.

• Orden corintio, m. El que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto y caulículos, y la cornisa con modillones.

• Orden dórico, m. El que tiene la columna de ocho módulos o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas y triglifos.

• Orden jónico, m. El que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas, y dentículos en la cornisa.

Ornamento, m. 1. Ciertas piezas que se ponen para acompañar a las obras principales. 2. Adorno, compostura, atavío que hace vistosa una cosa.

Pabellón, m. Resalto de una fachada en medio de ella o en algún ángulo, que suele coronarse de ático o frontispicio.

Paja, f. Escama o partícula en la masa de los metales fundidos que, mal adherida, se desprende fácilmente y puede así ocasionar roturas o disminuir la resistencia de la pieza u objeto que debe ser homogéneo y compacto.

Paramento, m. 1. Cada una de las dos caras de una pared. 2. Cada una de las seis caras de un sillar labrado.

Parapeto, m. Pared o baranda que se pone para evitar caídas, en los puentes, escaleras, etc.

Pared, f. Obra de albañilería vertical, que cierra o limita un espacio.

Parteluz, m. Mainel o columna delgada que divide en dos un hueco de ventana.

Pasadizo, m. Paso estrecho que en las casas o calles sirve para ir de una parte a otra atajando camino.

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Pasamano, m. Barandal, listón, moldura o barra de madera, hierro, piedra, que sujeta en alto los balaústres o barrotes de la barandilla de una escalera, de un antepecho o baranda de balcón, balaustrada, etc., en que se apoya, descansa o corre la mano. Corrientemente se dice de la moldura de madera, por lo común fina, puesta en las barandillas de las escaleras.

Patio, m. Espacio cerrado con paredes o galerías, que en las casas y otros edificios se suele dejar al descubierto.

Pedestal, m. Cuerpo sólido, de forma cilíndrica o de paralelepípedo rectangular, que sostiene una columna, estatua, etc.

Pechina, f. Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales sobre que estriba.

Peldaño, m. Cada una de las partes de un tramo de escalera, que sirven para apoyar el pie al subir o bajar por ella.

• Peldaño achaflanado, m. El que tiene achaflanada su parte delantera.

• Peldaño de abanico, m. Pañoleta, medio pañuelo, cuando está en los ángulos de una escalera de tramos rectos. Más corrientemente se dice de los peldaños de una escalera de San Gil, o seo de caracol, elíptica o helicoidal, en que cada peldaño tiene su huella más ancha a un lado que a otro.

• Peldaño macizo, m. El no achaflanado.

Péndola, f. 1. Cada uno de los maderos de un faldón de armadura que van desde la solera a la lima tesa. 2. Cada una de las varillas verticales que sostienen el piso de un puente colgante o tienen oficio parecido

en otras obras.

Pendolón, m. Madero de armadura en situación vertical que va desde la hilera a la puente.

• Falso pendolón, m. Péndola, el que en una armadura está entre dos tirantes para reforzar el de abajo.

Peristilo, m. 1. Galería de columnas que rodea un edificio o parte de él. 2. En la Antigüedad, lugar o sitio rodeado de columnas por la parte interior, como los atrios.

Pila-estribo, f. La pila de puente o viaducto que, por su mucho espesor, puede oficiar de estribo.

Pilar, m. Especie de pilastra, sin proporción fija entre su grueso y altura, que se pone aislada en los edificios, o sirve para sostener otra fábrica o armazón cualquiera.

Pilarote, m. Poste de arranque o de llegada de una barandilla o del ángulo de un descansillo. Acostumbra a tener mayor dimensión o tratamiento decorativo que los restantes barrotes de la escalera.

Pilastra, f. Columna de sección cuadrangular.

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Pilón, m. Pila, taza, tazón, receptáculo o recipiente, por lo regular de piedra, que se construye en las fuentes para que cayendo el agua en él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos. Puede ser circular, poligonal, rectangular, etc., liso o decorado, o como suele hacerse en general, como un antepecho, pretil o basamento con zócalo, dado o neto y una moldura de remate que a la vez sirve de apoyo y brocal.

Pináculo, m. 1. Parte superior y más alta de un edificio o templo. 2. Remate en la arquitectura gótica y, por ext., en otros estilos, adorno terminal, piramidal o cónico.

Piñón, m. Remate triangular de los hastiales góticos.

Plafón, m. Plano inferior del saliente de una cornisa.

Planta, f. 1. Figura que forman sobre el terreno los cimientos de un edificio o la sección horizontal de las paredes en

cada uno de los diferentes pisos. 2. Diseño de esta figura.

Plataforma, f. Suelo superior, a modo de azotea, de las torres, reductos y otras obras.

Plateresco, m. Se dice del estilo arquitectónico en que se emplean adornos de las arquitecturas clásica y ojival.

Plinto, m. Parte cuadrada inferior de la basa.

Porche, m. 1. Soportal, cobertizo. 2. Espacio alto y por lo común enlosado que hay delante de algunos templos y palacios.

Portada, f. Ornato de arquitectura que se hace en las fachadas principales de los edificios suntuosos.

Pórtico, m. 1. Sitio cubierto y con columnas que se construye delante de los templos u otros edificios suntuosos. 2. Galería con arcadas o columnas a lo largo de un muro de fachada o de patio.

Postigo, m. 1. Puerta falsa que ordinariamente está colocada en sitio excusado de la casa. 2. Cada una de las puertas pequeñas que hay en las ventanas o puertaventanas. 3. Tablero sujeto con bisagras o goznes en el marco de una puerta o ventana para cubrir cuando conviene

la parte encristalada.

Predela, f. Banco o banca de retablo, parte inferior horizontal de este.

Presbiterio, m. Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.

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Pretil, m. Murete o vallado de piedra u otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de caídas.

Pronaos, m. Parte delantera en los templos antiguos, pórtico que había delante del santuario o cela, como se ve en Egipto y Grecia.

Proscenio, m. En el antiguo teatro griego y latino, lugar entre la escena y la orquesta, más bajo que la primera y más alto que la segunda, en el cual estaba el tablado en que representaban los actores.

Rasilla, f. Ladrillo hueco y más delgado que el corriente, empleado para forjar bovedillas y otras obras de fábrica.

Reja, f. Conjunto de barrotes metálicos o de madera, de varias formas y figuras, y convenientemente enlazados, que se ponen en las ventanas y otras aberturas de los muros para seguridad o adorno, y también en el interior de los templos y otras construcciones para formar el recinto aislado del resto del edificio.

Remate, m. Aquello que en los edificios se sobrepone para coronarlos o adornar su parte superior.

Repisa, f. Miembro arquitectónico, a modo de ménsula, que tiene más longitud que vuelo y sirve para sostener un objeto de utilidad o adorno, o de piso a un balcón.

Revestimiento, m. Capa o cubierta con que se resguarda o adorna una superficie.

Roleo, m. Voluta de capitel. Motivo ornamental en forma de voluta o tallo vegetal enroscado. Es característico en la decoración del plateresco.

Rosa, f. El florón que campea en el centro del ábaco en los capiteles corintios y compuestos. También flior, y rosa de girasol. Rosas de seis pétalos, véanse ya en lo musulmán de Córdoba (techos mezquita) y Medina-Azahara y en los techos mudéjares.

Rosetón, m. 1. Ventana circular calada, con adornos. 2. Adorno circular que se coloca en los techos.

Rotonda, f. Templo, edificio o sala de planta circular.

Sagita, f. Porción de recta comprendida entre el punto medio de un arco y el de su cuerda.

Salmer, m. Piedra del machón o muro, cortada en plano inclinado, de donde arranca un arco adintelado o escarzano.

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Sillería, f. El conjunto de sitiales del coro, suelen disponerse junto a sus muros o cierres y por lo común en doble hilera.

Sobrearco, m. Arco construido sobre un dintel o umbral para aliviar el peso que cargaría sobre aquellos.

Soga, f. Parte de un sillar o ladrillo que queda descubierta en el paramento de la fábrica.

Solera, f. Tabla, tablazón de madera tendida en el suelo.

Soporte, m. Apoyo o sostén.

• Soporte de enlucido, m. Revestimiento de haces con alambrera, para armar y aguantar la lucidura.

Sotabanco, m. Hilada que se coloca encima de la cornisa para levantar los arranques de un arco o bóveda y dejar visible toda la vuelta del intradós.

Tabique, m. Pared delgada que sirve para separar las piezas de la casa.

• Tabique de panderete, m. Pared delgada de una solo hilada de ladrillos puestos lado angosto contra lado angosto.

• Tabique conejero, m. El construido en un desván para formar cámara de aire al recibir el tabicado plano de azotea.

Tablero, m. 1. Plano resaltado, liso o con molduras, para ornato de algunas partes del edificio. 2. Ábaco (parte plana que corona el capitel).

Talón, m. 1. Reborde de una teja. 2. Moldura sinuosa cuyo perfil se compone de dos arcos de círculo contrapuestos y unidos entre sí, y que

terminan a escuadra con las rectas que limitan dicha moldura.

Tambor, m. 1. Aposento que se hace de tabiques dentro de otro aposento. 2. Muro cilíndrico que sirve de base a una cúpula. 3. Cuerpo central del capitel y más abultado, o de mayor diámetro, que el fuste de la columna. 4. Cada una de las piezas del fuste de una columna cuando no es monolítica.

Tapajuntas, m. Listón moldeado que se pone para tapar la unión o juntura del cerco de una puerta o ventana con la pared, o los vivos o ángulos de una pared para que el yeso no se desconche.

Techumbre, m. 1. Elemento superior del edificio que lo cubre o cierra, formado por la armadura y el material de techar. 2. Techo (de un edificio). 3. Conjunto de la estructura y elementos de cierre de un techo.

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Telar, m. Parte del espesor del vano de una puerta o ventana, más próxima al paramento exterior de la pared y que está con él a escuadra.

Templete, m. Pabellón o quiosco, cubierto por una cúpula sostenida por columnas.

Terrado, m. Terraza (cubierta de un edificio).

Tímpano, m. Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base.

Tirante, m. Pieza de madera o barra de hierro colocada horizontalmente en una armadura de tejado para impedir la separación de los pares, o entre dos muros para evitar un desplome.

Tizón, m. Sillar o ladrillo cuya mayor dimensión es ortogonal respecto al paramento.

Toro, m. Bocel (moldura en que se plasma la figura geométrica definida por una superficie tórica).

Torre, f. Edificio más alto que ancho y que en las iglesias sirve para colocar las campanas, y en las casas para esparcimiento de la vista y para adorno.

Torreón, m. Torre grande, para defensa de una plaza o castillo.

Tracería, f. Decoración arquitectónica formada por combinaciones de figuras geométricas.

Tragaluz, m. Ventana abierta en un techo o en la parte superior de una pared, generalmente con derrame hacia adentro.

Trasdós, m. 1. Superficie exterior convexa de un arco o bóveda, contrapuesta al intradós. 2. Pilastra que está inmediatamente detrás de una columna.

Triforio, m. Galería que rodea el interior de una iglesia sobre los arcos de las naves y que suele tener ventanas de tres huecos.

Triglifo, m. Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por tres canales.

Trompa, f. Bóveda voladiza fuera del paramento de un muro.

Vano, m. Parte del muro o fábrica en que no hay sustentáculo o apoyo para el techo o bóveda; p. ej., los huecos de ventanas o puertas y los intercolumnios.

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Ventana, f. Abertura más o menos elevada sobre el suelo, que se deja en una pared para dar luz y ventilación.

Ventanal, m. Ventana grande, como las de las catedrales.

Vidriera, f. La formada por vidrios con dibujos coloreados y que cubre los ventanales de iglesias, palacios y casas.

Viga, f. Madero largo y grueso que sirve, por lo regular, para formar los techos en los edificios y sostener y asegurar las fábricas.

• Viga de aire, f. La que solo está sostenida en sus extremos.

• Viga maestra, f. La que, tendida sobre pilares o columnas, sirve para sostener las cabezas de otros maderos también horizontales, así como para sustentar cuerpos superiores del edificio.

Vigueta, f. Barra de hierro laminado, destinada a la edificación.

Voladizo, m. Que vuela o sale de lo macizo en las paredes o edificios.

Voluta, f. Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto.

Zaguán, m. Espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la calle.

Zanca, f. Cada tabla o madero lateral inclinado que flanque una escalera y sirve para ocultar los extremos de los peldaños, darles apoyo, o ambas cosas.

Zapata, f. Pieza puesta horizontalmente sobre la cabeza de un pie derecho para sostener la carrera que va encima y aminorar su vano.

Zócalo, m. 1. Cuerpo inferior de un edificio u obra, que sirve para elevar los basamentos a un mismo nivel. 2. Friso (faja de la parte inferior de las paredes). 3. Miembro inferior del pedestal, debajo del neto. 4. Especie de pedestal.

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Imágenes

ARTE NAZARÍ, NAZARITA O GRANADINO – Alhambra, Granada

Patio de los Arrayane. Mirador de Daraxa.

Interior de uno de los templetes del Patio de los Leones. Bóveda de mocárabes.

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Detalle del capitel de mocárabes. Detalle de la cúpula de la Sala de los Abencerrajes.

ARTE MUDÉJAR

Interior de la Mezquita de Córdoba. Columnas pareadas del Patio de las Doncellas del Alcázar de

Sevilla.

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ARQUITECTURA DEL GÓTICO TARDIO

Arbotantes de la Catedral de Sevilla. Crucero de la Catedral de Sevilla.

Detalle de los pináculos de la Catedral de Sevilla. Catedral cristiana dentro de la

Mezquita de Córdoba.

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RENACIMIENTO

Fachada del Consistorio de Sevilla.

Pórtico del patio del Palacio de Carlos V de Granada. Interior de la Capilla Mayor de la

Catedral de Granada.

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EJEMPLOS DE CÚPULAS

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EJEMLOS DE PILASTRAS Y COLUMNAS

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EJEMPLOS DE PORTADAS

Portada con tímpano decorado y jambas con apóstoles.

EJEMPLOS DE CELOSÍAS

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EJEMPLOS DE ARTESONADOS

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http://ar.kalipedia.com/fotos/nave-gotica.html?x=20070718klparthis_12.Ees http://olmo.pntic.mec.es/~fbez0000/columna1.jpg

http://www.geocities.com/el_mundo_gotico/el_arte_gotico.htm

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http://iesalbarregas.juntaextremadura.net/departamentos/ccss/historiadelarte/

Bóveda

Pechina Parteluz o mainel Jambas

Abocinado Rosetón Frontón

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Alfiz Celosía Contrafuerte Gablete

Tímpano

Pináculo Arbotante Crucero


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