Masarykova univerzita
Filozofická fakulta
Ústav románských jazyků a literatur
Magisterská diplomová práce
2010 Zuzana Ingrová
Masarykova univerzita
Filozofická fakulta
Ústav románských jazyků a literatur
Učitelství španělského jazyka a literatury pro střední školy
Zuzana Ingrová
La mexicanidad a través de los ensayistas mexicanos Octavio
Paz y Carlos Fuentes
Magisterská diplomová práce
Vedoucí práce: Doc. PhDr. Eva Lukavská, CSc.
Brno 2010
2
Prohlašuji, že jsem diplomovou práci vypracovala samostatně s použitím uvedených pramenů a literatury.
..................................................................Zuzana Ingrová
3
Děkuji paní Doc. PhDr. Evě Lukavské, CSc. za čas věnovaný konzultacím a za cenné
rady a přípomínky.
4
Índice:
1. Introducción..................................................................................................................7
2. La corriente de lo mexicano.......................................................................................10
3. La visión del pasado – historia como búsqueda de la identidad...............................12
3.1 Los aztecas y su legado........................................................................................123.1.1 La pirámide.....................................................................................................15
3.2 La Colonia y la legitimidad textual....................................................................183.2.1 Legado psicológico – rasgos de carácter........................................................193.2.2 La legitimidad textual.....................................................................................21
3.3 La independencia, un vacío................................................................................24
3.4. La Reforma como ruptura.................................................................................29
3.5 La Revolución del 1910 como un encuentro consigo mismo............................333.5.1 El Porfiriato y su ideología.............................................................................333.5.2 La Revolución................................................................................................343.5.3 El Zapatismo...................................................................................................373.5.4 Las consecuencias de la Revolución..............................................................383.5.5 El mito de la Revolución continua.................................................................383.5.6 La Revolución, en resumidas cuentas.............................................................40
4. La visión del presente.................................................................................................41
4.1 El tiempo...............................................................................................................41
4.2. Máscaras..............................................................................................................47
4.3 La religión............................................................................................................524.3.1 La religión en la historia.................................................................................524.3.2 El sincretismo religioso: un ejemplo..............................................................534.3.3 La muerte mexicana........................................................................................55
4.4. Importancia de la fiesta......................................................................................574.4.1 La fiesta mexicana..........................................................................................594.4.2 La cultura........................................................................................................594.4.3 Para concluir...................................................................................................60
4.5 Las múltiples realidades mexicanas...................................................................614.5.1 Los dos Méxicos.............................................................................................624.5.2 Los demás Méxicos........................................................................................634.5.3 Influencias históricas......................................................................................644.5.4 Para concluir...................................................................................................65
5. La visión del futuro.....................................................................................................66
5.1 Posibilidades de desarrollo.................................................................................665.1.1 La situación económica..................................................................................665.1.2 El desarrollo de cada hombre.........................................................................685.1.3 Nuestro propio destino...................................................................................69
6. Diferencias y rasgos comunes de los ensayos............................................................71
7. Conclusión..................................................................................................................73
5
8. Bibliografía.................................................................................................................76
9. Apéndices....................................................................................................................81
9.1. Vida y obra de Octavio Paz...............................................................................81
9.2. Vida y obra de Carlos Fuentes..............................................................................86
6
1. Introducción
En las clases de La literatura hispanoamericana a través de la crítica y ensayística de
doc. PhDr. Eva Lukavská, CSc. conocí un ensayo de El laberinto de la soledad de
Octavio Paz. Como el ensayo ofrece unas explicaciones interesantes de varios
fenómenos que había conocido durante mi estancia en México, me interesé en el tema y
decidí analizarlo con más detalle. Doc. PhDr. Eva Lukavská, CSc. me guió
ofreciéndome obras de otros ensayistas que tratan el tema de la mexicanidad. Ya al
principio de la investigación encontré varios problemas: la bibliografía era escasa y
difícil de conseguir y, sobre todo, no encontraba una definición adecuada del concepto
de la mexicanidad.
Entonces, ¿qué es la mexicanidad? En la definición del concepto figura cierta
ambigüedad. La esencia de mexicanidad no es dada, es algo que los pensadores y
escritores buscan e interpretan cada uno a su manera. Llinás Álvarez, profesor de la
UNAM, habla de un núcleo común de la mexicanidad: “Aunque la idea de mexicanidad
tuvo un núcleo común, hubo dentro de ella, al correr de los años, numerosas
corrientes.”1 Sin embargo, Llinás Álvarez no ofrece más detalles sobre estas corrientes,
solamente explica que el núcleo común se desarrolló en los años de la Revolución y uno
de sus gestores principales era José Vasconcelos. Según Gómez-Martínez, para
Vasconcelos la base del concepto de mexicanidad es la cultura mestiza.2 La cultura
mestiza parece ser el núcleo común, lo que todos los pensadores consideran al buscar la
definición de la mexicanidad.
José López Portillo y Rojas, un novelista mexicano, habla también de la cultura
mestiza cuando dice que la mexicanidad es: “la fusión de razas en el campo [que] va
unificando a nuestro pueblo dándole una personalidad única y diferente a la de las razas
originales, las europeas y las indígenas. Rota la tradición indígena y la española, esta
nueva raza...no procura, ni aun piensa, imitar usos extranjeros.”3
El problema de la imitación de usos extranjeros es también tratado por Llinás
Álvárez: “Por un tiempo se pensó que para ser mexicano había que asimilar las ideas
1 LLINÁS ÁLVAREZ, Edgar, Revolución, educación y mexicana. La búsqueda de la identidad nacional en el pensamiento educativo Mexicano, UNAM, México, 1978, p. 15. Descargado de: http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=2681. el 10 de septiembre de 2009. 2 Sin fuente indicada. GÓMEZ-MARTÍNEZ, José Luis, Proyecto Ensayo hispánico, 2009, descargado de: <http://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/mexico/vasconcelos.htm>. el 10/9/2009.3 Sin fuente indicada. LLINÁS ÁLVAREZ, op.cit., p. 48.
7
americano-europeizantes porque eran las que representaban el progreso y sin las cuales
México carecería por completo de lo que se daba en llamar “Cultura” con C
mayúscula.” Las ideas americano-europeizantes se transplantaban a México para que
éste se convirtiera en una nación civilizada. Según Llinás Álvarez había otros que
subrayaban el legado español y que creían que México se debía hacer cada vez más
español, sin embargo, ninguno de los dos grupos contó con lo que México realmente
era.4 Las ideas de la europeización podemos encontrar en las obras de otros pensadores
latinoamericanos, sobre todo en Domingo F. Sarmiento en Civilización y Barbarie,
donde la civilización es representada por las ciudades llenas de ideas europeas y la
barbarie por el pueblo. Hasta en España Miguel de Unamuno habla de europeización
antes de adoptar una postura más patriótica. La búsqueda de modelos extranjeros es un
fenómeno común, sin embargo poco servible si se niega la realidad del país dado.
El concepto de mexicanidad surge precisamente en el momento cuando los
mexicanos se dan cuenta de que no quieren ser como los estadounidenses ni como los
europeos o españoles, quieren ser ellos mismos. Llinás Álvarez sitúa este momento en
la época de la Revolución del 19105 sin ofrecer más explicaciones. Se puede inferir que
durante la Revolución los mexicanos se dan cuenta que no habían logrado trasplantar
con éxito las ideas extranjeras. Algunos escritores, por ejemplo Carlos Fuentes, hablan
del tiempo de la Revolución como de un encuentro del mexicano consigo mismo: “[El
choque revolucionario] permitió a los mexicanos descubrirse a sí mismos.”6 Lo que los
escritores citados tienen en común es la percepción de la mexicanidad como todo lo que
significa ser mexicano incluyendo el orgullo de lo autóctono. Según Llinás Álvarez la
mexicanidad es un conjunto de valores que tipifican a México7. No obstante, el escritor
sigue sin precisar de qué valores se trata y uno de los objetivos de la presente tesina es
especificar estos valores.
Octavio Paz mantiene una definición negativa y aparentemente diferente: “La
mexicanidad es ruptura, negación y búsqueda.”8 Sin embargo, cuando seguimos
leyendo, hay cierta conexión, Paz habla de la ruptura y negación del pasado indígena y
del pasado español, y la búsqueda de una identidad propia, de lo que significa ser
mexicano y también de un futuro mejor. Más adelante Octavio Paz afirma: 4 LLINÁS ÁLVAREZ, Edgar, op.cit., p. 153. 5 LLINÁS ÁLVAREZ, Edgar, op.cit., p. 15. 6 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975. p. 83. 7 LLINÁS ÁLVAREZ, Edgar, op.cit., p. 158. 8 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 106.
8
“Mexicanidad es una oscilación entre varios proyectos universales, sucesivamente
trasplantados o impuestos y todos hoy inservibles. La mexicanidad, así, es una manera
de no ser nosotros mismos, una reiterada manera de ser y vivir otra cosa. En suma, a
veces una máscara y otras una súbita determinación por buscarnos, un repentino
abrirnos el pecho para encontrar nuestra voz más secreta.”9 Lo que Paz percibe se puede
resumir como un sentimiento de enajenación, una situación difícil.
Como no existe una definición precisa y unánime, para los fines de la presente
tesina, la mexicanidad se define como un conjunto de rasgos y valores que tipifican a
México. Estos rasgos y valores se analizarán a través de las siguientes obras de dos
escritores mexicanos: El laberinto de la soledad y Postdata de Octavio Paz y Tiempo
mexicano y El espejo enterrado de Carlos Fuentes. Como el tema entero de la
mexicanidad es demasiado amplio para el carácter de este trabajo, se restringirá a
algunos aspectos importantes que son tratados por los dos escritores: su visión de la
historia mexicana y unos momentos históricos importantes para la formación de la
mexicanidad, análisis de varios rasgos contemporáneos y la visión del futuro de México
que los dos escritores presentan.
El objetivo del presente trabajo es encontrar los rasgos y valores que forman la
mexicanidad en los ensayos mencionados, mostrar que los dos escritores tienen una
visión parecida y coinciden en cierto negativismo acentuando una visión de México
como un pueblo “desgraciado” predestinado a sufrir. También quiero aportar
observaciones y comentarios basados en el análisis de los textos mencionados, y
finalmente, acercar el tema a los estudiantes checos.
2. La corriente de lo mexicano
Octavio Paz y Carlos Fuentes no son únicos en formular ideas en torno a lo mexicano
sino que pertenecen a una corriente del pensamiento mexicano llamada el movimiento
de introspección, que surgió en los años posteriores a la Revolución del 1910.
Muchas de las interpretaciones de los escritores del movimiento de introspección
se basan en arquetipos ya creados en el siglo XIX por la corriente nacionalista, entre
otros, por Fray Servando de la Mier y José María Bustamante. Se trata, por ejemplo, de
9 PAZ, Octavio, op.cit., p. 205.
9
la referencia al gobierno mexicano como heredero de los aztecas y la mitificación de La
Malinche y de otros personajes históricos de la Conquista.
Algunos rasgos nacionales mexicanos fueron ya descritos por los escritores e
intelectuales positivistas y liberales como Ezequiel Chávez, Julio Guerrero, Andrés
Molina Enríquez, Martín Luis Guzmán, Carlos Trejo Lerdo de Tejada y Justo Sierra a
principios del siglo XX. El espíritu mexicano fue examinado en la obra de los filósofos
antipositivistas José Vasconcelos, Antonio Caso1 y Alfonso Reyes.
El movimiento de introspección en el pensamiento mexicano se inició en 1934
con la publicación de El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos. Su
obra hace hincapié en el sentimiento de la inferioridad de los mexicanos quienes, siendo
la raza vencida, fundada por el mestizaje por violencia, ocultan su susceptibilidad y
desconfianza detrás de una alarde virilidad y agresividad. El mayor auge de la corriente
ocurre entre los años 1950 y 1960 con la publicación de El laberinto de la soledad.
Otros ensayistas que forman parte de la corriente son Leopoldo Zea, César Garizurieta,
Jorge Carrión, Jorge Segura Millán, Aniceto Aramoni, Emilio Uranga y Santiago
Ramírez. Estos escritores buscan la esencia del ser mexicano, estudian la historia y el
proceso formativo de la nación para encontrar soluciones a los problemas nacionales.
Santiago Ramírez asevera que en ningún país del mundo existe una corriente de
introspección tan fuerte como en México2. De la fuerza del movimiento de introspección
Cristina Hernández deduce que “ningún país presenta la crisis de identidad tan fuerte
que parece aquejar a los mexicanos.”3
El laberinto de la soledad de Octavio Paz es la obra más influyente de la época
que resume los conceptos anteriores y los interpreta manteniendo que, detrás de las
máscaras que el mexicano se pone, no queda un sentimiento de inferioridad como
sostenía Samuel Ramos, sino un sentimiento de soledad. En Postdata Paz trata de
explicar los problemas contemporáneos de México comparando el modelo del gobierno
azteca, el colonial y el de México independiente.
Carlos Fuentes sigue en su pensamiento a Octavio Paz, maestro de sus principios
literarios, y en El espejo enterrado indaga la historia para descifrar la identidad
mexicana. El libro dedica mucho espacio a la historia de España y camina hacia una
1 Véase: José Vasconcelos, La raza cósmica (1925), y Antonio Caso, Discursos a la nación mexicana (1922).2 RAMÍREZ, Santiago, El mexicano, psicología de sus motivaciones, Editorial Grijalbo, 1977, descargado de: http://luisenriquevazquez.com/elmexicano.pdf el 25/3/2010.3 GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Cristina, Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002, p. 140.
10
identificación con la herencia española, que fue muchas veces negada, como veremos
más adelante. Tiempo mexicano examina al mexicano y sus características para
desembocar en una fuerte crítica de la política mexicana posrevolucionaria.
En el presente, los críticos4 del movimiento de introspección mantienen que el
movimiento al tratar de encontrar la identidad mexicana, la inventó, y así, sin querer lo,
contribuyó a la reafirmación y difusión de la mitología oficial que sirve para divulgar el
nacionalismo y crear una nación homogénea. Sin embargo, en el curso de la historia hay
una tendencia de criticar las corrientes y generaciones anteriores y los críticos
contemporáneos llegan al otro extremo cuando rechazan cualquier generalización y la
existencia de los rasgos nacionales mexicanos, los que califican como un mero
“producto de la subjetividad de estos escritores”5. No obstante, la inexistencia de los
rasgos nacionales significaría que un visitante no notaría diferencia, por ejemplo, entre
la República Checa, los Estados Unidos de América o México, lo que tampoco es cierto.
Entonces, hay que admitir que cierta mexicanidad existe y en los siguientes capítulos la
buscaremos en la obra ensayística de Octavio Paz y Carlos Fuentes, estando al
pendiente de las críticas presentes y conscientes de que ningún rasgo nacional es tan
general para ser aplicable a todos los miembros de la nación dada.
3. La visión del pasado – historia como búsqueda de la identidad
El presente capítulo se dedica a la historia mexicana como la presentan Octavio Paz y
Carlos Fuentes. Los dos escritores coinciden en el análisis de ciertos momentos de la
historia mexicana. Primero hablan de los aztecas y su legado en el pensamiento
mexicano contemporáneo. Otras etapas históricas analizadas son la colonia, la
independencia y sus consecuencias, la Reforma como una ruptura con el pasado y
finalmente, la Revolución como un encuentro con lo que México verdaderamente era.
Como todos estos acontecimientos y procesos históricos influyen en la formación de la
mexicanidad, se analizarán cada uno con más detalle.
4 Esta crítica la encontramos sobre todo en la obra de Roger Bartra, Jaula de la melancolía (1996), y en Cristina González, op.cit. Las críticas presentes reflejan el relativismo filosófico típico de la sociedad postmoderna, que refuta la existencia de principios universales. 5 GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Cristina, op.cit., p. 140.
11
3.1 Los aztecas y su legado
Para entender el papel de los aztecas en comparación con otras civilizaciones
mesoamericanas, hay que hacer una breve excursión a la historia que al mismo tiempo
servirá para penetrar en la interpretación histórica de Octavio Paz y la de Carlos
Fuentes.
El primer período importante de la historia de Mesoamérica se llama el
Preclásico o Formativo y duró desde 1800 a. C. hasta 200 d. C. En el período tuvo lugar
una lenta evolución desde las aldeas agrícolas hasta la primera gran civilización, la
Olmeca.
El siguiente período, el Clásico duró desde 200 d. C. hasta 800 d. C. Era el
período de las grandes civilizaciones urbanas y de las grandes teocracias. Florecen la
civilización maya, la zapoteca, la de Teotihuacán y la gente de El Tajín. “Las técnicas
para labrar la piedra y el barro alcanzaron su punto más alto.”1
El período Postclásico o Histórico empieza hacia el año 800 d. C. y termina en
1521 con la toma de la capital azteca por los españoles. Este período, el de las grandes
hegemonías, fue sobre todo nahua. Empieza con la dominación de Tula. Los aztecas
eran un pueblo seminómado y bárbaro que sustituyó a los toltecas tras un período de
luchas.
Paz dice sobre las civilizaciones mesoamericanas: “sorprende la pluralidad de
ciudades y culturas, que contrasta con la relativa homogeneidad de sus rasgos más
característicos.”2 Los rasgos comunes de las civilizaciones mesoamericanas eran sobre
todo la agricultura de maíz, el calendario ritual, el juego de la pelota, los sacrificios
humanos y los mitos solares y de vegetación semejantes, sin embargo, a los pueblos los
dividían muchas querellas.
Según Paz los aztecas formaron un estado teocrático y militar y querían negar su
pasado chichimeca que era considerado bárbaro. El tlatoani (gobernante) Itzcóatl
ordenó quemar los documentos antiguos que hablaban de su origen bárbaro y fabricaron
otros que comprobaban su filiación con los toltecas.3 Los aztecas tenían un sentimiento
de ilegitimidad, una “llaga en la psiquis”4. El procedimiento de hacer referencia a un
1 Fuente: Historia Quinto grado, México, SEP, 2009, págs. 96 - 97. descargado de: http://www.elkiosco.gob.mx/mesoamerica.html, el 3/12/2009. 2 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 109. 3 PAZ, Octavio, “Postdata”, en Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, Madrid, Cátedra, 1993, (363-415). p. 404.4 Ibid.
12
antiguo estado o nación es muy común en la historia humana y sirve para fortalecer el
poder, por ejemplo, Alemania y sus héroes germánicos legendarios que sirvieron para
unir los numerosos principados en un estado. Si los aztecas tenían una llaga en la
psiquis o no, sería difícil de analizar; no obstante, se trata de una negación de su pasado.
Paz habla de la negación en conexión con muchos acontecimientos históricos, sobre
todo en conexión con la Reforma que comprendía la negación del pasado indígena, la
del pasado español y la del catolicismo.5 Sin embargo, la primera ocasión de la negación
ocurre ya con los aztecas cuando niegan su pasado chichimeca. Igualmente, el
sentimiento de la ilegitimidad del que Paz habla en conexión con los hijos ilegítimos del
conquistador español, está presente ya en la cultura azteca como una “llaga en la
psiquis”. Queda claro que Paz concibe México como un país que desde el principio
sufrió ciertos problemas “psicológicos” y no está completamente sano.
Según la cosmología azteca y su concepción cíclica del tiempo, ellos vivían en el
período del Quinto Sol. El fin del período del Quinto Sol significaría el fin de los
aztecas. Carlos Fuentes especifica: “En el mundo azteca, todo – religión, agricultura,
poder, ritos sacrificiales, astrología – estaba sometido a la sospecha del fin cercano; la
vida, frágil y nueva, de las poblaciones del altiplano mexicano necesitaba una certeza de
permanencia; todo estaba ordenado a exorcizar la catástrofe cíclica de la sequía, el
hambre, la guerra, la muerte, la enfermedad, la desaparición de los reinos de este
mundo. Los dioses cumplían esta función de estabilidad, de inmovilidad.”6 La sospecha
del fin del mundo culmina justo antes de la llegada de Cortés cuando según los
historiadores7 aparecen unas señales como cometas e inundaciones. Otra coincidencia
histórica interesante es la leyenda de Quetzalcóatl. Quetzalcóatl era un antiguo dios de
Teotihuacán, cuyo nombre tomó un rey tolteca, Topiltzin. El rey Topiltzin-Quetzalcóatl
nació el año 1 Acatl (caña), después de caer en una trampa de Tezcatlipoca huye en el
año 1 Acatl y los aztecas creían que iba a volver un año 1 Acatl. Cortés llegó
precisamente ese año. Como menciona Carlos Fuentes, “México impuso a Cortés la
máscara de Quetzalcóatl”8. Los aztecas le percibieron a Cortés como a alguien quien
reclama su herencia y aceptaron el fin de su ciclo cósmico. Paz habla de los indígenas
que se sentían abandonados por sus dioses y por eso ceden, el término que Paz usa es
5 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 152. 6 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 20. 7 HORDERN, Nicholas, Simon Dresner, Martin Hillman, Nový svět. Praha, Albatros, 1987. p. 28. 8 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 22
13
“el suicidio del pueblo azteca”9 El suicidio significa una rendición y los aztecas se
rindieron.10
Octavio Paz explica su interés en la historia de Mesoamérica y de los aztecas
diciendo: “...creo que la crítica de México y de su historia – una crítica que se asemeja a
la terapéutica de los psicoanalistas – debe iniciarse por un examen de lo que significó y
significa todavía la visión azteca del mundo.”11 Queda evidente que Octavio Paz
considera el legado azteca siempre presente en la sociedad contemporánea de México.
Por un lado, Paz habla de la importancia de la visión azteca del mundo y por el otro,
acusa el Museo de Antropología de ser un templo de “exaltación y glorificación de
México-Tenochtitlan”12 Hay que analizar con más detalle lo que Paz quiere decir. Es
cierto que el museo no es la única instancia en formar las ideas sobre la grandeza del
pasado azteca. Cierta exaltación está presente también por ejemplo en un libro de
historia para escuelas primarias: “y finalmente surgió el gran señorío mexica, que
dominaba gran parte de Mesoamérica a principios del siglo XVI, cuando Europa y
América entraron en contacto.”13 El adjetivo “gran” no se usa con ninguna otra
civilización anterior, lo que transmite la idea de cierta superioridad de los aztecas. La
importancia de un libro de historia de quinto grado estriba en formar las ideas de los
mexicanos sobre su pasado. Entonces podemos aceptar que la exaltación existe. Pero
¿qué es su origen? Puede ser el simple hecho de que la civilización azteca siendo la más
reciente y descrita por los españoles es también la más conocida y la más mencionada.
Sin embargo, Paz ve en la exaltación algo más, un modo de mantener el poder.
Entonces, no resulta contradictorio que Paz hable de la importancia de la visión azteca y
al mismo tiempo de la exagerada glorificación del mundo azteca. Lo que Paz quiere
decir es que la visión azteca del mundo es importante precisamente porque hay una
continua exaltación del mundo azteca que sirve para prolongar su modelo del gobierno,
la pirámide.
9 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 114. 10 Cabe mencionar que esta interpretación ha sido puesta en duda por algunos historiadores quienes opinan que más que rendición se trataba de una estrategia empleada por Moctezuma, quien era consciente de que no podía contar con el apoyo de las naciones dominadas. Véase: GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Cristina, Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002. 11 PAZ, Octavio, “Postdata”, en Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, Madrid, Cátedra, 1993, (363-415), p. 403. 12 PAZ, Octavio, op.cit., p. 414. 13 Historia Quinto grado, México, SEP, 2009, págs. 88 – 91, descargado de: http://www.elkiosco.gob.mx/mesoamerica.html, el 3/12/2009.
14
3.1.1 La pirámide
Octavio Paz y Carlos Fuentes interpretan la historia de México como una historia de la
pirámide. La pirámide presenta el modelo del poder, en la base la gran mayoría
sometida en la pobreza y en la cima el jerarca y “la plataforma del sacrificio.”14
Paz se dedica con más profundidad al tema de la pirámide, él la ve, con cierta
creatividad, hasta en la geografía de México, el Altiplano siendo la cima de la pirámide.
Así, la pirámide es una imagen del país igual que la de la sociedad.
Octavio Paz afirma que una de las claves de la historia de México es haber
llamado al país entero según la capital porque “el nombre de México-Tenochtitlan
evocaba la idea de la dominación azteca.”15 Y no se trata solamente del nombre del país
sino que también la bandera mexicana presenta motivos de una leyenda azteca. Paz
explica: “...entre la antigua sociedad y el nuevo orden hispánico se tendió un hilo
invisible de continuidad: el hilo de la dominación. Ese hilo no se ha roto: los virreyes
españoles y los presidentes mexicanos son los sucesores de los tlatoanis aztecas.”16 Sin
embargo, la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo tienen la estructura de la
pirámide, hasta en los sistemas democráticos se eligen representantes que disponen de
cierto grado de poder. Entonces, ¿qué es la esencia de la crítica de la pirámide? En mi
opinión lo más importante de lo que Octavio Paz quiere decir es lo que sigue: “los
pueblos indios aliados a los españoles esperaban que la caída de México-Tenochtitlan
pusiese fin al interregno, la usurpación y el vasallaje. Su horrible desengaño fue, quizá,
el origen de su pasividad de siglos: al convertirse en los sucesores del poder azteca, los
españoles perpetuaron la usurpación.”17 Así pues, el problema no es que haya alguien en
la cima de la pirámide sino que la mayoría acepta el vasallaje y la necesidad del
sacrificio sin cuestionar por qué se sacrifican y si es verdaderamente necesario. Hay que
tener en cuenta que Octavio Paz escribe Postdata en 1969, un año después de la
matanza de Tlatelolco. Fue un período en el cual el partido PRI desempeñaba el papel
crucial y exclusivo en el gobierno mexicano con el presidente Díaz Ordaz en la cima.
Los jóvenes matados en Tlatelolco se comparaban18 con las víctimas sacrificadas a los
dioses, esta vez siendo el régimen el dios cruel. Sin embargo, las matanzas crueles
pasan en otras partes del mundo también, por ejemplo en la Plaza de la Paz Celestial en 14 PAZ, Octavio, op.cit., p. 397. 15 PAZ, Octavio, op.cit., p. 396. 16 Ibid.17 PAZ, Octavio, op.cit., p. 408. 18 PAZ, Octavio, op.cit, p. 395-397.
15
China, donde no existe el legado azteca. Los sacrificios aztecas sirvieron para mantener
el orden cósmico; la masacre de Tlatelolco sirvió para mantener el poder del PRI y la de
la Paz Celestial mantuvo el poder comunista. Por consiguiente, hay más rasgos comunes
entre las masacres de Tlatelolco y de la Plaza de la Paz Celestial que entre el Tlatelolco
y los sacrificios humanos aztecas.
En Tiempo mexicano, publicado en 1971 Carlos Fuentes también menciona el
concepto de la pirámide. El concepto parece ser válido hasta el año 1992 cuando se
publica por primera vez El espejo enterrado: “en México el poder se ejerce
verticalmente y lo ejerce un solo hombre. No hay lugar para más de uno en el pináculo
de la pirámide mexicana. Esto es tan cierto hoy como lo era en 1519.”19 Carlos Fuentes
no ofrece ningunos detalles sobre las similitudes entre la situación contemporánea y la
del 1519 y sería preciso estudiar las circunstancias históricas con mucho detalle para
poder trazar los rasgos comunes y las diferencias, lo que sobrepasaría el tamaño del
presente trabajo. En este momento se puede concluir que la comparación es
cuestionable. Los dos ensayistas parecen tener una postura muy negativa hacia el poder,
culpando a los aztecas, a los conquistadores y a los españoles y quitando la
responsabilidad de la generación presente.
Carlos Fuentes habla también del paternalismo en México, de la “esperanza
perpetua de protección”20: la protección que los aztecas esperaban de sus emperadores,
luego se esperaba del virrey español y ahora se espera del señor presidente. A pesar de
que sería difícil de verificar hasta qué grado se esperaba la protección en los casos
mencionados, podemos comentar que la esperanza de protección es un signo de la
inmadurez o incapacidad de asumir la responsabilidad de su destino.
Hemos dicho que la mexicanidad es un conjunto de rasgos y valores que
caracterizan a México. Del análisis del mundo azteca y el concepto de la pirámide – el
arquetipo de México – surgen unas características más específicas de la mexicanidad. Es
la aceptación pasiva del vasallaje y la inmadurez o incapacidad de asumir la
responsabilidad.
19 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 160. 20 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 129.
16
17
3.2 La Colonia y la legitimidad textual
Tenochtitlán cayó en 1521 y catorce años más tarde, en 1535 fue establecido el
Virreinato de Nueva España.
Carlos Fuentes nos presenta su opinión sobre la colonia: “El tiempo de la colonia
fue un tiempo anacrónico que prolongó ficticiamente el orden orgánico de la Edad
Media [...] la colonia negó tanto el tiempo de la antigüedad indígena como el de la
modernidad europea.”21 La sociedad indígena estaba descompuesta, sus estructuras y su
modo de vida destruidos. Hay que tener en cuenta que España no podía transmitir su
modernidad porque cuando se realizó la conquista estaba todavía a principios del
Renacimiento, los ideales humanistas se estaban formando. Entonces transmitió lo que
tenía – la tradición medieval.
En El espejo enterrado Carlos Fuentes habla de las ideas utópicas europeas que
fracasaron en Europa y fueron trasladadas a América: “en vez de ser los beneficiarios de
la utopía, los pueblos aborígenes de las Américas se convirtieron en las víctimas del
colonialismo, despojados de su antigua fe y de sus tierras hereditarias, y obligados a
aceptar una nueva civilización y una nueva religión, mientras el Renacimiento europeo
seguía soñando con una utopía cristiana en el Nuevo Mundo.”22 Entonces, según Carlos
Fuentes, el Nuevo Mundo recibe de Europa su sistema medieval ya superado y sus
utopías fracasadas. Aquí hay una discrepancia porque las utopías (en el sentido
planteado por Tomás Moro) ya eran parte del pensamiento renacentista y no medieval
entonces Europa sí transmitió algo de su modernidad. En Fuentes encontramos una clara
tendencia de criticar lo que vino de Europa y presentar a los mexicanos como víctimas.
El problema de “las utopías” escriba en el hecho de que la mayoría de los
conquistadores no las conocían porque eran soldados ordinarios. La situación en las
primeras colonias anglosajonas era diferente porque eran comunidades de personas y
familias que huían de su país natal para poder ejercer su religión libremente y, al
principio, formaron comunidades que se podrían considerar utópicas. En América
Latina, según Stelio Cro23 el carácter de las utopías era cristiano-social y se manifestó
sobre todo en la obra de los misioneros franciscanos, luego en Padre Bartolomé de las
21 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 11. 22 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 280. 23 CRO, Stelio, “La utopía cristiano-social en el Nuevo Mundo”, Canadá, 1978, el 10/1/ 2010. Descargado de: <http://revistas.ucm.es/fll/02104547/articulos/ALHI7878110087A.PDF>.
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Casas, Vasco de Quiroga, Obispo de Michoacán, y en los Padres Jesuitas en sus
Reducciones en Paraguay.
En cuanto a la religión católica, Octavio Paz la interpreta como un elemento
unitivo de la sociedad colonial. En El laberinto de la soledad Octavio Paz afirma que:
“Gracias a la religión el orden colonial no es una mera superposición de nuevas formas
históricas, sino un organismo viviente”24 y más adelante afirma: “Debido al carácter
universal de la religión católica, que era [...] una religión para todos y especialmente
para los desheredados y los huérfanos, la sociedad colonial logra convertirse por un
momento en un orden.”25 El catolicismo colonial incluía a todos, a los peninsulares, a
los criollos, a los mestizos y a los indios. A diferencia de las colonias de Nueva
Inglaterra, las colonias latinoamericanas al quitar a los indígenas su cultura y su estilo
de vida, les ofrecieron la religión. Los indígenas de este modo encontraron su lugar en
el mundo colonial. La religión según Paz: “devuelve sentido a su presencia en la tierra,
alimenta sus esperanzas y justifica su vida y su muerte”26. Así, a pesar de sufrir las
consecuencias de la presencia española en el Nuevo Mundo, a los indígenas no les fue
negado su lugar en la escala social. La religión era un elemento fundamental de la
sociedad española y los españoles la transmitieron al Nuevo Mundo junto con su
cultura, su modelo de gobierno, y sus valores. Las cuestiones de la religión se tratan con
más detalle en el capítulo 4.3.
3.2.1 Legado psicológico – rasgos de carácter
Los dos escritores coinciden en identificar ciertos rasgos del carácter mexicano que
provienen, según ellos, de la dominación colonial.
Octavio Paz menciona los rasgos de la gente dominada que no desaparecieron
con el mundo colonial: “la desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra el paso
al extraño”27 y “miedo al señor, recelo ante sus iguales.”28 Según él, en México todavía
prevalece la psicología servil. Octavio Paz ve la historia y el carácter como dos cosas
que se influyen mutuamente: “Las circunstancias históricas explican nuestro carácter en
la medida que nuestro carácter también las explica a ellas.”29 El carácter y la historia se
24 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 123. 25 PAZ, Octavio, op.cit., p. 200. 26 PAZ, Octavio, op.cit., p. 124. 27 PAZ, Octavio, op.cit., p. 85. 28 Ibid. 29 PAZ, Octavio, op.cit., p. 87.
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influyen de tal manera que cualquier cambio es casi imposible. La historia produce
cierto carácter y el carácter repite la misma historia. Sin embargo, existe la habilidad
humana de aprender de los errores y salir adelante y gracias a esta habilidad México ha
vivido cierto desarrollo.
Carlos Fuentes explica los valores del mundo colonial: “en la América española
los hidalgos sólo lo eran porque poseían, fuera de la ciudad, minas y haciendas. Ser
obedecido, servido, admirado y respetado: tal fue el propósito vital del hidalgo
hispanoamericano.”30 Las personas que no tenían ningún título oficial llamaban a sí
mismos hidalgos en el Nuevo Mundo. Desde los años 30 del siglo XVII era posible
comprar un título de hidalguía con facilidad si la persona tenía bastante dinero. Es cierto
que el poder a menudo proviene de la posesión de bienes y por el hecho de que la clase
media es muy débil en México, el poder todavía está en las manos de una minoría.
Carlos Fuentes también presenta la situación en otra parte del Nuevo Mundo, en
Lima: “El virrey nos dice estar rodeado de «vagabundos, pelones caballeros, jugadores
sin número y coimeros», en tanto que la policía son «ladrones muy cursados».”31 Carlos
Fuentes menciona la situación en Lima porque cree que la situación en México no era
muy diferente. Sin embargo, hay que tener cuidado con declaraciones de este tipo
porque la crítica de la sociedad está presente en cada época y cada época tiene sus
vicios. Es cierto que en Hispanoamérica había más espacio para aventureros y
criminales de todo tipo que en la Europa de aquel entonces, sobre todo por la distancia y
la dificultad de aplicar la ley en tierras lejanas.
Carlos Fuentes considera la sociedad colonial por un lado estrictamente puritana
y por el otro muy viciosa. Entonces una característica general de la colonia sería el
disimulo. Los dos escritores coinciden sobre este rasgo. El disimulo está presente hasta
hoy en día32 y no es un rasgo que de ningún modo se pueda considerar puramente
mexicano.
Carlos Fuentes menciona todos los conflictos que según él les trajeron los
españoles: “¿Tolerancia o intolerancia? ¿Respeto hacia el punto de vista ajeno, el
derecho de criticar y de inquirir, o la Inquisición? ¿La mezcla étnica o la pureza racial?
30 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 300. 31 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 302. 32 Un ejemplo del disimulo oficial puede ser el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y sus estadísticas. Según el INEGI la tasa de desocupación en México era un 4 por ciento en 2008. El número es sorprendentemente bajo para un país tercermundista. Sin embargo, cuando vemos los criterios, se ve que la persona está ocupada si trabaja por lo menos seis horas a la semana en cualquier actividad económica, incluyendo a los mendigos y vendedores callejeros. Se trata de un ejemplo del disimulo oficial. Fuente: INEGI. Tasa de desocupación. http://www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx. el 3/1/2010.
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¿La autoridad central o local? ¿El poder desde arriba o desde abajo? [...] ¿tradición o
cambio?”33 Son cuestiones de carácter universal que en la época de la colonia no eran
resueltas en muchas partes de Europa y muchas de ellas no quedan resueltas hasta hoy
en día en varias partes del mundo. Se trata de cuestiones que cada nación debe
plantearse en diferentes etapas de su desarrollo.
Según los dos escritores la colonia dejó un legado psicológico muy profundo que
permanece hasta hoy en día: el disimulo, la desconfianza y conflictos internos.
3.2.2 La legitimidad textual
Carlos Fuentes señala la importancia del texto escrito para los mexicanos y reflexiona
sobre las causas de este fenómeno buscándolas en la historia. Para Carlos Fuentes el
texto es importante por dos razones. En primer lugar, es la única garantía de la justicia
ya que en el texto se garantizan todos los derechos que la gente no tiene en práctica – de
lo que queda claro que Fuentes habla sobre todo del texto de la ley. En segundo lugar, el
texto es una fuente de la legitimidad que los mexicanos no tienen, siendo hijos de una
relación ilegítima entre la Malinche y Cortés. La visión de Octavio Paz es un poco
diferente puesto que no hace conexión entre la historia de la Malinche y el texto.
Primero nos vamos a dedicar a la interpretación de la ley como una fuente de
legitimidad. Carlos Fuentes afirma: “el Viejo Mundo transfirió a México las estructuras
podridas del absolutismo feudal. Leyes de Indias dictadas por la Corona bajo presión de
misioneros benévolos contrastaban cruelmente con las condiciones reales de trabajo en
las minas, bosques y encomiendas de la colonia.”34 Fuentes percibe la realidad como la
esclavitud, el saqueo y el exterminio, no encuentra nada bueno en la época de la colonia.
La monarquía no era capaz de aplicar efectivamente las Leyes de Indias: se proclamaba
algo diferente de lo que se practicaba. En sí mismo, practicar algo diferente de lo que se
proclama es un fenómeno muy frecuente en todas las dictaduras del mundo y hasta
cierto grado en todas las estructuras del poder. Sin embargo, para México la diferencia
entre el texto (la ley) y la práctica es importante por su prolongación desde la conquista
hasta hoy en día. Por un largo tiempo el texto de la ley era la única fuente de la
legitimidad y justicia.
33 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 127. 34 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 125.
21
La segunda causa de la importancia del texto según Fuentes es la historia de la
Malinche. Carlos Fuentes y Octavio Paz aceptan la interpretación de México como un
país “bastardo”, hijo del violador español y de la madre indígena traidora. Octavio Paz
dedica todo un capítulo a esta interpretación y Carlos Fuentes la acepta también y busca
la salvación en el texto: “El texto nos libera de la condición degradada de bastardos. [...]
La legitimación del bastardo, la identificación del huérfano, se alcanza a través del
prestigio del texto.”35 Del ensayo no queda claro de qué tipo de texto Fuentes habla, no
obstante, según mi interpretación se trata también el texto de la ley. Si el padre es
negado y la madre condenada, ¿qué atributos tiene el texto para que los pueda sustituir?
Debe ser lleno de justicia, objetividad, protección. Las Leyes de Indias cumplen con
estas características, igual que los viejos títulos de la tierra que garantizaban la posesión
de la tierra a los campesinos aunque muchas veces no eran respetados36. Carlos Fuentes
afirma: “Quien posee el texto también ejerce la patria potestad.”37 ¿Cómo es posible
poseer el texto? Según mi interpretación los políticos y los poderosos son los dueños del
texto (de la ley) y de esta manera representan al padre. De allí proviene el paternalismo,
la esperanza perpetua de protección, de la que hablan los dos escritores. Se espera que
un individuo, sea un político o el presidente, pueda cambiar la situación de millones, sin
entender que el cambio debe provenir de una base más amplia de la gente.
Hay que cuestionar la base de la segunda causa de la importancia del texto, eso
es, cuestionar la interpretación de la Malinche traidora. La Malinche está dibujada en
muchos lienzos de la época38 lo que significa que su papel era verdaderamente
importante. Bernal Díaz del Castillo dice que sin su ayuda no hubieran entendido los
idiomas de Nueva España.39 La imagen de la Malinche como una traidora es muy
cuestionable porque en aquel entonces no había ninguna patria que traicionar. Había
tribus enemigas y Cortés se aprovechó precisamente de esta enemistad. Igualmente, por
el hecho de que existía un lazo amoroso entre Cortés y la Malinche, ella simplemente se
pudiera haber considerado su “esposa” lo que la obligaba a ser leal y ayudarle en sus
35 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 127. 36 No hay que creer que México es un país con leyes perfectas, no se trata de alabar las leyes. Según Fuentes, la situación era tan difícil que cualquier ley era mejor que la usurpación. 37 FUENTES, Carlos, op.cit., p.127. 38 por ejemplo, en un lienzo del códice Historia de Tlaxcala (1585) de Diego Muñoz Camargo.39 “without the help of Doña Marina we could not have understood the languages of New Spain and Mexico.” DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal, The History of the Conquest of New Spain, University of New Mexico Press, 2008. p. 51. Descargado de: http://books.google.cz/books?id=4zro07zbvAsC&printsec=frontcover&source=gbs_v2_summary_r&cad=0#v=onepage&q=&f=false, el 20/12/2009.
22
empresas.40 Se trata de una leyenda de la traición, una creación literaria, que los
mexicanos se imponen a sí mismos. Roger Bartra enfatiza en su libro La jaula de la
melancolía que tan injusto es que una mujer tan inteligente e excepcional como
Malintzin se convirtiera en un símbolo de la ignominia.41 La condición de bastardos o
huérfanos es también una creación literaria, un mito sobre la creación de la nación
mexicana. Es sorprendente que una leyenda tuviera tanta influencia y podemos ver que
no es solamente la historia y el carácter que se influyen mutuamente sino también la
literatura y el carácter. Si mi modo de ver es correcto, el texto no los libera de la
condición de bastardos a los mexicanos, sino al contrario, el texto les impone la dicha
condición.
40 Véase: GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Cristina, Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002. La autora trata de liberar a la Malinche de la mitificación y de la leyenda e investigar quién era realmente. 41 Véase el capítulo “A la chingada” en BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 171-185. Roger Bartra nació en 1942 en la Ciudad de México, es antropólogo, sociólogo, escritor y ensayista. Desde los años noventa publica libros en torno a lo mexicano.
23
3.3 La independencia, un vacío
Desde la mitad del siglo XVIII la clase criolla, la inteligencia igual que los latifundistas
y comerciantes, soñaban con la independencia. La causa de este empeño no era
precisamente el amor por la patria, más bien los criollos no querían compartir la riqueza
de su país con España. Según las leyes, tan sólo los españoles podían ejercer cargos más
importantes de la colonia. Muchas veces los españoles no conocían bien las necesidades
de la sociedad del Nuevo Mundo. Carlos Fuentes presenta la situación de los últimos
años de la colonia explicando una de las causas de las guerras de la independencia: “Los
criollos poseían una conciencia aguda de ser la cima de la sociedad local, y sin embargo
desempeñaron un papel secundario frente a los españoles peninsulares...”42 La
independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa de 1789 con sus ideales
sirvieron de inspiración para las colonias españolas. En Nueva España había dos grupos
– unos querían el gobierno autónomo para la colonia, otros preferían la independencia
total. Cuando Napoleón I ocupó España en 1808, pareció una buena oportunidad para
lograr la autonomía de la colonia, no obstante, no la lograron inmediatamente. La
inestabilidad y las guerras duraron hasta 1821 cuando se consumó la independencia.
Tras las guerras de la independencia el país quedó en ruinas, había un desastre
económico, la inestabilidad política y destrucción del sistema social. No se contaba con
esta realidad dura en el México recién independiente y entusiasmado.43
Carlos Fuentes afirma que la situación después de la independencia se
caracteriza por el vacío: “La súbita ausencia de la autoridad colonial, después de
trescientos años, creó un vacío. Formalmente llenado por los gobiernos liberales
centralistas, éstos se mostraron incapaces de imponerse a una fuerza mucho más
inmediata: la de los caudillos provincianos que contaban con gente armada, tierra,
ganado, caballos y campesinos para imponer su voluntad localmente.”44 Este vacío
puede ser una de las causas por la cual prevalecen dos fenómenos en la historia del
México independiente: los combates entre varias fracciones y las dictaduras.
Octavio Paz explica la situación después de la independencia del mismo modo
que Carlos Fuentes y añade: “la lucha por la Independencia tendía a liberar a los
«criollos» de la momificada burocracia peninsular aunque, en realidad, no se proponía
42 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 336. 43 Véase KAŠPAR, Oldřich, Dějiny Mexika, Praha, NLN, 2009, p. 148 – 162. 44 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 387.
24
cambiar la estructura social de las colonias.”45 Los criollos poderosos querían adquirir
los puestos reservados antes para los peninsulares y llevar sus propios comercios con
más facilidad, sin embargo, no estaban dispuestos a cambiar el viejo orden ni perder su
propio poder, y de esta manera se prolonga el sistema “feudal”. Según Paz, los EEUU, a
diferencia de América Latina rompen con el viejo orden y crean una nueva nación.46 Los
Estados Unidos y la América Latina son difíciles de comparar porque ya desde la
llegada de los primeros europeos la situación era diferente en cada parte del continente.
Al territorio de los actuales Estados Unidos de América no llegaban conquistadores,
sino familias, no venían en servicio del rey sino por su propia causa (aunque le juraron
lealtad al rey), al momento de llegar, establecieron su propia “constitución” llamada
Mayflower Compact y su modo de gobernarse. A pesar de que las colonias pertenecían a
Gran Bretaña y la situación era a veces mucho más complicada de lo que se puede
analizar en la presente tesina, el sistema nunca era estrictamente feudal. Por las razones
mencionadas, la consolidación de los Estados Unidos de América tomó un camino
diferente de la de México, aunque ni los Estados Unidos lograron evitar la guerra civil.
Paz menciona dos tendencias que había en México después de consumir la
Independencia. Los partidarios de la primera tendencia admiraban los Estados Unidos y
la Francia de la Revolución y querían imitarlos. El problema constaba en el hecho de
que al adquirir la Independencia pensaban que “basta con decretar nuevas leyes para que
la realidad se transforme”47 lo que resultó erróneo porque no había voluntad de
introducir cambios.
Al segundo grupo le convenía el sistema antiguo, una vez para siempre sin
españoles en el poder. Las constituciones liberales y democráticas servían para cubrir
las supervivencias del sistema colonial y no contaban con la realidad del nuevo país.
Paz afirma: “La mentira política se instaló en nuestros pueblos casi
constitucionalmente.”48 La mentira política de este tipo apareció en todos los países de
América Latina y ha causado un gran daño moral, según Paz. Había y hay oligarquías
feudales y dictadores que utilizan el lenguaje de la libertad. El disimulo, del que se
habló en el capítulo anterior, y la mentira están entrelazados porque el disimulo en su
esencia es una mentira.
45 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 146. 46 Ibid. 47 PAZ, Octavio, op.cit., p. 150.48 PAZ, Octavio, op.cit., p. 148.
25
Quisiera poner en tela de juicio la afirmación de Paz en cuanto al daño moral.
Obviamente, la mentira y el disimulo son inaceptables, no deben ser tolerados y cada
mal causa muchos otros males. No obstante, creo que al estudiar la moral de los
mexicanos, su situación no se mostraría tan mala como la presenta Octavio Paz. A mi
modo de ver el “daño moral” parece ser sorprendentemente bajo para la situación de
México como la describe Paz. Uno de los problemas más grandes de México ha sido la
pobreza. Los gobiernos, igual que cada uno de sus ciudadanos tienen su porción de
culpa en no lograr hacer el país salir de la situación. La desigualdad social causa la
aparición de dos tipos de personas, entre otras: las que pueden hacer todo porque tienen
remedios, y las que son capaces de hacer todo – porque no tienen remedios. La
situación mexicana no parece ser tan mala como hubiera podido ser con todos estos
factores que influyen en la moral. Desde el año 2000 parece que el país eligió un
camino hacia la democracia, sin embargo, ha transcurrido poco tiempo para poder
juzgar el resultado.
Carlos Fuentes coincide con Octavio Paz sobre los efectos fatales de las guerras
de la independencia, sin embargo, no habla del daño moral: “Las guerras de
independencia alentaron la decisión de las clases superiores tradicionales de aferrarse al
poder, agitaron las ambiciones de los caudillos y desataron en ambos una dinámica fatal
que habría de enfrentarlos con los gobiernos nacionales y liberales de reciente cuño...”49
Fuentes percibe la conducta de las clases superiores como el mayor obstáculo en el
desarrollo de la nación, mientras que el concepto del daño moral de Paz aplica a todos
los mexicanos.
Los dos escritores vuelven a hablar sobre la negación en la historia mexicana.
Carlos Fuentes dice que el México independiente rechazó tanto su tradición india como
la española: “Culturalmente, la América española independiente le dio la espalda tanto a
su herencia india como a la negra, juzgando a ambas como algo «bárbaro».”50 La cultura
latinoamericana estaba dividida artificialmente en dos polos: la civilización y la
barbarie, como dice el subtítulo de Facundo de Domingo F. Sarmiento. La civilización
era lo urbano y lo europeo mientras que la barbarie era lo rural y lo indígena. La
“civilización” presentaba lo deseable para todos los países. Sin embargo, si un país con
tanta diferencia y riqueza cultural como México quiere reducir su cultura a la
“civilizada”, o sea, la occidental, lucha contra sí mismo. Pero no se rechazaba sólo la
49 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 387. 50 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 411.
26
tradición indígena. Otro problema era que “las élites hispanoamericanas hayan
rechazado la tradición española.”51 El rechazo de la parte esencial de la cultura y del
pasado hispanoamericano tuvo sus consecuencias negativas: “abrió, naturalmente, un
vacío más en nuestra historia independiente, de manera semejante al vacío político
determinado por la ausencia de la monarquía.”52 Este vacío había que llenar de algo y
según Fuentes, se llenó por la admiración de París y de Europa en general. Fuentes
menciona que se admiraba la cultura y el estilo de vida europeo igual que la manera de
gastar a lo europeo sin que se imitara el modo de producción europeo, lo que hubiera
significado cambios profundos en Latinoamérica. Fuentes critica constantemente a los
ricos y poderosos: “Los comerciantes latinoamericanos [...] se dieron cuenta de que sus
fortunas dependían de una continuación de las estructuras agrarias y minerales
coloniales; las grandes extensiones territoriales, la explotación intensiva de minerales y
la fuerza de trabajo mal pagada.”53 Con tal que la mayoría estaba sumida en la pobreza,
los propietarios podían obtener ganancias gigantescas, según Fuentes.
La postura de Paz ante la negación como procedimiento histórico es ambigua,
sobre todo en el caso de la Reforma, como veremos en el próximo capítulo. A diferencia
de Fuentes, Paz habla de la negación del pasado colonial e indígena sin especificar
cuales eran sus consecuencias y sin mencionar su propia postura. Sin embargo, en el
capítulo “De la independencia a la revolución”, Paz menciona la herencia española entre
las cosas que hay que combatir: “En esta lucha nuestros pueblos no sólo se enfrentan a
la vieja herencia española (la iglesia, el ejército y la oligarquía), sino al Dictador, al Jefe
con la boca henchida de fórmulas legales y patrióticas, ahora aliado a un poder muy
distinto al viejo imperialismo hispano: los grandes intereses del capitalismo
extranjero.”54 Además, de la cita queda claro que Paz percibe a los mexicanos como a
las víctimas perpetuas. Primero son víctimas del legado azteca y del modelo de la
pirámide de los que hablamos en el capítulo 3.1., luego son víctimas del conquistador
español, de la colonia y su herencia y por último del dictador, un individuo poderoso y
cruel que traiciona la nación sirviendo a los intereses extranjeros. Esta visión es por lo
menos cuestionable y como se ha dicho en el capítulo 3.1 libera a los mexicanos de la
responsabilidad de su propio destino.
51 FUENTES, Carlos, op. cit., p. 412. 52 Ibid. 53 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 417. 54 PAZ, Octavio, op.cit., p. 149.
27
En resumidas cuentas, al terminar el imperio español en el Nuevo Mundo y al
ser rechazado su legado igual que la riqueza cultural precortesiana, se creó un vacío
político y cultural que había de ser llenado con algo. La inspiración se buscaba en el
extranjero sin darse cuenta de la realidad diferente de la América Latina y sobre todo, de
que la mayoría de los criollos no deseaban cambios. Los dos escritores afirman que la
situación desembocó en una inestabilidad política que duró por mucho tiempo, y,
Octavio Paz afirma que también trajo un daño moral. En cuanto a la mexicanidad, en la
obra de Octavio Paz aparece México como una víctima, lo que el autor no es capaz de
comprobar de una manera convincente. Sin embargo, esta noción ya la hemos
encontrado en el capítulo 3.2 en Fuentes y todavía va a resurgir más adelante.
28
3.4. La Reforma como ruptura
Octavio Paz y Carlos Fuentes perciben la historia como una serie de rupturas y
negaciones. Paz dice que primero los aztecas negaron su origen bárbaro fingiendo ser
descendientes de los toltecas, y luego la independencia rompió con el pasado colonial y
negó el pasado indígena. También Carlos Fuentes habla de la ruptura y negación en
conexión con la independencia. La serie de rupturas y negaciones no termina, también
la Reforma según los dos ensayistas significó otra ruptura con el pasado y negación de
la tradición. La Reforma era un conjunto de leyes con sus ventajas y desventajas, y
vamos a mostrar que los dos escritores tienen opiniones ambiguas de ella.
Primero hay que hacer una breve excursión a la historia. La mitad del siglo XIX
significó un tiempo duro para México que vivió una guerra civil entre los liberales y los
conservadores, la dictadura del presidente Santa Ana y luego la intervención francesa.
Los liberales llegaron por un momento al poder en 1855 y un año más tarde pasaron la
Ley Lerdo, una serie de reformas que, entre otras cosas, pretendían acabar con la
propiedad colectiva de los pueblos indígenas y quitarle sus propiedades a la Iglesia. Con
la derrota definitiva de los conservadores en 1867, los liberales continuaron con sus
reformas. El fin de la Reforma era disolver la propiedad colectiva de los indígenas, la
propiedad eclesiástica y la municipal para que los individuos pudieran adquirir tierra y
para que se creara de este modo una clase media. En cuanto a la propiedad eclesiástica,
el procedimiento del gobierno mexicano se asemeja a la actuación de los gobiernos
comunistas en el siglo XX en algunos países, por ejemplo en la República Checa. Sin
embargo, el fin no era colectivizar, sino a lo contrario, el gobierno quería que los
individuos adquieran esta posesión que desde su modo de ver parecía improductiva. No
obstante, por varias razones mucha gente no era capaz de comprar las propiedades, así
que el resultado fue el contrario de lo deseado. En vez de ayudar a la clase media, los
únicos que pudieron adquirir las propiedades eran los ricos comerciantes y latifundistas.
De esta manera, las propiedades se concentraron en las manos de unos pocos sin crearse
la deseada clase media. La situación era peor para los indígenas a los que la Reforma
privó de su modo tradicional de la posesión. El programa liberal no se dedicaba a
resolver los problemas del pueblo pero suponía que la clase media rural se crearía
simplemente porque existe una ley. La constitución del 1857 era un documento todavía
más duro hacia la comunidad ejidal y propiedad eclesiástica.55
55 Véase KAŠPAR, Oldřich, Dějiny Mexika, Praha, NLN, 2009, p. 195-220.
29
La segunda mitad del siglo XIX era el tiempo de la alabanza del progreso sin fin
y de la modernidad. Una vez combatida la “invasión” francesa y Benito Juárez en el
poder, el país se tranquilizó y se concentró todo el esfuerzo a atraer inversores
extranjeros. En 1877, después de la muerte de Juárez y tras una serie de intrigas llega al
poder Porfirio Díaz, el hombre más poderoso de México. Hasta su régimen se llama el
Porfiriato. México pagó muy duro el progreso, sobre todo muchos de los campesinos de
pocos recursos perdieron su tierra, la jornada era de 14 horas diarias (la jornada común
en los países europeos era de 12 horas) y cada signo del descontento era reprimido
cruelmente.
Los dos escritores tienen una visión algo distinta de los sucesos. Octavio Paz
analiza la situación con más detalle y afirma que la Reforma era una ruptura necesaria,
como cuando un joven rompe con su familia original y establece una nueva. “La
Reforma es la gran Ruptura con la Madre.”56. Paz concibe la Reforma como un hecho
importante “fatal y necesario”57 aunque todavía doloroso. Es un período de la violenta
adolescencia cuando se forman ideas distintas de las de los padres, el primer paso hacia
la maduración de la nación. Paz apunta que la nación mexicana ya no continúa la
tradición colonial como su proyecto histórico: los ideales fundados durante la Reforma
por Benito Juárez y su generación son distintos de los que eran importantes para la
sociedad colonial o para las civilizaciones precortesianas. Es decir, se rompe con la
Iglesia que tenía un papel sumamente importante en la colonia, y se rompe con la
propiedad colectiva de los indígenas.
Otro concepto que Paz usa en conexión con la Reforma es la negación. Paz dice
que la Reforma era una triple negación – de la herencia española, la del pasado indígena
y la del catolicismo58 Octavio Paz llama la Reforma “necesario matricidio”59. ¿De qué
manera era necesario? ¿Qué provecho le trajo a México? Si Paz dice que la Reforma era
estéril y vacía, era incapaz de lograr lo que se proponía porque substituía lo concreto por
lo abstracto60 y además “se sacrificaba la realidad a las palabras y se entregaba a los
hombres de carne a la voracidad de los más fuertes”61, “y acentúa el carácter feudal de
nuestro país”62, ¿por qué dice que era grande y necesaria? ¿Se trata de veras de una
56 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 106. 57 Ibid.58 PAZ, Octavio, op.cit., p. 152. 59 PAZ, Octavio, op.cit., p. 153. 60 PAZ, Octavio, op.cit., p. 155. Según Paz, lo concreto en este caso es la relación entre el cosmos y la criatura (hijos de Dios) que se rechaza y se postula una abstracta igualdad ante la ley, una libertad vacía. 61 PAZ, Octavio, op.cit., p. 156. 62 Ibid.
30
ruptura con el pasado, si acentúa el pasado – el carácter feudal de México y ofrece
espacio a la aristocracia del nuevo régimen, a una ola de latifundistas y especuladores de
todo tipo? Más que la ruptura me parece un regreso a la situación inmediatamente
después de la conquista, pero esta vez sin la unificadora fe católica y con la fe en un
liberalismo individual. Además, esta fe en el liberalismo está solamente en la retórica
oficial, el pueblo en general nunca rompe con la tradición, y la Iglesia, tenga propiedad
o no, sigue teniendo un papel importante para la nación. Paz menciona muchos efectos
negativos de la Reforma, sin especificar en qué consiste su grandeza y necesidad con la
excepción de ser “el gran proyecto histórico mediante el cual México se fundaba a sí
mismo como una nación destinada a realizarse en ciertas verdades universales”.63 Sin
embargo más adelante niega esta grandeza cuando añade: “Y sus principios y leyes se
convierten en un armazón rígido, que ahoga nuestra espontaneidad y mutila nuestro
ser.”64 La Reforma en su visión parece ser una institución sagrada o intocable a pesar de
dar resultados ambiguos o, más bien, negativos.
Carlos Fuentes evita analizar la situación de la Reforma con detalle, en El espejo
enterrado solamente dice: “Las Leyes de Reforma confiscaron la vasta e improductiva
riqueza de la Iglesia, poniéndola a circular. Despojaron a los militares y a la aristocracia
de sus tribunales particulares. Establecieron la prioridad del derecho civil...”65 No
menciona la propiedad indígena y ejidal y, en suma, parece estar contento con las
reformas mencionando los aspectos “positivos” como poner a circular algo que era
improductivo o establecer el derecho. Lo interesante es que en Tiempo mexicano habla
en favor de la propiedad ejidal en caso de Morelos. Se trata de la descripción de los años
1914 y 1915 cuando Morelos estuvo bajo el poder de Emiliano Zapata: “la repartición
de tierras [...] se llevaría a cabo de acuerdo con las costumbres de cada pueblo; si un
pueblo deseaba dividir la tierra a fin de establecer el régimen de propiedad privada, así
se haría; pero si prefería el sistema comunal, su voluntad sería respetada.”66 y más
adelante: “Los campesinos de Morelos no apreciaban el estilo de vida individual
adquisitivo, la vida del éxito perpetuo, del azar y el cambio y el desarraigo. Más bien,
querían una vida que ellos mismos pudiesen modelar, una propiedad familiar modesta
compartida con otras familias relativamente prósperas, y todo ello en un solo lugar.”67
63 PAZ, Octavio, op.cit., p. 161. 64 Ibid. 65 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 399. 66 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 138. 67 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 139.
31
La propiedad “familiar” y “compartida” es precisamente la que era disuelta por las leyes
de la Reforma.
El papel de Benito Juárez en la tranquilización del país es indiscutible y quizás
los dos ensayistas aprecian que se hizo por lo menos un intento (auténticamente
mexicano) para reformar el país aunque fuera ineficiente y hasta nocivo. Otra
posibilidad, una muy improbable, es que no se atreven criticar la Reforma – las leyes
que hasta hoy en día provocan controversia y opiniones opuestas en la nación.
32
3.5 La Revolución del 1910 como un encuentro consigo mismo
3.5.1 El Porfiriato y su ideología
Para entender la Revolución hay que conocer las décadas anteriores. Resulta
indiscutible que después de las décadas llenas de caos e inseguridad era preciso
establecer orden. El afán de establecer orden era motivado por la necesidad de atraer el
capital extranjero y ser respetado como país. Después de la muerte de Benito Juárez
ejercieron su mandato los presidentes Sebastian Lerdo y Manuel Gonzáles, ninguno de
ellos siendo bastante fuerte. Porfirio Díaz llegó al poder en 1877 y otra vez en 1884 e
instauró un régimen autoritario, controló el senado y limitó la libertad de la prensa,
también nominaba o influía en la nominación de los gobernadores. El régimen se
caracterizaba por las duras represiones y el crecimiento económico acompañado por
grandes diferencias entre las clases sociales. A principios del siglo XX la dictadura
estaba perdiendo su fuerza, los jefes envejecían y la oposición crecía.68
Octavio Paz mantiene que el Porfiriato es “el regreso del pasado”69. Por un lado
lo ve como un régimen “ilustrado” que “cree en el progreso, en la ciencia, en los
milagros de la industria y del libre comercio.”70 Por otro lado, lo concibe como el
heredero del feudalismo colonial: “la propiedad de la tierra se concentra en unas cuantas
manos y la clase terrateniente se fortalece. Enmascarado, ataviado con los ropajes del
progreso, la ciencia y la legalidad republicana, el pasado vuelve, pero ya desprovisto de
fecundidad.”71 Otavio Paz cree que el Porfiriato fue fundado en un equívoco, en una
simulación y mentira. El positivismo se basa en la libertad intelectual, la democracia y
la gran industria. El régimen porfirista se basaba según Paz en: “la gran propiedad
agrícola, el caciquismo y la ausencia de libertades democráticas”72 y Paz concluye: “la
dictadura de Díaz no podía hacer suyas esas ideas [las del positivismo] sin negarse a sí
misma o sin desfigurarlas.”73 Se trata de otra de las negaciones que Paz percibe en la
historia mexicana. Leopoldo Zea tiene el mismo punto de vista: “En el fondo no eran
sino palabras con las cuales se seguía ocultando viejas formas de gobierno.”74 Para Paz
68 Véase KAŠPAR, Oldřich, Dějiny Mexika, Praha, NLN, 2009, p. 204-226.69 PAZ, Octavio, op.cit., p. 157. 70 Ibid. 71 PAZ, Octavio, op.cit., p. 158. 72 PAZ, Octavio, op.cit., p. 160. 73 Ibid.74 ZEA, Leopoldo, América como conciencia, México, UNAM, 1972, p. 68. Leopoldo Zea (1912-2004) era un filósofo mexicano.
33
el fondo del positivismo mexicano era “mentira e inautenticidad”75 Leopoldo Zea
percibe el positivismo como una continuación del viejo orden ocultado detrás de nuevas
palabras. Paz enfatiza que el catolicismo, participación y comunión, fue reemplazado
por ideas vacías: “Los liberales nos ofrecieron ideas. Pero no se comulga con las
ideas...”76 Se trató de palabras atractivas pero inaplicables a la realidad mexicana.
México otra vez copiaba ideas extranjeras y las quería aplicar sin considerar las
diferencias culturales y sociales.
Octavio Paz distingue entre la Reforma que “niega la tradición, mas nos ofrece
una imagen universal del hombre”77 y el positivismo que no dio nada a México.78 Sin
embargo, la Reforma y el positivismo están entrelazados porque los dos se basan en el
liberalismo. Para Paz la Reforma es “el gran proyecto histórico mediante el cual México
se fundaba a sí mismo [...] Y sus principios y leyes se convierten en un armazón rígido,
que ahoga nuestra espontaneidad y mutila nuestro ser.”79 Como hemos mencionado en
el capítulo anterior, Paz evita criticar la Reforma, solamente critica sus consecuencias.
Carlos Fuentes no se dedica explícitamente al Porfiriato, más bien lo incluye
entre otras dictaduras latinoamericanas y menciona su crueldad contra los pueblos
indígenas. Hace destacar que en la división de la “civilización” urbana y la “barbarie”
rural era precisamente la primera que cometía esos horrores.
3.5.2 La Revolución
La llamada Revolución es una prolongada y complicada guerra civil que empezó como
una revolución contra la autoreelección de Porfirio Díaz en 1910. Pronto la oposición –
los maderistas – triunfó, sin embargo, Francisco I. Madero no era capaz de conciliar
distintos intereses y fue asesinado. Su sucesor, Victoriano Huerta, no fue reconocido por
el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, y la Revolución continuó hasta 1917.
En la Revolución participaron tres fracciones más importantes: la del norte
encabezada por Pancho Villa, la del sur con Emiliano Zapata y la tercera, la que triunfó,
encabezada por Venustiano Carranza. Al derrotar a Victoriano Huerta, los
revolucionarios quedaron divididos en dos grupos irreconciliables: por un lado los
carrancistas y por otro, los seguidores de Pancho Villa y Emiliano Zapata con su 75 PAZ, Octavio, op.cit., p. 162. 76 PAZ, Octavio, op.cit., p. 162. 77 PAZ, Octavio, op.cit., p. 161. 78 Ibid. 79 Ibid.
34
programa de reparto de tierras a los campesinos. En 1916 Venustiano Carranza y su
general principal Álvaro Obregón triunfaron y en 1917 promulgaron una nueva
Constitución. El 1917 se considera como el fin oficial de la Revolución, sin embargo,
varios conflictos y rebeliones armados duraron hasta los años treinta.80
La Revolución desempeña un papel casi mítico en la obra de nuestros ensayistas.
Para Octavio Paz, la Revolución es “una verdadera revelación de nuestro ser”81. Paz
cree que durante la Revolución se mostraron las características de los mexicanos y, por
consiguiente, la Revolución es sumamente importante para la definición de la
mexicanidad. Entonces, ¿qué es lo que la Revolución reveló? Creo que nos podría
ayudar lo que Paz plantea más adelante: “Desnuda de doctrinas previas, ajenas o
propias, la Revolución será una explosión de la realidad y una búsqueda a tientas de la
doctrina universal que la justifique y la inserte en la Historia de América y en la del
mundo.”82 Así, la Revolución nos revela la espontaneidad, la búsqueda y la necesidad de
entender sus propias particularidades como rasgos de la mexicanidad.
En una imagen creativa, Paz asemeja la Revolución a una fiesta: “la fiesta de las
balas, [...] Como las fiestas populares, la Revolución es un exceso y un gasto, un llegar a
los extremos, un estallido de alegría y desamparo, un grito de orfandad y de júbilo, de
suicidio y de vida, todo mezclado.”83 Aquí vemos la Revolución como una mezcla de
los sentimientos eufóricos y de la desesperación que alternaban durante las dos décadas
de luchas. Sin embargo, por su prolongación la Revolución debía haber creado también
cierto cansancio. Pues si la Revolución es la revelación del ser de los mexicanos, nos
revela la diversidad y la mezcla de sentimientos. Estos rasgos se pueden encontrar en la
diversidad cultural y étnica de México y en la diversidad del paisaje: los edificios
modernos y grandes cerca de las casitas de adobe, las majestuosas fuentes en las plazas
y el desierto que rodea la ciudad, lo nuevo creciente de lo viejo.
Paz prosigue: “La Revolución apenas si tiene ideas. Es un estallido de la
realidad.”84 Ahora bien, la Revolución sí tuvo ideas, sobre todo la de la reforma agraria,
la restitución de las tierras, la expropiación de los latifundios, la nacionalización del
ferrocarril, entre otras. Pero Paz quiere enfatizar que la Revolución era una respuesta
espontánea a la insuficiencia del desarrollo y al descontento antes reprimido y ahora
80 Véase KAŠPAR, Oldřich, Dějiny Mexika, Praha, NLN, 2009. 81 PAZ, Octavio, op.cit., p. 165. 82 PAZ, Octavio, op.cit., p. 171. 83 PAZ, Octavio, op.cit., p. 181. 84 Ibid.
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irreprimible. La realidad escondida detrás de la máscara del positivismo durante el
Porfiriato era mucho más compleja de lo que la retórica oficial admitía y desembocó en
la Revolución. Paz precisa que la Revolución era una vuelta a la raíz, a la tradición: “El
radicalismo de la Revolución mexicana consiste en su originalidad, esto es, en volver a
nuestra raíz, único fundamento de nuestras instituciones.”85 Si la Reforma era ruptura
con la tradición y con la “madre” como hemos dicho, la Revolución es la vuelta a la
raíz, a la madre. México va madurando y quiere recuperar la tradición con la que
rompió en su adolescencia. El problema es que era una vuelta instantánea y no durable
que termina derrotada en 1917 porque la Constitución proclamada seguía con el
programa liberal y, en consecuencia, volvió a negar la tradición.
Carlos Fuentes comparte el punto de vista de Octavio Paz en cuanto a la
Revolución: “En México, por primera vez, una nación hispanoamericana se vio como
realmente era, sin disfraces, brutal a veces, a veces insoportablemente tierna.”86 Aquí
Fuentes presenta dos características de México, la brutalidad y la ternura excesiva. En
realidad, los dos rasgos son antónimos, expresan cualidades opuestas y además las dos
cualidades son extremas: la brutalidad en sí misma es un extremo, y la ternura es
insoportable – también un extremo. Entonces Fuentes percibe México como un país de
los extremos, lo que encontramos también en Paz “la Revolución es [...] un llegar a los
extremos.”87
Para Fuentes, la importancia de la Revolución consiste en el hecho de que se
conocieron los mexicanos de las diferentes partes de México: “En este abrazo
revolucionario, los mexicanos finalmente supieron cómo hablaban, cantaban, comían y
bebían, soñaban y amaban, lloraban y luchaban, los demás mexicanos.”88 Algunos
quizás por primera vez salieron de su ejido, de su región y recorrieron con los ejércitos
grandes distancias. Los campesinos del norte y los del sur se dieron cuenta de los
problemas y las ideas que compartían. Se reveló la cantidad de las cuestiones
irresueltas.
3.5.3 El Zapatismo
85 PAZ, Octavio, op.cit., p. 175. 86 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 460. 87 PAZ, Octavio, op.cit., p. 181. 88 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 460.
36
Los dos escritores presentan opiniones similares sobre el papel del zapatismo. Octavio
Paz cree que “el zapatismo no sólo rescataba la parte válida de la tradición colonial, sino
que afirmaba que toda construcción política de veras fecunda debería partir de la
porción más antigua, estable y duradera de nuestra tradición: el pasado indígena.”89 La
tradición indígena en este contexto significa la propiedad ejidal en ciertas partes de
México, la que era abolida por las leyes de la Reforma. Para Paz, las fracciones
derrotadas, el zapatismo y el villismo, eran las más importantes de la Revolución, que
significaban la vuelta a la raíz. Significaban la “espontaneidad popular, única fuente de
salud revolucionaria.”90
Carlos Fuentes vuelve al tema de la legitimidad textual tratado en el capítulo 3.2
de la presente tesina y comenta: “Madero no era un revolucionario: era un apóstol de la
legitimidad textual. Zapata sí era un revolucionario, y su escandalosa creencia era que
los hombres debían luchar, sufrir hambre y enfermedad, huir, atacar, quemar,
esconderse en las montañas y jamás quebrarse a fin de que, finalmente, el texto y la
realidad fuesen una sola, inseparable entidad.”91 El concepto de la unión entre el texto y
la realidad expresa el deseo de que se respete la ley, es una metáfora para la relación
entre la promesa jurídica y su aplicación administrativa. Queda claro que los
campesinos necesitaban una reforma agraria y que las condiciones en las que vivían
eran difíciles y muchas veces injustas, sin embargo, es cuestionable si la solución
propuesta por Zapata era realizable y legal. ¿Por qué Fuentes llama a Madero apóstol de
la legitimidad textual? Su gobierno era leal al legado liberal, no empezó a buscar
rápidamente soluciones a los problemas económicos y sociales, no reformó las
instituciones claves como la armada y reprimió el movimiento agrario en Morelos. Si
Porfirio Díaz se proclamaba ser el heredero de la Constitución de 1857 pero no la
respetaba, Madero creía que bastaba con respetarla, lo que resultó erróneo ya que sus
contemporáneos exigían cambios más profundos. Como Madero no deseaba cambios
grandes, Fuentes no lo llama revolucionario, sin embargo, aplicando esta definición los
revolucionarios quedarían reducidos a Emiliano Zapata y Pancho Villa.
3.5.4 Las consecuencias de la Revolución
89 PAZ, Octavio, op.cit., p. 175. 90 PAZ, Octavio, op.cit., p. 177. 91 FUENTES, Carlos, op.cit, p. 131.
37
La victoria de la fracción carrancista significó, según Fuentes, la perpetuación del
régimen porfirista. Paz coincide con él manteniendo que otra vez ganó el programa
liberal, la mentira y la inautenticidad. Paz ve dos consecuencias importantes de la
Revolución. La primera es el “autodescubrimiento” del mexicano, el descubrimiento de
la realidad mexicana. Paz cree que el programa liberal no conviene a México, no es
congruente con la realidad descubierta durante la Revolución. Por lo tanto, la segunda
consecuencia es el deseo de ocultar esta realidad en la esfera política: “No es extraño,
por lo tanto, que buena parte de nuestras ideas políticas sigan siendo palabras destinadas
a ocultar y oprimir nuestro verdadero ser.”92
Carlos Fuentes también percibe dos consecuencias de la Revolución mas en el
ámbito de la cultura, siendo la primera la misma que menciona Paz en el ambiente
político: “Del choque revolucionario surgió una doble tendencia cultural, positiva en
cuanto permitió a los mexicanos descubrirse a sí mismos, y negativa en cuanto llegó a
un extremo chovinista, tipificado popularmente en la frase “Como México no hay
dos.”93 Para aclararlo, nos puede servir un estudio del nacionalismo mexicano Los
orígenes del nacionalismo mexicano94 de David A. Brading. El autor asevera que el
nacionalismo mexicano originó en el sentimiento antiespañol de la clase criolla durante
la colonia, iba cobrando fuerza tras el interés en el pasado indígena y algunos elementos
de la religión, sobre todo la Virgen de Guadalupe. Según Brading, el liberalismo con su
negación de la tradición indígena y religiosa significó una estancación del nacionalismo.
Brading considera el nacionalismo como la ideología de la Revolución mexicana y
opina que tras 1917 se convirtió en la ideología oficial del estado mexicano
caracterizando casi a todos los acontecimientos políticos y culturales.
3.5.5 El mito de la Revolución continua
Carlos Fuentes afirma que la Revolución se mantuvo por mucho tiempo presente en el
vocabulario revolucionario del único partido de México, del PRI. Fuentes se dedica al
tema sobre todo en Tiempo mexicano: “el PRI es aceptado como la fuente de toda
investidura porque míticamente representa la continuidad de la Revolución, la
92 PAZ, Octavio, op.cit., p. 178. 93 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 83. 94 BRADING, David A., Los orígenes del nacionalismo mexicano, Soledad Loaeza Grave (trad.), México, Secretaría de Educación Pública, 1973, capítulos: “Patriotismo criollo” y “Nacionalismo criollo y liberalismo mexicano”.
38
integridad de la Nación y el panteón de los héroes de la historia. [...] en México sólo hay
héroes muertos: Zapata, Madero, Villa que al ser asesinados son rescatados del azar y
pueden alimentar el necesario mito de la promesa.”95 La afirmación de que México tiene
solamente héroes muertos puede significar una tendencia general de alabar a las
personas ya muertas o a las que murieron por su causa.
El hecho de que el PRI se estableció como el heredero de la Revolución creó una
“peligrosa dualidad”96 como la llama Fuentes. Consistía en tres dicotomías. La primera
era el uso del vocabulario revolucionario sin actos revolucionarios, la segunda la
imagen optimista presentada por los oficiales ante unos hechos negativos, y la tercera,
los derechos imposibles de ejercer. Fuentes concluye: “Detrás de la máscara de la
comedia hay un rictus trágico: cincuenta años después de la revolución maderista,
México aún no cuenta con un sistema de expresión democrática.”97 No hay que olvidar
que el libro Tiempo mexicano era escrito en 1971 en un tiempo algo turbulento para
México. La pregunta si Carlos Fuentes percibe algunos cambios democráticos en las
últimas décadas podría servir de punto de partida para futuras investigaciones.
Carlos Fuentes cree que existen: “millones de campesinos para quienes la
Revolución mexicana es todavía una promesa del futuro a fuerza de ser una mentira del
presente.”98 No queda claro si son de veras millones pero para algunos campesinos la
Revolución está presente en la forma del nuevo zapatismo que apareció en Chiapas en
los años noventa del siglo XX.
Nuestros ensayistas critican la retórica revolucionaria del PRI, sin embargo, los
dos aceptan la importancia de la Revolución y hasta participan en su glorificación a
través de su obra.
3.5.6 La Revolución, en resumidas cuentas
95 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 63. 96 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 74. 97 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 70. 98 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 120.
39
La Revolución mexicana es percibida por los dos escritores como un hecho sumamente
importante para el desarrollo de la conciencia de la nación, para el descubrimiento de lo
que significa ser mexicano y por consiguiente es también sumamente importante para la
presente tesina. Según los dos escritores, la Revolución trajo o revitalizó los
sentimientos nacionalistas, hasta chovinistas como menciona Fuentes. Los rasgos
mexicanos que se mostraron durante la Revolución son la búsqueda de la justificación
de su propio ser y su papel en el mundo, igual que la espontaneidad, la diversidad y la
mezcla. No se trata de unos rasgos característicos para México únicamente, en realidad
están presentes en todas las partes del mundo pero quizás en distintos grados. Paz
concluye: “la Revolución ha muerto sin resolver nuestras contradicciones.”99 Sin
embargo, las hizo resaltar, lo que en sí mismo es un buen principio.
4. La visión del presente
La presente sección estudia algunos aspectos de la vida mexicana contemporánea
tratados por Octavio Paz y Carlos Fuentes. Se buscará la mexicanidad a través de
algunos temas culturales como es el tiempo y su significado para los mexicanos, las
máscaras que es un tema muy importante en la obra de los dos ensayistas porque ambos
perciben a los mexicanos como una nación muy cerrada – siempre escondida detrás de
una máscara, el papel de la religión, sobre todo en las culturas indígenas, la importancia
de la fiesta como un modo de sobrepasar la realidad y, finalmente, la existencia de las
múltiples realidades mexicanas.
4.1 El tiempo
El tema del tiempo y su significado es muy frecuente en los estudios de lo mexicano. La
imagen estereotipada del mexicano que siempre llega tarde y todo lo que puede lo deja
para un mañana que nunca se hace presente es proverbial. El presente capítulo no quiere
apoyar las generalizaciones de este tipo, sino que analizar a través de la obra de Octavio
Paz y Carlos Fuentes lo que está detrás de estas afirmaciones. Vamos a tratar, sobre
todo, los siguientes temas: la concepción cíclica del tiempo, superposición de los
tiempos históricos y el sentido del tiempo de los mexicanos.
99 PAZ, Octavio, op.cit., p. 209.
40
Los dos escritores abordan el estudio del tiempo empezando por los aztecas y su
concepción cíclica del tiempo. La sociedad occidental percibe el tiempo como un
proceso linear que va desde el pasado hacia el futuro. Los aztecas creían que el tiempo
se repite en ciclos que proceden desde la creación a la destrucción. El calendario azteca,
igual que el maya en el que se basa, es un círculo. La noción cíclica es la primera noción
del tiempo que aparece en la historia del hombre, está presente en las culturas orientales,
y en general, en muchas culturas politeísticas. Esta concepción se debe a la unión
estrecha entre el hombre y la naturaleza con sus ciclos, como la cosecha, etc. Entonces,
en sí mismo, la concepción cíclica del tiempo azteca no es nada extraordinaria, no
obstante, influyó profundamente en su vida cultural y religiosa. El calendario azteca
reúne dos ciclos: el ritual de 260 días y el solar de 365 días. Un calendario presentaba
52 años y los aztecas creían que al finalizarse uno de esos ciclos llegaría el fin del
mundo, así que presentaban ofrendas a los dioses para mantener el cosmos.
Octavio Paz no entra en mucho detalle, solamente menciona que los aztecas
tenían la concepción cíclica del tiempo y que sus ritos y sacrificios servían para
revigorizar el año, también señala que los aztecas cedieron a los españoles porque según
su calendario terminaba una era y venía otra. Paz distingue entre el tiempo mítico y la
medición espacial del tiempo: “La medición espacial del tiempo separa al hombre de la
realidad.”1 ¿Qué quiere decir Paz? Que el hombre está separado de la eternidad, es
prisionero del reloj y del calendario, divide el tiempo en cantidades idénticas que faltan
de toda particularidad. Al contrario, el tiempo mítico es muy diferente: “no es una
sucesión homogénea de cantidades iguales, sino que se halla impregnado de todas las
particularidades de nuestra vida: es largo como una eternidad o breve como un soplo,
nefasto o propicio, fecundo o estéril.”2 Tiempo mítico se define como un tiempo sin
temporalidad, eso quiere decir, sin “el tiempo vivido por la conciencia como un
presente, que permite enlazar con el pasado y el futuro.”3 Quizás la crítica del tiempo
linear por parte de Paz proviene del hecho de que la sociedad moderna vive de una
manera apresurada quejándose de la falta del tiempo. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que los aztecas tenían el tiempo linear también. Vivían en el tiempo del Quinto
sol y el tiempo de cada uno de los soles anteriores terminó y ya no se repitió. El período
del Primer sol, el de Jaguar terminó después de tres ciclos de 52 años, el Segundo, el de
1 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 255. 2 Ibid. 3 Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, ed. 22, descargado de: www.rae.es, el 2/2/2002.
41
Viento después de siete ciclos de 52 años, el de Lluvia de Fuego duró seis veces 52
años, el Cuarto Sol, el de Agua duró tres veces 52 años, el presente es el tiempo del
Quinto sol de Movimiento.4 Entonces vemos que los ciclos se repiten varias veces y
luego termina la era y viene otra. El tiempo no se podría dibujar ni con una línea, ni con
un círculo, sino como una espiral que se repite circularmente y se mueve adelante.
Para aclarar lo, podemos utilizar el libro de Roger Bartra, La jaula de la
melancolía, donde se cuestiona el concepto del tiempo mítico afirmando que concebir la
sociedad moderna como un mundo racional y funcional donde los mitos y la magia no
caben es un grave error. La sociedad capitalista también crea sus mitos y uno de ellos es
precisamente la existencia de un tiempo mítico primigenio: “es indispensable crearle al
hombre moderno un pasado mítico, para que la propia modernidad pueda –
aparentemente- despojarse de mitos y enfrentar racionalmente la construcción del
futuro.”5 De esta manera, el tiempo occidental es también mítico, sus mitos siendo “la
línea, el progreso, el futuro, el calendario gregoriano.”6
Carlos Fuentes habla del arte circular mexicano y manifiesta su preferencia por
el tiempo circular al hablar de la “ilusión linear”: “El arte circular de México antiguo
posee la forma de una serpiente emplumada que se devora a sí misma: es la imagen de
Quetzalcoátl. Su tiempo y su espacio se niegan a resolverse en una ilusión lineal.”7 Lo
importante del arte indígena es que tiene múltiples contenidos y significados: “...el
sentido del arte mexicano antiguo consiste, precisamente, en elaborar un tiempo y un
espacio amplísimos en los que quepa tanto el círculo implacable de la manutención del
cosmos, como la circularidad de un perpetuo retorno a los orígenes, como la circulación
de todos los misterios que la racionalización no puede acotar.”8
La importancia de la visión azteca del tiempo para el México presente no está
explícitamente aclarada en la obra de los dos escritores. Más bien la perciben como algo
mejor, más profundo que la concepción linear, en suma, como un ideal perdido que no
“separa al hombre de la realidad”.9
Una visión próxima al concepto cíclico es la de la superposición de varios
tiempos históricos en el presente mexicano, a la que se dedican tanto Octavio Paz como 4 Véase: elhistoriador.es, “Mitología Azteca”, descargado de: http://www.elhistoriador.es/aztecamitologia.htm, el 23/2/2010. 5 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p.67. 6 BARTRA, Roger, op.cit., p. 62. 7 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 17. 8 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 18. 9 PAZ, Octavio, op.cit., p. 255.
42
Carlos Fuentes. Octavio Paz menciona la superposición de tiempos históricos entre las
singularidades nacionales de México pero deja sin aclarar el significado de la dicha
superposición. Carlos Fuentes habla de la existencia de los múltiples tiempos también:
“Entre nosotros, en cambio, no hay un solo tiempo: todos los tiempos están vivos, todos
los pasados son presentes.”10 ¿Cómo pueden estar presentes todos los tiempos pasados?
¿Y por qué? Fuentes aclara que en México ningún tiempo se ha cumplido todavía.
Siempre había promesas y “Edenes subvertidos”. Una promesa al cumplirse, se
destruye, y al contrario, al quedar incumplida nunca se destruye y vive eternamente.
Fuentes percibe a México como un país de promesas incumplidas: las promesas de las
Leyes de las Indias a los indígenas, las promesas de la Independencia, del progreso de la
Reforma, o de la libertad de las constituciones, entre otras. Entonces estas promesas y
estos pasados coexisten y al mismo tiempo algunos de ellos son o eran negados, por
ejemplo, la antigüedad indígena durante la Reforma. Ahora bien, todos estos tiempos
con sus promesas aparecen durante la Revolución que “hizo presente todos los pasados”
porque, por primera vez, muchos de los sectores negados muestran sus intereses, sus
promesas incumplidas, entre ellos los campesinos, los indígenas, los obreros igual que
la clase media. Como la Revolución no desembocó en una solución satisfactoria para
todos (lo que hubiera sido imposible de conseguir), muchos de los tiempos permanecen
incumplidos. Por consiguiente, lo que Fuentes llama creativamente “tiempos
mexicanos” podría llamarse “intereses de los diferentes grupos sociales” y el concepto
de la superposición sirve para indicar que existen muchos intereses diversos y
contradictorios que piden que se les haga justicia.
Carlos Fuentes explica de una manera interesante el significado del mañana
mexicano: “El mañana mexicano no significa aplazar las cosas hasta el día siguiente,
sino impedir que el futuro intruya en la sagrada totalidad de hoy, del día presente.”11 Es
un deseo de vivir lo presente porque el futuro es abstracto y no tiene ningún valor. El
futuro no es seguro, puede venir la muerte o el fin del mundo. Los mexicanos oscilan
entre la nostalgia del “paraíso perdido” y la imposibilidad del paraíso futuro, lo que los
obliga a crear un “paraíso en el instante”12 El mañana mexicano es una habilidad de
saber vivir el momento presente y no dejar nada ni nadie que lo perturbe. La paradoja
10 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 9. 11 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 14. 12 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 13.
43
del tiempo mexicano, como aclara Fuentes, se basa en el hecho de que: “el instante es
retenido y eternizado dentro de su fugacidad.”13
El concepto del tiempo se trata también en La jaula de la melancolía de Roger
Bartra, en Psicología del mexicano de Rogelio Díaz-Guerrero, y en Cornucopia de
México de Moreno Villa. Este mantiene que la sociedad occidental ha decidido vivir en
marcha perpetua mientras que el mexicano elige la quietud, la pasividad y el
ensimismamiento.14 Roger Bartra define el tiempo occidental como “el intervalo
consciente entre una necesidad y su satisfacción”15 y esta duración es el hastío, el
fastidio. Si extendemos el argumento de Fuentes podemos decir que lo importante no es
si los mexicanos “lleguen siempre tarde” o no, sino que saben vivir el presente. Como la
visión del futuro no es tan clara para ellos, prefieren el presente. Como ya hemos dicho,
para Fuentes, el mundo desarrollado se convierte en el esclavo del tiempo.16 En México,
en general, es más aceptable llegar “tarde” porque el tiempo no es el factor dominante,
la sociedad no le da la preferencia al tiempo corriente sino a la vivencia presente. Se
trata de uno de los rasgos más relevantes de la mexicanidad. Sin embargo, vivir el
momento presente no significa sentirse feliz o disfrutarlo con alegría. Algunos
escritores, entre ellos Emilio Uranga, caracterizan al mexicano como un ser pasivo que
vive la pasividad de manera trágica. Uranga habla de una “herida ontológica” de la que
surge melancolía.17 Todas estas observaciones son muy interesantes, sin embargo, es
posible que todo sea diferente. Es posible que los mexicanos no tengan una concepción
del tiempo diferente de la occidental, sino que tienen unas reglas sociales diferentes, las
que les obligan a actuar diferentemente, por ejemplo, si uno está invitado a una fiesta, la
etiqueta occidental le obliga llegar unos 5 o 10 minutos tarde, a lo mejor, en México el
intervalo es más grande, entre una y dos horas de retraso. Sería enriquecedor realizar un
estudio sociológico para examinar este argumento.
Fuentes concluye manteniendo que los mexicanos tienen miedo de ser ellos
mismos: “Luchamos con nuestro propio sentido del tiempo y cómo vivir dentro de un
13 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 14. 14 MORENO VILLA, José, Cornucopia en México, Porrúa y Obregón, México, 1952, p. 30 en BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p.64. 15 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p.66. 16 Para aclararlo podemos mencionar algunos ejemplos: cada día tiene su horario preciso fijo, las citas, las obligaciones, las pausas de 30 minutos para la comida, etc. 17 Uranga distingue tres elementos del carácter mexicano: la inactividad, la melancolía y la emotividad. En Emilio Uranga: BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p.66.
44
contexto propio, sin reducirlo a una peligrosa confusión entre el pasado como retraso y
el futuro como progreso.”18 El concepto del progreso tiene un papel importante en la
historia de México: por un lado, es un concepto que ha sido y sigue siendo divinizado
(en México igual que en otras partes del mundo) y por el otro, es una meta algo vacía
del significado, sobre todo en un país donde el futuro se percibe como alejado e
inseguro. Cada época tiene sus ventajas y desventajas y el progreso en una esfera puede
significar el retraso en otra. Sobre “el progreso” Octavio Paz opina que “Todas las
civilizaciones desembocan en la occidental, que ha asimilado o aplastado a sus
rivales.”19 Sin embargo, algunos autores no coinciden con esta afirmación de Paz, por
ejemplo Anne Markusen, economista norteamericana, sugiere que el progreso y la
globalización trajeron el fenómeno de “lugares pegajosos en tales espacios
resbaladizos”20 lo que significa que las innovaciones viajan muy rápido por el mundo
pero luego en los lugares particulares se acostumbran a los valores y la sociedad locales.
Así no todo está aplastado por la civilización occidental.
En el presente capítulo se han señalado unos de los rasgos importantes de la
mexicanidad presentes en la obra de Carlos Fuentes y Octavio Paz: “la retención” y
“eternización” del tiempo en su fugacidad o mejor dicho, el saber vivir el tiempo
presente.
18 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 432. 19 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 208. 20 MARKUSEN, Anne, “Sticky places in slippery space: a typology of industrial districts”, Economic Geography, 72(3), 1996. p. 293-313.
45
4.2. Máscaras
El tema de las máscaras es de primordial importancia para el desciframiento de la
mexicanidad. Las diversas interpretaciones filosóficas de lo mexicano giran en torno a
las máscaras. La idea fue introducida por Julio Guerrero a principios del siglo XX y fue
retomada por varios escritores como Samuel Ramos y Emilio Uranga. Octavio Paz
desarrolla la idea de que creando múltiples máscaras el mexicano se protege de la
soledad. Paz afirma que la mexicanidad es una máscara: “La mexicanidad, así, es una
manera de no ser nosotros mismos, una reiterada manera de ser y vivir otra cosa. En
suma, a veces una máscara y otras una súbita determinación por buscarnos....”21¿Qué
tipos de máscaras encontramos en México? y ¿cuál es su significado? Éstas son las
cuestiones a las que intentamos responder en el presente capítulo a través de los ensayos
de Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Las máscaras más significativas son el papel de la mujer y del hombre en la
sociedad mexicana, algunas cualidades personales que Octavio Paz percibe como
comunes en la sociedad mexicana, sobre todo la resignación, el formalismo y la reserva
ceremoniosa, luego el tema de la mentira en México y en otros pueblos imaginativos y
las máscaras a las que Carlos Fuentes dedica mucho espacio en sus ensayos – las
máscaras políticas y “turísticas”. El presente capítulo también pretende analizar si se
trata de máscaras únicamente mexicanas o si son del carácter más universal.
Octavio Paz se dedica al tema de las máscaras más que Carlos Fuentes y llama
uno los capítulos de El laberinto de la soledad “Máscaras mexicanas”. La característica
más precisa del mexicano, según Paz, es la siguiente: “el mexicano es un ser que cuando
se expresa se oculta; sus palabras y gestos son casi siempre máscaras.”22 Como todas las
personas tienen cierta máscara, cierta imagen o imágenes que presentan dependiendo
del ambiente, de la situación, y de las personas involucradas, es preciso estudiar, si las
máscaras usadas por los mexicanos difieren en cierta manera de las usadas por otras
nacionalidades.23
La primera máscara mencionada es la que se pone el hombre y la mujer. Octavio
Paz explica que el hombre no se raja, es decir, no se abre, no deja el mundo exterior
penetrar en su intimidad. Es un ser cerrado a causa de la hostilidad del ambiente, la vida 21 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 205. 22 PAZ, Octavio, op.cit., p. 193. 23 La gente se presenta diferentemente en diferentes situaciones dependiendo de varios factores sociales. Para más información véase: MEYERHOFF, Miriam, Introducing Sociolinguistics, New Ed. Taylor & Francis Ltd.,United Kingdom, 2006.
46
es lucha para él. Paz compara al hombre con el cactus manteniendo que el hombre
procura: “cerrarse al exterior, como esas plantas de la meseta que acumulan sus jugos
tras una cáscara espinosa”24 La mujer, al contrario, se abre al entregarse al hombre, lo
que significa la debilidad y por lo que es concebida como un ser inferior. La mujer,
según Paz, es considerada como un instrumento, además la mujer debe ser decente y
sufrida. Paz compara la mujer con la naturaleza porque no tiene deseos propios, no tiene
voluntad, es un ídolo. En la percepción tradicional mexicana es “un ser oscuro, secreto y
pasivo.”25
Carlos Fuentes caracteriza a la mujer mexicana como víctima. La mujer es una
“víctima de una triple tradición misógina – la azteca, la española y la árabe.”26 Según
Fuentes, la mujer mexicana no se considera como persona e individuo en la sociedad, lo
que se asemeja a la visión de Paz. Los dos escritores coinciden en que la mujer no puede
mostrar su personalidad, tiene que estar conforme con el papel que le dicta la sociedad.
El machismo, según Fuentes, es una “cobardía vital disfrazada de valentía”.27 Por
consiguiente, cabe aclarar que el machismo es otra de las máscaras, la cual oculta la
sensibilidad.
En cuanto a las características de los mexicanos, Octavio Paz afirma que la
virtud más popular de México es la resignación.28 La resignación está presente en la
expresión frecuente “pues, ni modo” y en muchas canciones populares. Moreno Villa
tiene la misma visión cuando habla de las cualidades “asiáticas” del mexicano: la
quietud, la pasividad y el ensimismamiento.29 Emilio Uranga reflexiona sobre tres
elementos del carácter mexicano: la inactividad, melancolía y emotividad.30 Samuel
Ramos también menciona la pasividad, pero en conexión con los indígenas enfatizando
que no es el resultado de la conquista sino la conquista es la consecuencia de la dicha
pasividad.31 Si la pasividad es un rasgo indígena, ¿hasta qué grado pudo haber penetrado
en otras esferas de la sociedad mexicana, en otros grupos sociales? Parece ser una
característica tan fuerte que se ha extendido por el mestizaje a todas las capas de la
sociedad. Lo interesante es que todos los escritores mencionados hablan de cierta 24 PAZ, Octavio, op.cit., p. 34. 25 PAZ, Octavio, op.cit., p. 42. 26 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 82. 27 Ibid. 28 PAZ, Octavio, op.cit., p. 36. 29 Moreno Villa, Cornucopia de México, p. 30 en BARTRA, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 64. 30 BARTRA, Roger, op.cit., p. 66. 31 RAMOS, Samuel, El Perfil del Hombre y La Cultura en México, México, Espasa-Calpe, Mexicana, S.A., 1998, p. 36.
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pasividad llamándola inactividad o resignación. Carlos Fuentes no trata la pasividad,
porque se concentra más en la vida política y problemas económicos que en las
características personales de la gente, sin embargo, hay que considerar la pasividad
importante para la definición de la mexicanidad. Como explica Rogelio Díaz-Guerrero,
la pasividad puede ser una forma de manejar el estrés.32
Otro rasgo importante que Paz considera es el formalismo. Paz afirma que en
México existen numerosas fórmulas sociales, morales y burocráticas y que el mexicano
mantiene el pudor, el recato y la reserva: “si en la política y el arte el mexicano aspira a
crear mundos cerrados, en la esfera de las relaciones cotidianas procura que imperen el
pudor, el recato y la reserva ceremoniosa.”33 Paz no concibe estas cualidades en
conexión con la cortesía, más bien cree que se trata de un legado del mundo colonial
que llenó a los mexicanos del temor, la desconfianza y el recelo. En este ambiente
hostil, el mexicano oscila entre los extremos de la soledad y la comunión, la
mexicanidad y la universalidad.34
Octavio Paz califica a México como un pueblo imaginativo, refiriéndose a la
relación entre la verdad y la mentira. Mantiene que los mexicanos mienten por placer y
por fantasía pero también para ocultar su verdadero ser. Entonces, no son solamente los
políticos los que tratan de ocultar la realidad mexicana. Como ya hemos mencionado en
el capítulo 3.5 Paz insiste: “No es extraño, por lo tanto, que buena parte de nuestras
ideas políticas sigan siendo palabras destinadas a ocultar y oprimir nuestro verdadero
ser.”35 Es también el pueblo que en general esconde su verdadero ser. Paz explica: “La
mentira posee una importancia decisiva en nuestra vida cotidiana, en la política, el
amor, la amistad. Con ella no pretendemos nada más engañar a los demás, sino a
nosotros mismos.”36 Paz compara la mentira mexicana con una obra artística y finaliza
que las mentiras mexicanas reflejan simultáneamente las carencias y los apetitos de los
mexicanos: “lo que no somos y lo que deseamos ser”.37 La última cita es de extrema
importancia para entender la mexicanidad y refleja que la esencia de la mentira
mexicana no es maligna, solamente expresa el deseo. A partir de las observaciones de
Paz podemos deducir que lo que un europeo llamaría mentira es un modo de expresar el
32 Rogelio Díaz-Guerrero, Psicología del mexicano, México, Trillas, 1982, p. 15. Díaz-Guerrero fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador emérito de la Facultad de Psicología. 33 PAZ, Octavio, op.cit., p. 40. 34 PAZ, Octavio, op.cit, p. 200. 35 PAZ, Octavio, op.cit., p. 178. 36 PAZ, Octavio, op.cit., p. 46. 37 PAZ, Octavio, op.cit., p. 47.
48
deseo o el estado ideal de las cosas. La interpretación de Carlos Fuentes es similar,
también hace conexión entre el deseo y la imaginación: “En esta tierra de la necesidad,
el deseo es un hecho central de la vida y de la imaginación.”38 Al respecto sería
interesante mencionar como los mexicanos se perciben a sí mismos: “pueblo
imaginativo, con poca ciencia y mucha magia, que mantiene vivos sus demonios y se
sigue arrodillando ante sus santos.”39 No coincido con la afirmación de Paz, la que los
mexicanos mienten por placer, más bien me parece válida su segunda afirmación que
los mexicanos mienten para expresar el deseo, y además mienten porque no se suele
decir “no” en México, hablar de manera directa es percibido como grosero.40 Así se
trataría de una de las reglas sociales, de la etiqueta y no de una tendencia de percibir las
cosas diferentemente.
Fuentes se dedica a otra máscara lingüística que se llama el albur. El albur es una
manera de no expresarse claramente, un modo del habla opaca, un juego de palabras de
doble sentido. El albur dificulta o imposibilita el diálogo. Paz responde: “no conocemos
el diálogo”41. El albur significa que a las palabras se les dota de una intención agresiva e
insultante, un ejemplo es la palabra madre que desencadena bromas y por consiguiente
se prefiere usar los diminutivos mamá y mamita. Para protegerse del albur, los
mexicanos usan fórmulas elaboradas de la cortesía verbal, el subjuntivo, y el
diminutivo.42 Fuentes lo considera una retórica hipócrita: “tan hipócrita como los
abrazos entre hombres en México, cuya función original es saber si el otro viene
empistolado.”43 De igual hipocresía considera Fuentes la fórmula de cortesía mi casa es
su casa cuya función es obligar al extranjero que la respete como respetaría su casa
propia.44
Carlos Fuentes se enfoca en las máscaras políticas, las que percibe en toda la
historia del México independiente. Habla de máscaras liberales que no convenían a la
cultura mestiza, de la democracia formal, ausente en realidad, y de la situación de la
segunda mitad del siglo XX opina: “Detrás de la máscara de la comedia hay un rictus 38 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 12.39 CANSECO, Miguel, “Crónica del ojo”, El Siglo de Torreón, Edición de 17 de ago, 2006, descargado de: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/archivo/a2006-08-17, el 4/3/ 2010. 40 Algunos pensadores como Garizurieta consideran a los mexicanos ser maestros del lenguaje elusivo, de fintas y albures, que logran escurrirse de cualquier compromiso. Otros, por ejemplo Bartra, argumentan que esta visión reduce al mexicano a una caricatura de hombre (mejor representada por el Cantinflas en el cine mexicano) y es motivada por el esfuerzo de mantenerlo pasivo. Véase: BARTRA, Roger, Op.cit., p. 147. 41 PAZ, Octavio, op.cit., p. 62. 42 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 25. 43 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 26. 44 Ibid.
49
trágico: cincuenta años después de la revolución maderista, México aún no cuenta con
un sistema de expresión democrática.”45 Fuentes percibía la prensa como el signo más
evidente de la falta de la democracia en la época de escribir Tiempo mexicano. La culpó
de fomentar el odio internacional y ocultar problemas nacionales, de no dar expresión a
la inteligencia y a los problemas reales del pueblo.46 En breve, de poner una máscara al
pueblo. Octavio Paz, como ya hemos dicho, percibe máscaras en la vida política
también, pero no se dedica a ellas con tanto detalle como Fuentes.
La última máscara que Fuentes menciona es la del turismo: existen boutiques,
hoteles, zonas residenciales y balnearios de lujo que están a la vista de cualquier
turista.47 En este caso, la máscara se creó por necesidad, no para engañar. Para atraer a
los turistas, hay que ofrecerles cierto lujo que en México es una máscara.
En el presente capítulo hemos mencionado unos rasgos importantes de la
mexicanidad, sobre todo, los dos escritores coinciden en que los mexicanos mienten
para expresar el estado ideal de las cosas, no la realidad “objetiva”. Octavio Paz enfatiza
la pasividad como un rasgo mexicano común y Carlos Fuentes se dedica a las máscaras
políticas, sin embargo, la pasividad y las máscaras políticas las encontramos en muchas
partes del mundo, por ejemplo en la República Checa.
45 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 70. 46 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 74. 47 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 142.
50
4.3 La religión
La religión tiene un papel sumamente importante en la sociedad mexicana. Octavio Paz
y Carlos Fuentes analizan el papel de la religión en varias partes de sus ensayos. En el
presente capítulo vamos a explorar el papel de la religión en varios momentos históricos
y el sincretismo indígena actual. También se mencionará la muerte y su significado en
México.
4.3.1 La religión en la historia
Como el imperio azteca era un estado teocrático, la religión era la base de la
organización social. Octavio Paz explica: “Mientras nosotros vivimos bajo el signo de la
libertad y todo [...] es elección y lucha, para los aztecas el problema se reducía a
investigar la no siempre clara voluntad de dioses.”48 Los ritos y sacrificios aztecas
servían para revigorizar el año o el siglo. Según Paz los indígenas se sentían
abandonados por sus dioses, sentían que una era terminó y por eso cedieron. Los
españoles postularon una sola fe, un solo Señor: La idea de salvación que era colectiva
se vuelve personal.49 Para los indígenas la idea del sacrificio era familiar y por eso era
fácil de aceptar que Dios se sacrifique para salvar al hombre. En realidad Quetzalcoátl
es un dios del autosacrificio. Carlos Fuentes mantiene: “los indios, acostumbrados a que
los hombres muriesen en honor de los dioses, se sintieron maravillados y vencidos por
un dios que había muerto en honor de los hombres.”50 Paz aprecia el papel de la religión
en la sociedad colonial: “Gracias a la religión el orden colonial no es una mera
superposición de nuevas formas históricas, sino un organismo viviente.”51
Como ya hemos dicho, gracias a la religión, los indígenas encontraron su lugar
en la escala social, su lugar en el mundo. La religión según Paz: “devuelve sentido a su
presencia en la tierra, alimenta sus esperanzas y justifica su vida y su muerte”52 La
sociedad colonial se convirtió en un orden por un momento. La religión católica es de
carácter universal y ofrece alivio sobre todo a los desheredados y los pobres.
Paz cree que en el tiempo de la colonia el catolicismo europeo vivió un declive,
perdió toda su fecundidad y estaba inmovilizado. Afirma que por un lado la religión 48 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 65. 49 Ibid. 50 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 22. 51 PAZ, Octavio, op. cit., p. 123. 52 PAZ, Octavio, op. cit., p. 124.
51
ofreció el alivio a los indígenas, y por otro, les negó la posibilidad de expresar su
singularidad.53 Esta afirmación es cuestionable porque los misioneros en muchas partes
de México usaban las tradiciones indígenas para catequizar de una manera creativa. Así
incorporaban el baile y el teatro en la enseñanza religiosa e introdujeron por ejemplo el
baile de Matachín en los festivos.54
Fuentes no adscribe a la religión católica ningún mérito especial, más bien la
percibe como un instrumento de poder vertical junto con el absolutismo real. Según
Fuentes la religión era uno de los obstáculos que dificultó las luchas en favor de la
democracia. 55
La Reforma se volvió contra la tradición religiosa y trató de fundar una nueva
sociedad negando el pasado. Octavio Paz comenta que la Reforma negó la relación
entre el cosmos y la criatura y postuló una “abstracta igualdad ante la ley” que Paz
llama una “libertad vacía”.56 Durante el Porfiriato la fe en la ciencia trató de sustituir a
la religión y a la tradición, sin embargo, este esfuerzo no tuvo ningún impacto en la
religiosidad del pueblo en general.
Octavio Paz cree que el mexicano contemporáneo es muy religioso, lo sagrado
es una verdadera experiencia para él, pero la religión y la tradición son pasivas, son
formas muertas: “Religión y Tradición se nos han ofrecido siempre como formas
muertas, inservibles, que mutilan o asfixian nuestra singularidad.”57 Lo interesante es la
formulación “se nos han ofrecido” que supone la pasividad de los mexicanos. Además,
¿es posible que una tradición muerta durara desde la conquista hasta el presente?
4.3.2 El sincretismo religioso: un ejemplo
Paz enfatiza la vitalidad de las creencias, costumbres y los mitos precortesianos que
tienen su lugar en la sociedad mexicana. Se habla del sincretismo religioso. Un ejemplo
es la Virgen de Guadalupe que “apareció” en el monte dedicado a la diosa azteca de la
fertilidad, Tonantzin. Carlos Fuentes afirma: “México impuso a Cortés la máscara de
Quetzalcoátl. Cortés la rechazó e impuso a México la máscara de Cristo. Desde
53 PAZ, Octavio, op.cit., p. 128. 54 ACUÑA DELGADO, Ángel, “Matachines rarámuri (México). Un proceso de sincretismo cultural.” Gazeta de antropología. Nº 21, 2005, Universidad de Granada, descargado de: http://www.ugr.es/~pwlac/G21_29Angel_Acuna_Delgado.html, el 2/5/2007.55 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 182. 56 PAZ, Octavio, op.cit., p. 155. 57 PAZ, Octavio, op.cit., p. 129.
52
entonces es imposible saber a quién se adora en los altares barrocos de Puebla, de
Tlaxcala y de Oaxaca.”58
Un estudio del las tradiciones de la Semana Santa en el pueblo indígena de los
rarámuri manifiesta que el sincretismo es considerable59. La religión católica fue traída
por los padres jesuitas y cuando el rey Carlos III decretó la expulsión de los Jesuitas de
todas las colonias en 1767, los indígenas quedaron sin presencia misionera. Los
rarámuri conservaron las tradiciones enseñadas por los españoles pero con el paso del
tiempo incorporaban sus antiguas costumbres en la nueva fe, sobre todo el baile y la
comida al fin de la celebración. El significado de las celebraciones cambió ligeramente,
como un ejemplo de este cambio puede servir la celebración del Viernes Santo entre los
rarámuri: hacen un payaso de paja que se llama Judas y representa todos los vicios.
Judas está vestido de manera de los blancos, está barbado, siempre busca a las mujeres y
pide muchas cosas. Así el significado no es sólo religioso, sino también político y
manifiesta la opresión impuesta por los blancos. El sincretismo está presente en las
celebraciones de la Semana Santa en la marcha en honor del padre creador llamado
Onorúame, la marcha con tambores proviene de la celebración del vía crucis. Amador
Naranjo afirma “…las deidades cristianas conviven de forma armónica con los espíritus
y dioses ancestrales, y los habitantes de la Sierra Tarahumara echan mano de unos y de
otros para dar sentido a su existencia.”60
Carlos Fuentes explica que los indígenas no perciben a Jesucristo como el
salvador de la humanidad pero Jesús con su sacrificio más bien asegura que haya
suficiente lluvia y que el sol no se extingue y Fuentes mantiene que el sincretismo, la
mezcla de la fe cristiana y la fe indígena, es una de las “fundaciones culturales del
mundo hispanoamericano.”61
El sincretismo es un rasgo por lo menos de una parte de México – del México
indígena.
4.3.3 La muerte mexicana
58 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 22. 59 GABRIELOVÁ, Zuzana, Los rarámuri: un pueblo indígena de México, Masarykova univerzita, Bc. diplomová práce, Brno 2007, descargado de: http://is.muni.cz/th/137848/ff_b/Los_raramuri-un_pueblo_indigena_de_Mexico.pdf.60 AMADOR NARANJO, Ascensión, Los Tarahumaras, México, Agualarga Ediciones, 1995, p. 65.61 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 208.
53
La postura de los mexicanos ante la muerte es tratada por varios ensayistas igual que
poetas europeos como Luis Cernuda y Antonin Artaud. En la mayoría de los casos se
habla de cierta indeferencia hacia la muerte o del hecho de que el mexicano no tiene
miedo a la muerte.
Octavio Paz opina que a los mexicanos la muerte no les asusta porque la vida es
tan dura que los ha curado del miedo. Paz afirma: “Morir es natural y hasta deseable”62.
Esta realidad se refleja según Paz en las canciones populares y en la manera de celebrar
el Día de los muertos preparando calaveras de azúcar, entre otras cosas. Estas
expresiones muestran ironía, desdén y a veces impaciencia hacia la muerte. La postura
de los mexicanos ante la muerte y el hecho de que si tienen miedo o no es cuestionado
por algunos ensayistas, pero una de las cosas más interesantes y de carácter universal,
que Paz enfatiza, es la relación inseparable entre la vida y la muerte, que son dos caras
de la moneda y por consiguiente: “Una civilización que niega a la muerte, acaba por
negar a la vida.”63 Paz indica que el mundo moderno vive como si la muerte no existiera
y la muerte moderna carece de significado y valores que la trascienden. Entonces, no es
importante si el mexicano tiene miedo a la muerte o no, pero sí es importante que no la
desplaza, no la niega. La muerte está presente en la sociedad mexicana y forma parte de
ella a través de varios símbolos, por ejemplo, el Día de los muertos y la institución del
velatorio – el lugar donde se vela al difunto y se reúne la familia.
Roger Bartra en su libro La jaula de la melancolía cuestiona la afirmación de
Octavio Paz que los mexicanos no tienen miedo a la muerte. Bartra sostiene: “la
indiferencia por la muerte del mexicano es una invención de la cultura moderna.”64
Según Bartra se trata de un mito inventado por el hombre civilizado sobre el hombre
primitivo. Poeta Xavier Villaurrutia explica que conforme más cantidad de sangre india
el mexicano tiene en sus venas, más facilidad para morir tiene. Y más criollo uno es,
mayor temor de la muerte tiene.65 Según Bartra esta afirmación fomenta el dicho mito.
Bartra mantiene que la indeferencia o el desdén mexicano por la muerte es una de las
formas de expresar el miedo a la muerte. Bartra explica que esta postura tiene un doble
origen: el primero es que el campesino está consciente de que vive una vida llena de
62PAZ, Octavio, op.cit., p. 68.63 PAZ, Octavio, op.cit., p. 70. 64 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 77. 65 Poeta, crítico literario y dramaturgo mexicano de la primera mitad del siglo XX, su obra se caracteriza por los temas de la oscuridad, desolación y relación constante con la muerte. BARTRA, Roger, op.cit., p. 74.
54
miseria, fatigas y humillaciones y el segundo es el desprecio de las clases dominantes
por la vida de la gente metida en la miseria.
Carlos Fuentes señala: “El llamado gusto mexicano por la muerte es un doble
recurso de la vida”66. La muerte tanto complementa la vida (pero solamente cuando es
un hecho consciente) como es un recurso de la transfiguración (la salida de la vida que
“no vale nada”).
Ninguno de los ensayistas mencionados hace conexión entre la religiosidad
mexicana y sus posturas ante la muerte, lo que sería interesante de investigar.
Podemos concluir que los dos ensayistas coinciden en insistir en la naturalidad
con la que los mexicanos aceptan la muerte como una parte importante e inseparable de
la vida.
66 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 13.
55
4.4. Importancia de la fiesta
Carlos Fuentes y Octavio Paz enfatizan la importancia de la fiesta para los mexicanos.
El calendario mexicano está lleno de fiestas, igual en la ciudad que en el campo. Los
dos escritores explican la importancia de la fiesta por la pobreza que existe en México.
La fiesta es el único lujo disponible para el mexicano, a diferencia de los países ricos
donde no hay tiempo y se festeja de una manera más individual. Octavio Paz explica la
diferencia entre las fiestas norteamericanas donde las personas forman grupos y México
donde se crea una masa homogénea de la gente y todos se divierten juntos: la fiesta
mexicana es participación.
Octavio Paz contrasta el silencioso y cerrado mexicano del día ordinario con el
mexicano de la fiesta: el mexicano “quiere sobrepasarse, saltar el muro de soledad que
el resto del año lo incomunica”67 Durante la fiesta se violan las reglas y costumbres
sociales: “A través de la Fiesta la sociedad se libera de las normas que se ha
impuesto.”68 Paz considera la fiesta una negación del orden de la sociedad, una mezcla
de todo, un desorden, un regreso a la “libertad original”. Como la libertad original
nunca existía, hay que tomar las palabras de Paz como una creación literaria, una
metáfora que trata de describir y acercar al lector todos los sentimientos que puede
provocar una fiesta. Hemos dicho que Paz define la mexicanidad como “ruptura y
negación”. En conexión con la fiesta Paz mantiene: “Nuestras Fiestas, como nuestras
confidencias, nuestros amores y nuestras tentativas por reordenar nuestra sociedad, son
rupturas violentas con lo antiguo o lo establecido.”69
Octavio Paz considera “significativo que un país tan triste como el nuestro tenga
tantas y tan alegres fiestas.”70 Entonces, ¿es la fiesta una huida de la vida cotidiana? Paz
no responde a la pregunta directamente, más bien ofrece otra imagen de la fiesta: la
fiesta como explosión de la realidad. Así no sería una huida sino una consecuencia
necesaria de la “realidad dura” mexicana.
Además, Paz mantiene que México es un pueblo ritual. Hay diferencia entre las
vacaciones modernas que son individuales, sin rito y ceremonia y las fiestas que son una
verdadera re-creación y participación. Si México es un pueblo ritual o no es difícil de
67 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 58. 68 PAZ, Octavio, op.cit., p. 59. 69 PAZ, Octavio, op.cit., p. 62. 70 PAZ, Octavio, op.cit., 1993, p. 61. El estereotipo de México como un país triste y melancólico se repite muchas veces en los ensayos sin tener mucho fundamento en la realidad.
56
juzgar. Zarate Hernández comenta que los mexicanos no son por naturaleza un pueblo
ritual, sino que el ritual está en la base de la sociedad moderna.71
La fiesta tiene su significado económico porque, según Paz, los bienes
acumulados durante el año se ponen a circular por lo que la fiesta se convierte en una
inversión del capital.72 La importancia económica de la fiesta en todos los grupos
sociales puede ser ilustrada con un ejemplo del pueblo indígena de los rarámuri. Allí se
comparte la comida durante la fiesta y cada familia que no tiene recursos puede tomar
cuanto necesite y llevarse la comida a su casa. De esta manera se redistribuye la riqueza
y se asegura que nadie se muera de malnutrición. El valor más apreciado en la sociedad
indígena rarámuri es el compartir, la kórima, y este valor se manifiesta durante la fiesta
cuando los rarámuri salen de su intimidad y no comparten solamente la comida sino
también se abren a los demás, además, es uno de los momentos cuando está permitido
que el hombre y la mujer conversen. 73 Así, las observaciones de Paz sobre el mexicano
cerrado que se abre durante la fiesta son válidas por lo menos para algunos grupos
indígenas.
Carlos Fuentes explica la importancia de la fiesta por la necesidad de crear un
paraíso en el instante enfrente de la realidad dura: “la nostalgia del paraíso perdido y la
imposibilidad del paraíso futuro en el presente deja a la mayor parte de los mexicanos
sin más posibilidad que la del paraíso en el instante.”74 Esta noción está conectada con la
necesidad de disfrutar el presente porque el futuro es inseguro, de la que hemos hablado
en el capítulo 3.1 sobre el tiempo mexicano. Roger Bartra menciona la noción del
“paraíso perdido” o “edén subvertido” como una invención de la sociedad moderna. La
sociedad capitalista moderna busca su origen primitivo y el orden original y lo
encuentra en los campesinos de la era preindustrial. Así se alimentan sentimientos de
culpa por la destrucción de este paraíso y también se traza el perfil de la nacionalidad
que sirve para poner en orden la sociedad moderna.75
71 Investigador del Colegio de Michoacán, ZARATE HERNÁNDEZ, José Eduardo, “El ritual oficial en la transición democrática mexicana”, Relaciones, XXVII, número 107, p. 18-42. Descargado de: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/137/13710702.pdf, el 8/3/2010.72 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 58. 73 GABRIELOVÁ, Zuzana, Los rarámuri: un pueblo indígena de México, Masarykova univerzita, Bc. diplomová práce, Brno 2007. 74 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 13. 75 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 32.
57
4.4.1 La fiesta mexicana
Octavio Paz y Carlos Fuentes crean una imagen del mexicano como un ser melancólico
y cerrado que vive su miseria y pobreza día tras día lo que le obliga disfrutar el
momento de la fiesta al máximo, sabe arrojar su máscara y vivir intensamente, crear el
“paraíso en el instante”. Sin embargo, Octavio Paz declara que la fiesta no es siempre
alegría, que también puede terminar mal con la violencia, las riñas, balazos o
cuchilladas. No podemos poner en duda que una fiesta puede terminar mal, sin
embargo, parece que Octavio Paz presenta la peor opción como lo típico de México.76
Sin embargo, otra vez presenta la mexicanidad como una mezcla de ideas contrapuestas:
“Muerte y vida, júbilo y lamento, canto y aullido”77.
4.4.2 La cultura
Carlos Fuentes enfatiza la cultura mexicana e hispanoamericana en general, como un
fenómeno poco comparable con otras naciones: “Pocas culturas del mundo poseen una
riqueza y continuidad comparables. En ella, nosotros, los hispanoamericanos, podemos
identificarnos e identificar a nuestros hermanos y hermanas en este continente.”78 El
libro El espejo enterrado es dedicado “a la búsqueda de la continuidad cultural que
pueda informar y trascender la desunión económica y la fragmentación política del
mundo hispano.”79 Fuentes explica que la herencia cultural permaneció a pesar de todas
las desgracias de los pueblos hispanoamericanos. Fuentes habla de la cultura rural, del
campo, no la urbana, sobre todo de las canciones de los charros, los corridos y de esta
manera fomenta el mito del campesino como el ser “original y auténtico” que con su
corrido melancólico enfrenta la sociedad industrial y las influencias extranjeras, sobre
todo las anglosajonas. A lo contrario de lo que Fuentes mantiene, muchas culturas del
mundo poseen una riqueza comparable. Parece que Fuentes considera como “auténtica”
solamente la cultura del campo, juzgando los países industrializados pobres en
“cultura”.
76 En actualidad, la mayoría de los balazos y cuchilladas ocurre en el norte del país y es causada por el creciente narcotráfico – una consecuencia triste de la pobreza y de la proximidad de los Estados Unidos de América. 77 PAZ, Octavio, op.cit., p. 61. 78 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 14. 79 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 15.
58
4.4.3 Para concluir
Octavio Paz y Carlos Fuentes consideran México y los países hispanoamericanos en
general como unos países desgraciados, tristes o melancólicos habitados por personas
sentimentales que viven devoradas por los extremos opuestos mejor expresados por Paz
en su definición: “muerte y vida, júbilo y lamento, canto y aullido”80, para los que la
fiesta tiene un significado económico y salvador, sacándolos de una realidad triste y
ofreciéndoles un “paraíso en el instante.” De esta manera, y quizás sin querer, presentan
a los mexicanos como unos seres inmaduros que se asemejan a los adolescentes.
80 PAZ, Octavio, op.cit., p. 61.
59
4.5 Las múltiples realidades mexicanas
Los ensayos estudiados no pretenden describir México en su totalidad, lo que sería
imposible. Más bien quieren definir y descifrar algunas de las múltiples realidades
mexicanas. Para decirlo con las palabras poéticas de Octavio Paz, la realidad mexicana
es: “compuesta de diferentes estratos y [...] alternativamente se pliega y se despliega, se
oculta y se revela”.81 Algunos de los estratos pueden ser muy similares a los de muchos
pueblos del mundo, otros pueden ser muy distintos. Quizás algunas afirmaciones sobre
el carácter mexicano existen solamente en la literatura y en el cine sin tener mucho
fundamento en la realidad, pero aun así forman parte de lo mexicano. Algunas veces
hemos puesto en tela de juicio las afirmaciones de Octavio Paz y Carlos Fuentes, o
hemos encontrado ocasiones cuando provocan polémicas. Los dos escritores se protegen
de la crítica afirmando que existen muchos Méxicos y muchas realidades a veces
contradictorias.
La pluralidad existe en muchas naciones del mundo, sin embargo, las naciones
europeas son, en su mayoría, más homogéneas que México. Hasta los Estados Unidos
de América que fueron fundados por la inmigración tienen una cultura mayoritaria
homogénea gracias al concepto del melting pot que supone disminuir las diferencias y
gracias a la distribución de la riqueza que es más nivelada que en México.
Roger Bartra en su libro La jaula de la melancolía analiza la descripción del
mexicano como un ser sentimental que huye de su dolorosa realidad. Desde este punto
de vista, el mexicano es una acumulación de sentimientos, un hombre sin cualquier
deseo de cambiar el estado de las cosas, en breve, un hombre pasivo. Bartra argumenta
que la filosofía de lo mexicano del siglo XX creó esta imagen tomando los más
desgraciados como un modelo para la nación y de esta manera se justifica el gobierno
autoritario y corrupto – el pueblo tiene el gobierno que merece. Además, según Bartra,
los medios masivos de comunicación presentan los estereotipos del mexicano y así
influyen en su formación, son un modelo de vida y aseguran la pasividad del pueblo.82
Por consiguiente, hay que tomar en cuenta que algunos rasgos mencionados por Carlos
Fuentes y Octavio Paz como típicamente mexicanos pueden ser válidos tan sólo para 81 PAZ, Octavio, Postdata, en Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Madrid, Cátedra, 1993, (363-415), p. 389. 82 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 145-151. Un ejemplo de la dicha pasividad es el personaje de Cantinflas, quien es un ser pasivo con un don de la palabra para poder siempre inventar excusas y salir de sus compromisos. El mexicano queda reducido a una caricatura.
60
una minoría. También es posible que algunos rasgos existan solamente en la
“mitología” de lo mexicano.83 Estos conceptos cuestionables son, sobre todo: la
melancolía, la pasividad y el sentimentalismo.
4.5.1 Los dos Méxicos
Carlos Fuentes cree que México es un país dividido en dos y nos presenta una visión
frecuente del mundo industrial que explota al mundo campesino e indígena.84 Fuentes ve
el problema en un desarrollismo – en un progreso económico cueste lo que cueste – y en
la concentración de la riqueza en manos de una minoría, igual que en el hecho de que la
gente está privada de la libertad de expresión. Estas observaciones de Fuentes aparecen
después de los eventos del 1968. Fuentes presenta dos Méxicos que no son divididos
solamente por las diferencias de la situación económica sino también por la
imposibilidad del diálogo democrático.
Octavio Paz en su Postdata menciona la división típica de los dos Méxicos: el
desarrollado y el subdesarrollado. Paz considera esta división simplista y no
correspondiente a la realidad histórica mexicana, porque se trata solamente del grado
del desarrollo o de la pobreza o riqueza. En consecuencia, Paz propone el término otro
México. Este otro México está presente en cada uno de los mexicanos, es un “complejo
de actitudes y estructuras inconscientes”85, pues no se trata de supervivencias del mundo
primitivo o subdesarrollado sino de elementos constitutivos de la cultura
contemporánea. Octavio Paz insiste: “El otro México, el sumergido y reprimido,
reaparece en el México moderno.”86 Es interesante que Paz no hable de la otredad de la
cultura indígena o la del campesino, sino de una otredad que está presente en cada
mexicano en general. Los elementos que forman parte de esta otredad son las creencias,
conceptos, imágenes y “predisposición de la mente hacia la realidad objetiva”87. Lo
importante aquí es la palabra “predisposición” que significa que todos los mexicanos
tienen cierto modo de pensar o cierta perspectiva. Pero si se trata de un rasgo presente
83 La presente tesina no es un estudio sociológico para poder responder hasta qué grado las características mexicanas mencionadas se reflejan en el pueblo mexicano y hasta qué grado son inventadas. Para más información véase: Hewes, Gordon W., “Mexicans in Search of the ‘Mexican’: notes on Mexican National Character Studies“, The American Journal of Economics and Sociology, 13, 1953-1954, p. 209-223. Y Maccoby, Michael, “El carácter nacional mexicano”, Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología (7), México, septiembre-diciembre de 1967, p. 41-72. 84 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 147. 85 PAZ, Octavio, op.cit., p. 388. 86 Ibid. 87 PAZ, Octavio, op.cit., p. 389.
61
en todos los mexicanos, ¿se puede llamar otredad? ¿De quién distingue esta otredad a
los mexicanos? El análisis del concepto de la otredad en Postdata sugiere que es una
otredad hacia la civilización occidental, un rasgo que hace la diferencia entre los
mexicanos modernos y la civilización occidental. Al proponer que “sin otredad no hay
unidad”88 y “la otredad nos constituye”89 Octavio Paz establece la otredad como un
rasgo típicamente mexicano. Aquí se muestra el deseo de los mexicanos de ser
diferentes de las demás naciones. Además, llegamos a un callejón sin salida: Paz
mantiene que es imposible describir el carácter nacional de cualquier pueblo porque es
una mera ilusión y al mismo tiempo es un rostro real. Así, indirectamente, Paz señala
que también sus ensayos incluyen esas dos características, lo real y lo ilusorio, al mismo
tiempo alumbran la realidad mexicana y la enmascaran. Asimismo, al proponer que
existe la otredad en todos los mexicanos, Paz constituye al mexicano prototípico que es
una mera generalización.
4.5.2 Los demás Méxicos
Fuentes define la historia reciente latinoamericana: “La historia reciente de la América
Latina es caótica, veloz, contradictoria. Coexisten el burro y el jet, la veladora a la
virgen y la luz de neón.”90 Sin embargo, las contradicciones similares podrían
encontrarse en muchos países tercermundistas.
Para Carlos Fuentes una de las características mexicanas es la coexistencia de
diversas culturas “desde el neolítico hasta la cultura industrial moderna”91 lo que no es
un cargo sino una ventaja. En la historia, el progreso era muchas veces identificado con
la desaparición de las culturas “primitivas”, lo que fue un error. Fuentes pide que se
haga justicia a los grupos indígenas sin que tuvieran que sacrificar su cultura.92 Así, no
se trata de escoger entre la modernidad o la tradición, sino encontrar un modo de
convivencia para las dos, lo que en sí mismo es una tarea muy difícil. Fuentes llama el
proceso del surgimiento de la sociedad hispanoamericana la “contraconquista”93 porque
los conquistados influyen en la creación de una sociedad multirracial y policultural. Sin
embargo, la sociedad latinoamericana no siempre es policultural, muchas veces las
88 PAZ, Octavio, op.cit., p. 390. 89 PAZ, Octavio, op.cit., p. 391. 90 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 469. 91 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 36. 92 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 37. 93 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 172.
62
culturas viven en ambientes separados, con poco contacto entre ellas. A esta crítica
Fuentes responde: “todos somos, a través de nuestras nanas negras o indias, triculturales
en la América española.”94 No obstante, se trata solamente de los que solían tener nanas,
entonces otra vez, de una minoría. El problema es que a pesar de que la inteligencia
hispanoamericana ha aceptado la igualdad de las culturas ante la ley y la importancia de
la tradición indígena, a lo mejor esta noción todavía no ha pasado al ambiente general,
donde todavía reina el prejuicio o la indiferencia hacia los indígenas. Por consiguiente,
es adelantado mantener, como hace Fuentes, que la América Latina es un centro de
incorporación.95 Es sólo el ideal hacia el que la sociedad se dirige. En torno a esta
cuestión, Octavio Paz mantiene lo contrario, no habla de la situación policultural sino
dice que la civilización occidental ha aplastado a todos sus rivales, sustituyó la antigua
pluralidad de culturas y desemboca en un solo futuro.96 Esta afirmación es también
prematura porque algunas culturas dentro o fuera de Hispanoamérica, muestran una
vitalidad sorprendente.
4.5.3 Influencias históricas
En El espejo enterrado Carlos Fuentes analiza las influencias históricas que formaron la
nación mexicana. Dedica mucho tiempo al análisis de la historia española. De las tribus
indígenas trata solamente a los aztecas de lo que queda claro que no las concibe tan
importantes en la formación de la realidad mexicana mayoritaria. España le dio al
Nuevo Mundo la lengua, la religión católica y según Fuentes también una tradición
política autoritaria.97
Es interesante que Fuentes no cree que sólo México o el Nuevo Mundo contenga
las múltiples realidades, pero también España, porque está compuesta por la tradición
mediterránea: la griega, cartaginesa, romana, gótica, gitana, judía y árabe. A través de
España todas estas naciones influyeron en el Nuevo Mundo. Fuentes varias veces
menciona las contradicciones que trajo España al nuevo mundo.98 Por lo consiguiente,
94 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 360. 95 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 526. 96 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 208. “Todas las civilizaciones desembocan en la occidental, que ha asimilado o aplastado a sus rivales.”97 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 21. 98 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 126: “Ellos [los españoles] traerían al Nuevo Mundo todos los conflictos del carácter español, su imagen de sol y sombra dividiendo el alma como dividen a la plaza de toros. ¿Tolerancia o intolerancia? ¿Respeto hacia el punto de vista ajeno, el derecho de criticar y de inquirir, o la Inquisición? ¿La mezcla étnica o la pureza racial? ¿La autoridad central o local? ¿El poder desde arriba o el poder desde abajo? Y, acaso, la cuestión que las contiene todas: ¿tradición o cambio?” y p. 23: las
63
como si la colonia fuera culpable de las presentes contradicciones que existen en los
países hispanoamericanos.
Fuentes mantiene que el orgullo local también proviene de España igual que el
sentimiento del honor que tiene su raíz en la fidelidad al jefe y a la tierra de los ibéricos.
Este sentimiento del honor se fortaleció durante la Reconquista. Fuentes también
menciona un “vicio particularmente español e hispanoamericano”99 y lo ilustra en El
poema del mío Cid: la envidia. Este vicio no puede ser considerado solamente hispano,
más bien florece en los lugares donde se crea el deseo del progreso pero no hay una
creencia firme en las posibilidades de cada hombre de salir adelante.
Otra cosa que llegó de España, según Fuentes, es el modelo del poder vertical.100
Como hemos comentado en el capítulo 3.1, el poder es siempre vertical y así no se
puede considerar la causa de las luchas difíciles para establecer la democracia en
Hispanoamérica.
4.5.4 Para concluir
Para concluir podemos enfatizar que cada nación tiene sus particularidades que existen
en diferentes grados en diferentes niveles sociales y es imposible describir una nación
objetivamente porque siempre se toma cierta perspectiva y para cada regla existen
muchas excepciones, sobre todo en un país donde coexisten tantas culturas diversas
como en México. Así, una de las características de la mexicanidad que los dos escritores
mencionan es la existencia de múltiples realidades y como hemos dicho los mismos
escritores son concientes de las limitaciones de su trabajo e imposibilidad de
describirlas todas.
5. La visión del futuro
Octavio Paz y Carlos Fuentes muestran una preocupación por el futuro de México y
señalan algunos cambios que han de ocurrir para que México sea un país democrático y
próspero. Los ensayos sirven para que el mexicano se pueda conocer a sí mismo y a su
contradicciones del “cruel conquistador y del santo misionero” y p. 39 la bailadora flamenca que encierra “La sensualidad reprimida por la fe, pero sublimada por el sueño místico.”99 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 87. 100 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 182.
64
realidad, y a partir de este conocimiento crear su propio futuro, sin copiar modelos
extranjeros.
5.1 Posibilidades de desarrollo
5.1.1 La situación económica
Todos los ensayos estudiados mencionan la situación económica de México lo que por
un lado resulta sorprendente porque su mayor preocupación es por los rasgos culturales
e históricos. También la economía es una parte indispensable de lo mexicano y el futuro
del país depende de la economía. Los mexicanos se dan cuenta de que su situación
económica es diferente de lo deseado y deseable y buscan las causas de la presente
situación en su cultura y en su historia. En breve, quieren saber por qué su situación
difiere de la de los países desarrollados como los Estados Unidos de América1 y cuáles
de sus características nacionales y fenómenos históricos les impiden salir de la pobreza
a la mayoría de la nación.
Octavio Paz argumenta que los recursos de México no son suficientes para crear
una infraestructura económica, por lo tanto, los mexicanos no pueden trabajar las
materias primas y las tienen que vender aunque los países desarrollados no pagan
precios justos por ellas. Podemos darnos cuenta de que Paz percibe México como una
víctima de los intereses extranjeros. Según él, las inversiones extranjeras no ofrecen
solución porque sus ganancias salen del país y causan una dependencia económica,
además, las compañías extranjeras buscan ganancias rápidas, no el desarrollo a largo
plazo que es lo que México necesita. Paz propone unas soluciones: hacer préstamos por
medio de las organizaciones internacionales o gubernamentales, crear uniones y pactos
con países en vías del desarrollo semejantes a México, por ejemplo otros países
latinoamericanos, pero también países asiáticos o africanos. Nuestro ensayista entiende
ya en 1950 que seguir el ejemplo de la Unión Soviética y de China significaría sacrificar
la dignidad y la libertad humana lo que no era un camino aceptable para México.
El problema económico según Paz, se basa en el hecho de que los mexicanos no
han aprendido a usar sus recursos materiales ni los instrumentos intelectuales. En El
1 La cercanía de los Estados Unidos de América ha sido una de las causas de cierto sentimiento de inferioridad y constante comparación de las dos naciones y es percibida como una desventaja que entre otras cosas atrae el narcotráfico y el contrabando. Desde el punto de vista histórico, México no puede olvidar de la pérdida de los territorios desde California hasta Texas en 1848.
65
laberinto de la soledad se argumenta: “Hemos pensado muy poco por cuenta propia;
todo o casi todo lo hemos visto y aprehendido en Europa y los Estados Unidos [...]
Tenemos que aprender a mirar cara a cara la realidad.”2 Los mexicanos según Paz no
conocen las armas de la crítica, el examen, el juicio. No se expresan claramente, más
bien se esconden detrás de las máscaras de las que hablamos en el capítulo 4.4. Paz
mantiene el mismo argumento en Postdata, mas lo aplica a toda Hispanoamérica:
“...una capacidad de crítica y de autocrítica [...] sería vano buscar en América Latina.
Nosotros todavía no aprendemos a pensar con verdadera libertad. No es una falla
intelectual, sino moral...”3 ¿Qué quiere Paz decir con la falla moral? A los
hispanoamericanos no les falta la inteligencia y habilidad para poder examinar su
situación y salir adelante. La falla moral es ocultarse detrás de las máscaras, mentir por
placer y por el deseo.
En Tiempo mexicano Carlos Fuentes enumera las medidas que hay que tomar
para solucionar los problemas económicos y sociales de México: “la nacionalización”,
“la planificación económica a largo plazo” y “el sometimiento de la burguesía” a la
nación, entre otras.4 Sus ideas son algo extremas, pertenecen a la esfera de la izquierda,
y no estoy segura qué Fuentes quiere decir con el “sometimiento de la burguesía” ni
cómo lo quiere hacer. Partiendo de la experiencia de los países del antiguo bloque
soviético, sabemos que estas medidas no trajeron soluciones sino que causaron más
problemas. Sin embargo, Fuentes con razón critica la injusticia y el falso optimismo
igual que el desarrollo “anárquico” de México5. El ensayista quisiera evitar el
desperdicio, la basura, y la acumulación de los ciudadanos en las urbes como
fenómenos poco convenientes a la sociedad hispanoamericana.6 Sin embargo, se trata de
un ideal no viable porque Fuentes no se da cuenta de que cada actividad humana 2 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 232. 3 PAZ, Octavio, “Postdata”, en Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Madrid, Cátedra, 1993, (363-415), p. 367. 4 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p.90: “el fortalecimiento de la intervención nacionalista en las actividades primordiales de la producción en beneficio de las clases populares; la revisión de los sistemas del crédito; la nacionalización de los servicios públicos; la planificación económica a largo plazo, tendiente a usar de manera racional y abundante los recursos y a superar el expediente ficticio de las inversiones extranjeras; la revisión del sistema impositivo a efecto de promover una justa distribución del ingreso nacional; la reglamentación de las inversiones privadas y la persecución de los “prestanombres” del capital extranjero que las violan; la planificación de la educación, a efecto de coordinarla con el desarrollo económico; el cumplimiento integral de la reforma agraria; el respeto absoluto de los empresarios a la Ley del Trabajo, actualmente violada en gran escala; el sometimiento de la burguesía mexicana a los planes nacionales del desarrollo económico; la redistribución demográfica, coordinada con el desarrollo nacional de zonas y riquezas escasamente explotadas.” 5 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 89. 6 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 34.
66
produce basura y para el desarrollo económico son importantes los centros de
producción, que son, sobre todo, las urbes.
5.1.2 El desarrollo de cada hombre
Fuentes opina que México ha tomado el camino del desarrollo por el desarrollo mismo,
sin considerar que el verdadero desarrollo significa “desarrollo de todas las
posibilidades de cada hombre.”7 y no solamente el crecimiento del producto nacional
bruto. Cada grupo social tiene metas distintas.8 No se puede obligar a las minorías que
sacrifiquen su cultura en nombre del progreso. Se trata de un proceso de incorporación
de las minorías en el sistema tal como son y con sus particularidades. Fuentes mantiene:
“si la mayoría de nuestros hombres y mujeres continúan fuera del proceso del
desarrollo, desnutridos y analfabetas, nunca alcanzaremos la verdadera modernidad.”9
Fuentes espera en el joven estudiante revolucionario y su conciencia de la
tensión entre el ideal y la realidad.10 El joven revolucionario de Fuentes hoy en día está
reemplazado por el joven activista que funda muchos proyectos locales y fundaciones
para fines particulares que ayuden a los grupos marginalizados. Estas fundaciones son
más flexibles que las instituciones gubernamentales y si obtienen donaciones pueden ir
transformando la sociedad.11 Por consiguiente, lo más importante para México de hoy es
crear una sociedad cívica y enseñar a los jóvenes a ser participativos y tomar la
responsabilidad del futuro de su país.
5.1.3 Nuestro propio destino
Nuestros ensayistas describen el pasado mexicano como la historia de una nación
desgraciada a la que ha tocado sufrir por causa de los españoles y por su cercanía a los
Estados Unidos de América, entre otras cosas. Presentan México como una víctima de
las circunstancias históricas. Los dos escritores consideran a México como un país sin
pasado, o mejor dicho, que ha rechazado su pasado. Sin embargo, se dan cuenta de que 7 FUENTES, Carlos, op.cit., p.37. 8 Por ejemplo, la meta de la sociedad indígena rarámuri es conservar su cultura y su modo de vida, mejorar su calidad de vida en torno a la educación, nutrición infantil y familiar y la salud, lo que significa desarrollar programas especiales para introducir nuevos cultivos, ofrecer becas a los estudiantes, etc. 9 FUENTES, Carlos, El espejo enterrado, Madrid, Talleres Gráficos de Rógar, S.A., 1997, p. 530. 10 FUENTES, Carlos, op.cit., p. 80. 11 Por ejemplo, en la Sierra Tarahumara funcionan las siguientes fundaciones: UDEM en la Sierra Tarahumara, Fundación Tarahumara José A. Llaguno, Jesuitas en Tarahumara, etc.
67
las quejas no sirven y finalmente apuntan que son los mexicanos a los que les toca
resolver los problemas de México.
México ha sido criticado en el curso de su historia como un país incapaz de
gobernarse a sí mismo: por los Estados Unidos de América y uno de sus presidentes,
Thomas Jefferson, y también por los poderosos mexicanos, por ejemplo Porfirio Díaz,
quien justificaba de esta manera su poder absoluto. No obstante, Fuentes usa el caso de
Morelos de principios del siglo XX como un ejemplo del gobierno local que funcionó
democráticamente.
Carlos Fuentes explica que los mexicanos deben preguntarse a sí mismos si “no
hemos seguido actuando como entes colonizados, copiando acríticamente los prestigios
materiales de la sociedad capitalista; si no hemos sido capaces, en fin, de inventar
nuestro propio modo de desarrollo.”12 Fuentes como pensador izquierdista critica el
sistema capitalista. Es cierto que dentro de México hay ciertos grupos sociales, sobre
todo algunos indígenas, cuyos ideales se basan en el compartir y no aceptan la idea de
la propiedad personal, sin embargo, estos grupos forman una minoría a la que hay que
respetar pero no es posible crear una sociedad general basada en estos ideales. México
no está en posición de inventar un nuevo modelo del gobierno y de la economía, más
bien debe incorporar sus particularidades en los modelos que funcionan en los países
desarrollados.
Octavio Paz postula: “Por primera vez al mexicano se le plantean vida e historia
como algo que hay que inventar de pies a cabeza. En la imposibilidad de hacerlo,
nuestra cultura y nuestra política social han vacilado entre diversos extremos. Incapaces
de realizar una síntesis, hemos terminado por aceptar una serie de compromisos, tanto
en la esfera de la educación como en la de los problemas sociales.”13 Es imposible
inventar toda una sociedad nueva de pies a cabeza, así no resulta sorprendente que los
hispanoamericanos no eran capaces de hacerlo. Más bien se trata de un proceso del
desarrollo lento, hay que darle el tiempo al tiempo. La historia de Hispanoamérica ha
sido algo turbulenta, pero su situación no es tan mala como se presenta en los ensayos e
Hispanoamérica tiene mucho que ofrecer al mundo. Los dos ensayistas exhortan a los
mexicanos que analicen las ideas que provienen de los países desarrollados y que elijan
lo que pueda servir para las metas de la sociedad local.
12 FUENTES, Carlos, Tiempo mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz, S.A., 1975, p. 33. 13 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 189.
68
6. Diferencias y rasgos comunes de los ensayos
A lo largo del estudio de los dichos ensayos de Octavio Paz y Carlos Fuentes hemos
encontrado tanto muchas coincidencias como algunas diferencias.
Octavio Paz y Carlos Fuentes coinciden en cuanto al modelo del gobierno
mexicano que comparan con la pirámide azteca. Los dos critican fuertemente el sistema
político mexicano, manteniendo que oprime a la mayoría de los ciudadanos.
Fuentes pone más énfasis en la herencia española porque percibe una necesidad
de aceptar el legado español. Pero, al mismo tiempo, critica la época colonial,
presentándolo desde el punto de vista tradicional del nacionalismo mexicano que niega
cualquier mérito de esta época. Fuentes habla de la usurpación y el vasallaje de la
colonia y por consiguiente, sin querer lo, vuelve a negar la herencia española. Paz, por
lo menos, aprecia el orden colonial y la incorporación de los indígenas, la capa más baja
de la sociedad, por medio de la religión. Los dos escritores coinciden en que la colonia
dejó un legado profundo, sobre todo en cuanto a la desconfianza y el disimulo.
Fuentes se dedica a la importancia del texto escrito como la única garantía de los
derechos que son imposibles de ejercer a causa de la usurpación que practican los
poderosos, y muestra una tendencia de criticar la burocracia y las clases superiores sin
cesar. La crítica de Paz es más amplia y aplicada a toda la nación, no solamente a los
poderosos, e incluye el concepto del daño moral del que padecen todos los mexicanos
por causas de su propia historia.
Los dos escritores afirman que desde la independencia los mexicanos tratan de
imitar modelos extranjeros sin considerar las diferencias entre los países desarrollados y
México, lo que critican como un error y aprecian cada esfuerzo auténticamente
mexicano, por ejemplo la Reforma y la Revolución del 1910. Ambos ensayistas hacen
destacar la Revolución del 1910 como un acontecimiento importantísimo para el
desciframiento de la mexicanidad.
En cuanto al estado presente de la mente mexicana, Fuentes se dedica con más
detalle al concepto del tiempo y su importancia para el mexicano, sin embargo, los dos
ensayistas coinciden en el hecho de que el mexicano prefiere el presente porque el
futuro es inseguro. Los dos escritores presentan opiniones similares en cuanto a la fiesta
mexicana. Fuentes percibe la fiesta como un escape del mundo real a un paraíso en el
69
instante, y coincide con Paz en señalar la importancia de la fiesta para un país tan
“desgraciado” como México.
El tema de las máscaras es recurrente en los escritores de la mexicanidad y
nuestros ensayistas repiten los argumentos anteriores describiendo al mexicano como un
ser que tiene miedo de sí mismo y se protege poniéndose varias máscaras. Se argumenta
que esta tendencia procede del tiempo colonial lleno de temor y desconfianza, así es una
característica de entes colonizados.
Los dos escritores difieren en el tema de la religión porque Fuentes no le
adscribe ninguna importancia especial a la religión, para él es solamente un instrumento
de opresión, y Octavio Paz ve la importancia de la religión como un elemento unitivo de
la sociedad fragmentada. Los dos coinciden en la postura de los mexicanos frente a la
muerte, que oscila entre el gusto, la aceptación pasiva y el desprecio.
Todo lo que los dos ensayistas describen, forma parte de las múltiples realidades
mexicanas. Fuentes presenta la división clásica en el México rico y el pobre, mientras
que Paz habla del otro México que cada mexicano lleva adentro.
En cuanto al futuro de México, los dos muestran una intensa preocupación
obligando a los mexicanos a inventar o encontrar su propio modo del desarrollo sin
copiar modelos extranjeros.
La mayor diferencia entre ambos ensayistas estriba en el hecho de que Fuentes
ataca la clase más alta y la culpa de muchos los males de la sociedad, mientras Paz ve la
causa de los problemas de una manera más amplia que aplica a todas las capas de la
sociedad mexicana. Los dos escritores coinciden en presentar a México como un país al
que ha tocado sufrir mucho y que hoy en día paga por su historia llena de opresión:
desde los aztecas, la conquista y la colonia hasta el gobierno del PRI.
70
7. Conclusión
A lo largo del presente trabajo hemos examinado los ensayos El laberinto de la soledad
y Postdata de Octavio Paz y El espejo enterrado y Tiempo mexicano de Carlos Fuentes
para encontrar qué es la mexicanidad. Se ha comprobado que los dos escritores
comparten muchos puntos de vista y presentan a México de una manera negativa, como
una víctima de las circunstancias históricas. Entonces, ¿qué es la mexicanidad según
nuestros ensayistas?
Sobre todo, la mexicanidad no significa rasgos y valores característicos tan sólo
para México. Los seres humanos no difieren tanto para que se pueda decir que algún
rasgo es típico únicamente de una sola sociedad. México que nació del contacto de la
civilización europea española y las civilizaciones indígenas lleva muchos rasgos que se
pueden encontrar en Europa y en otras partes del mundo. Sin embargo, del análisis de la
obra de Octavio Paz y Carlos Fuentes se desprende que algunos de estos rasgos
universales son muy comunes en México y así forman parte de la mexicanidad. Se trata
de los siguientes rasgos:
1. la diversidad cultural: México está compuesto de una variedad de identidades,
grupos sociales y étnicos. Esta variedad y riqueza cultural es el rasgo más
importante
2. la negación de realidades y momentos históricos y rupturas con ellos, y la no
aceptación de sí mismo y su herencia
3. la búsqueda de la justificación de su propio ser y su papel en el mundo: el
mexicano busca su identidad, su propio significado, su destino
4. el disimulo, la desconfianza y conflictos internos como legado del mundo
colonial
5. el sentimentalismo, la tristeza y la melancolía
6. la dicotomía de extremos opuestos que devoran al mexicano: “muerte y vida,
júbilo y lamento, canto y aullido”1
7. la espontaneidad
8. el nacionalismo: se trata de un nacionalismo impuesto con fin de fomentar la
unión nacional
1 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, Fondo de cultura económica, 1993, p. 61.
71
9. “la retención” y “eternización” del tiempo en su fugacidad o mejor dicho, el
saber vivir el tiempo presente, y crear el “paraíso en el instante” a pesar de la
“realidad dura”
10. el enmascaramiento de su verdadero y mentiras que sirven para protegerse de la
“realidad dura” y para expresar el estado ideal de las cosas, no la realidad
“objetiva”
11. el sincretismo y la mezcla cultural
12. la pasividad
13. la aceptación “natural” de la muerte como una parte importante de la vida
La característica del pueblo mexicano que hemos encontrado en los ensayos de Paz y
Fuentes se asemeja a un adolescente que rompe con sus padres, busca su propia
identidad, es devorado por sus sentimientos, por su espontaneidad, todavía inmaduro.
Los dos escritores son conscientes de esa inmadurez, la saben expresar pero no
son capaces de desprenderse de ella en sus ensayos. La inmadurez se nos muestra en los
sentimientos de injusticia y en el culpar a los demás de los males mexicanos en vez de
aceptar la responsabilidad por su propio destino. Ahora es tiempo de que los mexicanos
dejen de verse como víctimas y se den cuenta de su rica herencia cultural y territorial y
de las posibilidades que tienen.
Muchas de las características mencionadas por los dos ensayistas se aplican a
todos los países jóvenes de América Latina. Así hace falta especificar las diferencias
entre México y otros países hispanoamericanos. Además, los rasgos presentados en los
ensayos son muy negativos y críticos de México, y todo lo que podría ser positivo,
como por ejemplo la habilidad de disfrutar el tiempo, se desprecia como una mera
máscara que cubre la “realidad dura”. Entonces podemos concluir que los rasgos
presentados en los ensayos estudiados no son suficientes para definir la mexicanidad. Se
trata de una aproximación, sin embargo, hacen falta otros trabajos que ofrezcan una
descripción más precisa de la mexicanidad.
Los propios mexicanos no están seguros en qué estriban las diferencias entre
ellos y otras naciones y muestran un afán extraordinario por encontrar esas diferencias.
Los críticos contemporáneos dicen que los escritores de la mexicanidad inventan mitos
a través de los que los mexicanos se perciben como una nación y los que sirven para
72
mantener la unidad nacional. Roger Bartra2 considera los rasgos de la mexicanidad una
invención por necesidad política y Cristina González Hernández precisa que como
México era primero Estado que una nación, era necesario crear la identidad nacional
inventando el carácter mexicano.3
Se pone de manifiesto, entonces, que la presente tesina es solamente un trabajo
parcial y se plantean varios asuntos para futuras indagaciones: ¿son los rasgos de la
mexicanidad que encontramos en la obra de Paz y Fuentes reales o inventados por la
necesidad política?, ¿qué cambios democráticos percibe Fuentes en las últimas
décadas?, ¿tiene el mexicano un modo diferente de percibir la realidad o se trata
solamente de unas reglas sociales de conducta diferentes de las europeas? Todas estas
preguntas quedan por resolver para que se pueda desarrollar mejor el concepto de la
mexicanidad.
8. Bibliografía
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2 BARTRA, Roger, La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 188. 3 GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Cristina, Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002, p. 45.
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77
9. Apéndices
9.1. Vida y obra de Octavio Paz
Octavio Paz era poeta y ensayista mexicano, se considera uno de los más grandes
escritores del siglo XX1
nace en1914 en la Ciudad de México
madre: Josefina Lozano, padre: Octavio Paz, escribano y abogado quien trabajó
para Emiliano Zapata, colaborador del movimiento vasconcelista
pasa parte de su niñez en los Estados Unidos de América
publica sus primeros poemas ya como adolescente
en 1937 termina sus estudios en la Universidad Autónomo de México
casado con Elena Garro entre 1938 y 1959, luego convive con Bona Tibertelli de
Pisis hasta 1965, este año se casa con Marie-Jose Tramini
es diplomático mexicano y vive en Francia y la India
es galardonado el Premio Nobel de Literatura en 1990
la obra más famosa son los ensayos El laberinto de la soledad y El arco y lira y
los libros poéticos Libertad bajo palabra, Ladera Este, y El mono gramático
muere en 1998
Bibliografía de Octavio Paz:2
Poesía
Luna silvestre. México: Fábula, 1933.
¡No pasarán! México: Simbad, 1936.
Raíz del hombre. México: Simbad, 1937.
Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España. Valencia: Ediciones
Españolas, 1937.
Entre la piedra y la flor. México: Nueva Voz, 1941.
1 “Octavio Paz”, Colegio Nacional, consultado el 12 de abril de 2010, descargado de: http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/content.aspx?se=vida&te=detallemiembro&mi=176.2 Octavio Paz, Repertorio de ensayistas y filósofos, consultado el 12 de abril de 2010, descargado de: http://www.ensayistas.org/filosofos/mexico/paz/biblio-de.htm.
78
A la orilla del mundo. México: ARS, 1942.
Libertad bajo palabra. México: Fondo de Cultura Económica, 1949.
Semillas para un himno. México: Fondo de Cultura Económica, 1954.
Piedra de sol. México: Fondo de Cultura Económica, 1957.
La estación violenta. México: Fondo de Cultura Económica, 1958.
Salamandra (1958-1961). México: Joaquín Mortiz, 1962.
Viento entero. Delhi: The Caxton Press, 1965.
Blanco. México: Joaquin Mortiz, 1967.
Discos visuales. México: Ediciones ERA, 1968 (Arte de Vicente Rojo).
Ladera Este (1962-1968). México: Joaquín Mortiz, 1969.
La centena (1935-1968). Barcelona: Barral, 1969.
Topoemas. México: Ediciones ERA, 1971.
Renga. México: Joaquín Mortiz, 1972. Poema colectivo con Jacques Roubaud,
Edoardo Sanguinetti y Charles Tomlinson.
Pasado en claro. México: Fondo de Cultura Económica, 1975.
Vuelta. Barcelona: Seix Barral, 1976.
Hijos del aire/Airborn. Con Charles Tomlinson. México: Martín Pescador, 1979.
Poemas (1935-1975). Barcelona: Seix Barral, 1979.
Prueba del nueve. México: Círculo de Lectores, 1985.
Árbol adentro (1976-1987). Barcelona: Seix Barral, 1987.
Lo mejor de Octavio Paz. El fuego de cada día. Selección, prólogo y notas del
autor. Barcelona: Seix Barral, 1989.
Prosa poética
Águila o sol? México: Fondo de Cultura Económica, 1951.
El mono gramático. Barcelona: Seix Barral, 1974.
Teatro
La hija de Rappaccini. México: en la Revista Mexicana de Literatura , 7,
septiembre-octubre 1956, y en Poemas, 1979.
79
Ensayos
El laberinto de la soledad. México: Cuadernos Americanos, 1950. Segunda
edición, Fondo de Cultura Económica, 1959.
El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica, 1956.
Las peras del olmo. México: UNAM, 1957
Cuadrivio. México: Joaquín Mortiz, 1965.
Los signos en rotación. Buenos Aires: Sur, 1965.
Puertas al campo. México: UNAM, 1966.
Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo. México: Joaquín Mortiz, 1967.
Corriente alterna. México: Siglo XXI, 1967.
Marcel Duchamp o el castillo de la pureza. México: Ediciones ERA, 1968.
Incluido después en Apariencia desnuda; la obra de Marcel Duchamp. México:
Ediciones ERA 1973.
Conjunciones y disyunciones. México: Joaquín Mortiz, 1969.
México: la última década. Austin: Institute of Latin American Studies,
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Posdata. México: Siglo XXI, 1970.
Las cosas en su sitio: sobre la literatura española del siglo XX. Con Juan
Marichal. México: Finisterre, 1971.
Los signos en rotación y otros ensayos. Introducción y edición de Carlos
Fuentes. Madrid: Alianza Editorial, 1971.
Traducción: literatura y literalidad. Barcelona: Tusquets Editores, 1971.
El signo y el garabato. México: Joaquín Mortiz, 1973.
Solo a dos voces. Con Julián Rios. Barcelona: Lumen, 1973.
Teatro de signos/Transparencias. Edición de Julián Rios. Madrid: Fundamentos,
1974.
La búsqueda del comienzo. Madrid: Fundamentos, 1974.
Los hijos del limo: del romanticismo a la vanguardia. Barcelona Seix Barral,
1974.
Xavier Villaurrutia en persona y en obra. México: Fondo de Cultura Económica
1978.
El ogro filantrópico: historia y política (1971-1978). México: Joaquín Mortiz,
1979.
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In/mediaciones. Barcelona: Seix Barral, 1979.
México en la obra de Octavio Paz. Editado y con una introducción de Luis
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Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México: Fondo de Cultura
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Tiempo nublado. Barcelona: Seix Barral, 1983.
Sombras de obras. Barcelona: Seix Barral, 1983.
Hombres en su siglo y otros ensayos. Barcelona: Seix Barral, 1984.
Pasión crítica: conversaciones con Octavio Paz. Edición de Hugo J. Verani.
Barcelona Seix Barral, 1985.
México en la obra de Octavio Paz (3 volúmenes)
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-Vol. II. Generaciones y semblanzas. Escritores y letras de México.
-Vol. III. Los privilegios de la vista. Arte de México.
Edición de Luis Mario Schneider y Octavio Paz. México: Fondo de Cultura
Económica, 1987.
Primeras Letras (1931-1943). Edición e introducción de Enrico Mario Santí;.
Barcelona: Seix Barral, 1988, y México: Vuelta, 1988.
Poesía, mito, revolución. Precedido por los discursos de Francois Mitterrand,
Alain Peyrefitte, Pierre Godefroy. Premio Alexis de Tocqueville. México:
Vuelta, 1989.
La otra voz. Poesía y fin de siglo. Barcelona: Seix Barral, 1990.
Traducciones y ediciones de Octavio Paz
Anthologie de la poésie mexicaine. Edición e introducción de Octavio Paz con
una nota de Paul Claudel. Paris: Editions Nagel (Col. UNESCO), 1952.
Anthology of Mexican Poetry. Edición e introducción de Octavio Paz con una
nota de C. M. Bowra, y traducción al inglés de Samuel Beckett. Bloomington:
Indiana University Press, 1958.
Basho, Matsuo. Sendas de Oku. Traducido por Eikichi Hayashiya y Octavio Paz,
con una introducción de Octavio Paz. México: UNAM, 1957, y Seix Barral,
1970.
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Laurel: Antología de la poesía moderna en lengua española. Edición de Xavier
Villaurrutia, Emilio Prados, Juan Gil-Albert y Octavio Paz. México: Editorial
Séneca, 1941.
Pessoa, Fernando. Antología. Edición, traducción e introducción de Octavio
Paz. México: UNAM, 1962.
Poesía en movimiento (México: 1915-1966). Edición de Octavio Paz, Alí
Chumacero, Homero Aridjis y José Emilio Pacheco. México: Siglo XXI, 1966.
Versiones y diversiones. Traducciones de poesía. México: Joaquín Mortiz, 1974.
82
9.2. Vida y obra de Carlos Fuentes
Carlos Fuentes es novelista, ensayista y guionista de cine mexicano, uno de los
escritores más conocidos de finales del siglo XX.
nace en Panamá en 1928
madre: Berta Macías Rivas; padre: Rafael Fuentes Boettiger, diplomático
su infancia es cosmopolita, la pasa en Quito, Montevideo y Río de Janeiro
a la primaria va en Washington D.C, Estados Unidos, los veranos pasa en la
Ciudad de México
vive en Santiago de Chile entre 1940 y 1944 y en Buenos Aires, su vida es
marcada por constantes viajes al extranjero
Licenciado en leyes por la Universidad Nacional Autónoma de México, se
doctora en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza
funda la Revista Mexicana de Literatura y colabora con El Espectador
en 1957 se casa con la actriz Rita Macedo, en 1971 se divorcia y en 1972 se casa
con Sylvia Lemus en París
trabaja en la Secretaría de Relaciones Exteriores y es embajador de México en
Francia entre 1972 y 1976
en 1994 es galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras
su obra analiza la situación social y política de México y las consecuencias de la
Revolución mexicana del 1910
Obra de Carlos Fuentes3:
Novelas La región más transparente, México, Fondo de Cultura Económica, 1958
Las buenas conciencias, 1959.
La muerte de Artemio Cruz, 1962.
Aura, 1962, 12. ed. México: Ed. Era, 1977.
Cantar de ciegos, 1964.
Zona Sagrada, México, Siglo XXI, 1967.
Cambio de piel, México, Joaquín Mortiz, 1967.
Cumpleaños, México, Joaquín Mortiz, 1969.3 “Carlos Fuentes”, Wikipedia, descargado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Fuentes, consultado el 12 de abril de 2010.
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Terra Nostra, Barcelona: Seix Barral, 1977.
La cabeza de la hidra, Barcelona: Argos, 1978.
Agua Quemada. Cuarteto Narrativo, México: Fondo de Cultura Económica,
1983.
Gringo Viejo, México: Fondo de Cultura económica, 1985.
Cristóbal Nonato, México: Fondo de Cultura económica, 1987.
La Campaña, México: Santillana, 2002.
La Frontera de Cristal. Una novela en nueve cuentos, Madrid: Santillana, 1996.
Los años con Laura Díaz, México, Alfaguara, 1999.
Instinto de Inez, México: Alfaguara, 2001.
La Silla del Águila, Alfaguara, 2003.
Todas las familias felices, Alfaguara, 2006.
La voluntad y la fortuna, México, Alfaguara, 2008.
Adán en Edén, México, Alfaguara, 2009.
Relatos y cuentos Los días enmascarados, 1954.
Cantar de ciegos (1964) 10. ed. México: Josquín Mortiz, 1978.
Chac Mool y otros cuentos, 1973.
Agua quemada, 1. ed. México: CREA, 1983.
Dos educaciones, Madrid: Mondadori, 1991.
El naranjo, Alfaguara, 1994. Libro compuesto por 5 relatos: Las dos orillas
(1991-92), Los hijos del conquistador (1992), Las dos Numancias (1992), Apolo
y las putas (1991-92) y Las dos Américas (1992).
La frontera de cristal. Una novela en nueve cuentos, 1995, 2. reimpr. Madrid:
Santillana, 1996. Incluye: La capitalina, La pena, El despojo, La raya del
olvido, Malintzin de las maquilas, Las amigas, La frontera de cristal, La apuesta
y Río GRANDE, río bravo.
Inquieta compañía, Alfaguara, 2004. Libro compuesto por 6 relatos: El amante
del teatro, La gata de mi madre, La buena compañía, Calixta Brand, La bella
durmiente y Vlad.
Las Dos Elenas.
Ensayo La nueva novela hispanoamericana, (1969) 4. ed. México: Mortiz, 1974.
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El mundo de José Luis Cuevas, 1969.
Casa con dos puertas, 1970.
Tiempo mexicano, 1971.
Cervantes o la crítica de la lectura (1976) México: Joaquín Mortiz, 1976.
El espejo enterrado, 1992.
Geografía de la novela,1993.
Tres discursos para dos aldeas, 1. ed., 1. reimpr. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica, 1993.
Nuevo tiempo mexicano, 1995.
Retratos en el tiempo, junto con Carlos Fuentes Lemus, 2000
Los cinco soles de México: memoria de un milenio, 1. ed. Barcelona: Seix
Barral, 2000.
En esto creo, 2002.
Contra Bush, 2004.
Los 68, 2005.
Teatro Todos los gatos son pardos, México: Siglo Veintiuno ed., 1978.
El tuerto es rey, 1.ed. México: Joaquín Mortiz, 1970.
Los reinos originarios, 1971.
Orquídeas a la luz de la luna. Comedia mexicana, Barcelona: Seix Barral, 1982.
Ceremonias del alba, Madrid: Mondadori, 1991.
Libretos de ópera Santa Anna, libreto para una ópera en un acto puesto en metro músico por José
María Vitier, compositor y pianista cubano.
85